lunes, 27 de mayo de 2013

No sé si son mis dedos

No sé si son mis dedos los que teclean esto. Son los dedos de alguien que quizás sea yo, la yo que a la vez mira distraídamente una película en la tele y piensa en llenar un espacio de blog, como para cumplir con una obligación imaginaria. No sé si son mis manos las que acarician las teclas, las que más temprano sostuvieron un jabón que recorrió la piel y un palo de hockey que golpeó decenas de bochas. No sé si es mi pelo el que está mojado. No estoy muy segura de que sean mis piernas las que sostienen la computadora, cansadas bajo el acolchado beige. No sé si es mi cuerpo el que viste este piyama inventado, ni si son mis ojos los que surcan la pantalla. No sé qué estoy haciendo, pero estoy tratando de hacer cosas. Y me salen como este post, torpes y sin definición, pero al menos estoy haciendo cosas, aunque no esté muy segura de cuáles son ni a dónde me conducen. Además, toda esta torpeza sale de estos dedos con las uñas pintadas de fucsia que no sé muy bien si son los míos. 

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