martes, 6 de marzo de 2012

inconclusa

Hace un tiempo escribí sobre las conclusiones de un trabajo, y eso en realidad me llevó a escribir sobre las conclusiones de mi estadía en España. Y en realidad no escribí de eso, porque descubrí que era demasiado temprano para sacar conclusiones de nada. Y sigue siéndolo.

Un amigo que está viviendo una experiencia parecida afuera (pero más radical en bastantes aspectos) me escribía diciéndome que no sabía cómo ordenar el contenido del mail, porque no se le ocurrían conclusiones. Porque se siente un "work in progress" en este asunto de crecer. O llamémosle descubrirse. Madurar. Vivir cosas que acá no había vivido.

Creo que la vida en sí es un constante work in progress, y no me animo a sacar conclusiones por ahora. Apenas me animo a sacar conclusiones de cómo fue mi infancia, estando a más de una década de su punto final (también debe ser que me gusta creer que nunca le puse el punto).

Últimamente me sorprendo pensando muchas veces en la muerte. En la suerte que he tenido de disfrutar tanto de mis abuelos. En lo horrible que sería morir joven. En qué significaría mi vida si mañana me llevara puesta una columna a 100 por hora. En disfrutar más de ciertas cosas que importan más que otras. En corresponder afectos y demostrar, si no me brota un abrazo, por lo menos con micro gestos, lo que aprecio a las personas. Y en reírme como si se acabara el mundo.

Creo que si me muriera, lo que más me gustaría es que algunos pensaran que los hice reír, y los acompañé. Y si me da el tiempo de escribir un bestseller o ganar algún león de Cannes con una idea genial, estaría lindo. Pero sería un anexo. La conclusión debería poder escribirse sin eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario