Aliento y desaliento. Como un vaivén… Ganas de estar allá y suerte de estar acá. Las emociones un poco a flor de piel, o un poco muertas. Ya ni sé. No sé si crezco o me empequeñezco como una hormiga entre millones. No sé si importo. No sé muy bien qué me importa. Aunque sí sé lo que extraño. Y lo que valoro acá.
Ahora hace frío, y salir a la calle, caminar, ver plazas y tiendas, va dejando de ser una alternativa atractiva. A veces mi idea principal del día es “make the most of it”. Una especie de carpe diem. A veces es “endure”. Aguantar. Aguantar sentirme sola, el frío, pero sobre todo el tiempo. Aguantar hasta que pase el tiempo. Aguantar hasta volver. No es una linda filosofía. Pero a veces se apodera de mí.
A veces pienso, a veces hablo con alguien de las cosas. Y se hacen menos pesadas. Cuando empecé a escribir esto tenía una mentalidad “endure” total. Ahora me voy a dormir con la cabeza más liviana. Con el alma más liviana. Con un poco más de confianza en que voy a poder. Seize the days. Qué logra esos cambios? Una conversación, un abrazo, un mail. Lo que sea.
Mientras tanto trato de que mi espíritu no ande como un péndulo, de allá para acá, de acá para allá, queriendo estar en otra parte. Estoy acá. Buscando un lugar en el hormiguero. Y escribiendo sobre ello.
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