No me acuerdo mucho de ella. Sé que tenía pelo blanco y cocinaba bien, pero cuando la visitábamos estaba recostada y tranquila. Sí me acuerdo de él, que fue el primero que me empujó a escribir y no sólo eso, me compraba los cuentos con galletitas, libros y hasta algunos pesos. Y tostaba maní y tenía perros y pájaros y una carpintería y nos hacía comer el pomelo con cucharas afiladas y le ponía curry a la sopa.
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