miércoles, 31 de julio de 2013

Novedad

De pronto estoy estrenando una cámara de fotos y se siente como arrancar el papel de regalo que envuelve al mundo. 










domingo, 28 de julio de 2013

Creemos


Porque en algo hay que afirmar la fe.

Yo la construyo sobre los amigos que vienen a comer pizza esta noche, o sobre los que, mesa de bar de por medio, ahogan conmigo las penas en un licuado de durazno. La reafirmo en la familia y en los ravioles de cada domingo. La cimiento en correr junto a otras diez atrás de una bocha, aunque perdamos. La baso en el afecto que significa dormir la siesta juntos. La invierto en la seguridad que da sentirme valorada en mi trabajo, y en el consuelo de saber que lo auténtico y lo sincero siguen teniendo adeptos. La reafirmo en el abstracto cariño de un gato, en el beso de un héroe y en la foto de una risa que brota volcánica, desde el centro del alma. 

En esas cosas creo, porque basta mirar mi fin de semana para descubrirlo todo salpicado de esos milagros. 

viernes, 26 de julio de 2013

Sustos

Cuestión que estaba en una tienda del shopping y alguien me pechó y tuve una sensación rara, miré mi cartera y estaba abierta. Seguí a la mujer que me empujó hasta afuera del local, entre indecisa y atónita. Miré mi cartera a ver si me faltaba algo y sí, me faltaba justo la billetera. Y la mujer se me perdió entre la gente y le dije a la guardia del local que me acababan de robar ahí, hacía medio minuto. La señora llamó a la encargada del local, que se fue a fijar en las cámaras a ver si se veía a mi asaltante. La guardia también llamó a los hombres de seguridad del shopping, que me preguntaron si había visto bien a la mujer que me robó. Y no, no vi un corno. Y me pidieron los datos y en mi desolación casi estallo en llanto en medio de la muchedumbre indiferente sumergida en sus compras. Y le dije mi nombre, y apareció la encargada del local diciendo que nadie me había tocado, que sólo una mujer me pechó pero nadie me había sacado nada, que si quería me daba una copia del video. Y apareció Superman y me acompañó a buscar en el auto a ver si se me había caído. Y después le dije para volver a la agencia a ver si me la había olvidado ahí. Y en el medio me ofreció parar para llorar. Y no paré y no lloré. O no mucho. Y llegamos a la agencia y no había nada sobre la mesa ni en el suelo. Toda mi esperanza estaba enfocada hacia el único cajón que me corresponde. Y lo abrí, y ahí estaba mi billetera fucsia. El mundo volvió a tener sentido y Superman seguía queriendo abrazarme a pesar de mi estupidez. Y lo invité a un jugo de naranja y una medialuna. Y bueno. No puedo volver a pisar el shopping por un tiempo, pero no perdí nada y gané muchas cosas. 

jueves, 25 de julio de 2013

Recuperación

Qué reconfortante terminar el día así, como arropada de cariño. Los jueves vuelven a ser míos.

martes, 23 de julio de 2013

lunes, 22 de julio de 2013

A veces estoy hecha de metáforas

Yo no sé si me enamoré de una persona o de la idea de una persona o de la idea de mí con una persona o de la idea de un futuro lleno de risa. La cuestión es que desenamorarse de lo que sea que fue es difícil y la distancia ayuda pero no es infalible, sobre todo si la idealización llegó a extremos en que me acostumbré a sobrevivir en un desierto con el líquido que chupaba del gajo de un cactus. Porque de alguna manera para esa esperanza idiota sacaba agua de la arena igual, gotas mínimas que sin embargo la mantenían a flote. Y loca, y rota, y desesperada. Porque no podés estar de otra manera si te entregaste de esa forma a una especie de utopía tan íntima. Porque la idea era todo y cuando dejó de verse el oasis, me quedé apenas con las dunas y el calor y la noche y las tormentas.

Y antes de darme cuenta, vagando entre el polvo y el sol, quemándome la piel y los ojos, llegué al mar, arrastrándome y deshidratada. O el mar llegó a mí. No sé si el desierto termina acá o se mete entre las olas, creo que sí, que se adentra en la profundidad. Creo que el desierto se encuentra con la espuma y sigue hacia adelante hasta que en un momento dejo de verme los pies, porque la arena ya está muy lejos, muy abajo, muy oculta. Está, y seguirá estando, y me sirvió para llegar hasta acá, pero ya no me sostiene ni me atrapa. En algún nivel profundo el agua convive con ella, pero en los demás niveles, sólo me importa el agua, que me baña y me calma y me cura, y me da otro tipo de sed. 

Porque el desierto me gustaba cuando creía en el espejismo. Después sólo me dolía.  

Y porque el mar es real. 


domingo, 21 de julio de 2013

Moribundo


Qué cansador llegar a esta hoja en blanco y necesitar llenarla de algo y no tener la energía o la dedicación o el entusiasmo necesario para hacerlo, y ver cómo el blog se va drenando de calidad y de sangre y va quedando soso y tonto y hueco, pobre y estúpido blog, que nunca aspiró a nada hasta que aspiró algunas cosas, inhaló, se drogó y se volvió ambicioso, qué va a hacer con sus delirios de grandeza y sus objetivos estéticos y sus requisitos fotográficos y sus aires de bitácora de artista, él, tan desnudo y fetal, meciéndose ahora en un mutismo vago que absorben las paredes de cemento grueso, balbuceando un día sí y varios no, olvidado requeche de palabras, moribundo y torpe, cajón de feria vacío, cartón en migajas, papel de diario viejo y polifón mojado, qué va a hacer con sus engendros y sus monstruos y sus hadas, sus estelas de luz y pajaritos, sus árboles muertos, sus faroles en llamas, sus tímidos acordes de rocola, sus historias de diván, sus personajes locos y ausentes, su curiosidad, los mil y un rincones donde se pierden las llaves del alma, los ómnibus, el amanecer, sus destellos de vida útil, su pereza lacónica, su erudición remota, callejera o de burbuja, los veintiséis años de estupidez, la buena suerte, el calor y las cometas, o cómo seguirá su rumbo entre tantos tambaleos, si acaso se recupera, se yergue, se sacude la ropa, se asienta sobre sus pasos de una vez, y camina o trota o salta o vuela, pero que por lo menos camine, porque es un blog, no se le puede pedir tanto, y quizás con un caminar suelto llegue más lejos que con dos o tres saltos histéricos o un vuelo suicida.

viernes, 19 de julio de 2013

miércoles, 17 de julio de 2013

martes, 16 de julio de 2013

Tesoros

Me descubro queriendo verte y me descubro nueva y limpia y pura. Queriéndote me descubro radiante y quiero que me descubras. Me descubro para vos y me quiero para mí misma, y te quiero para mí y te descubro para nosotros. Quiero descubrirme queriéndote todo y tanto y temeraria. Descubro que te quiero y, descubierta, soy querida.



lunes, 15 de julio de 2013

Sueltos y desordenados

La flor se murió.
Pero todo lo demás vive y lucha.

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Tengo muchas cosas para decir.
Lo que no tengo es tiempo.

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Lo más difícil no es matar el miedo, sino decidir qué hacer con su cadáver.

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No hay finales. Hay cierres.
Nada se acaba para siempre.

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Extrañar puede ser irritante.
O puede ser el sello de verdad que reclamaba el vínculo.

jueves, 11 de julio de 2013

El frío del último encuentro

(Porque a veces vivimos de hacer de lo viejo una novedad, desenterré este cuento). 

Te llevo como siempre, Negra. Nuestras piernas se enredan y se desatan como siempre, como nunca, como hace años que vienen buscándose y rozándose en este baile, como la música las llama y las aviva en este tango. No nos importa el cambalache problemático y febril, es sólo una excusa para que suene ese bandoneón que nos hace hervir la sangre. Vibramos de a dos como uno, tus pies siempre a punto de encontrarse con los míos pero levantándose un segundo antes, el cálculo perfecto, sin esfuerzo, una vida de acompasar nuestros pasos, Negrita, una vida de ese ritmo único que aprendimos a respirar juntos, a leer en el giro del otro, en el golpe firme pero amortiguado de tus tacos, de esos pies enérgicos tuyos que venero. Un tango más, un tango que de nuevo hacemos nuestro porque levitamos con él, sufrimos con él, giramos eternamente entre sus sonidos que embrujan, que embriagan, que me derriten por dentro y me hacen desearte más, como anoche mismo te deseaba, y como todas las otras noches. Te miro a los ojos y sé que captás lo que pienso como siempre lo has sabido hacer, dejándome loco por tus ojos negros, por tu pelo negro, esa cascada que ahora domás con un moño que yo sabré soltar más tarde, esa figura perfecta que parece mi sombra en este baile donde cualquiera es un señor. Y siento que arde mi piel donde la roza la tuya, siento lo mismo que hace tantos años, tal vez no fueron tantos, pero parece una vida, porque entonces yo era un muchachito ingenuo y vos una pibita de barrio. El tango nos presentó en aquel club, ¿te acordás?, y te tomé de la cintura y todo se volvió sur, paredón y después, y un sinfín de melodías más tarde seguíamos prendidos el uno del otro, enroscados y haciéndole compañía a un Gardel medio rayado, a esa rosa que se vestiría con su mejor color, el rojo, porque siempre fue tu color, como ahora, cuando esa tela suave te ciñe el cuerpo como un guante impecable, sos toda sangre, Negra, toda pasión hecha figuras, hecha torsión, hecha nostalgia, hecha entrega. Sos del tango, aunque me duela. Aunque te logre tener de a ratitos en un salón o en una cama, sos toda de esos grandes que compusieron para vos, para tus vueltas, tus piernas como caminos, tu tranco de yegua elegante y hasta tu nombre de tango, Malena, aunque siempre la Negra, porque los duendes y fantasmas no los tenías en la voz sino en el alma, la gloria de tus piernas se desparramó siempre en el baile, como una explosión de movimiento, como haciéndole el amor a una guitarra. Y hoy estás única, porque aunque ya bailaste mil y una noches este mismo orden de estrofas lo sabés refrescar, le contagiás ese aire tan tuyo, ese coraje que impregna todas tus calesitas, y la rutina se hace inédita, impredecible hasta el momento previo a la certeza de tus pasos, donde descubro que seguís rodando entre mis brazos, girando, volteando el cuerpo hacia donde yo te llamo, donde yo te busco, casi como siempre, pero hay algo nuevo, una estridencia, un desafine en este instrumento que somos. Porque aunque acudís cuando te reclamo, aunque tus músculos me responden, aunque venís a mi encuentro, a la misma vez huís, te siento irte, tan lejos de estar marchita, tan poco mía y tan del tango. Bailás para vos, para ellos que te miran, y por primera vez me doy cuenta que ya no bailás para mí, que ya no te sirven mis brazos dispuestos a guiarte, que mi talle te queda chico y te sigo apenas, con la fatiga de mis años a cuestas pero vos siempre tan joven, siempre tan bruja, como volando en la danza mientras mis piernas no se despegan del suelo triste. No vuelo contigo, no sirvo para vos. Querés criar alas, correr por las cornisas, se lo debés al acordeón que te desveló el alma, que te embrujó el corazón con su angustia, y me doy cuenta de todo mientras me mirás con tus pozos negros, tus ojos profundos. Ellos están mudos pero tu cuerpo me habla, tu carne me lo dice en chorros de baile, en intrincados nudos y garufas, en esa aura de mariposa maleva que te rodea. Y hacés sangrar mi corazón cada vez más, mis pies fallan, imperceptibles pero fallan, y esa obra magistral que es tu cuerpo se tensa en rechazo, se tuerce siempre impecable pero rígida, aunque nadie lo nota, solo yo, que voy perdiendo la música de los pies pero sigo entendiendo tus estremecimientos como si fueran míos, como si fueran digo, porque ya no lo son, me lo aclarás en cada fricción de pieles. Te siento lejos como nunca, me tomó por sorpresa este baile, la inexorabilidad de este tango que seguro será el último que bailes conmigo, porque sos así, Negra, tan mejor que yo, y así te quiero y así me duele quererte. Tu imagen se agiganta a medida que te despedís de mi torpeza, de a gotas me vas dejando desolado, mi cuerpo se achica y se vuelve trágico, una burla al tango que vos ennoblecés, a ese cambalache de sensaciones que me trituran el pecho, una puñalada amarga ahí mismo, donde solo por vos palpita ese montón de venas. Me condena un desencanto brutal, el mismo que condenó este baile, que condenó este mal llamado amor, este idilio con una mina que me dejó por el tango, que me rechazó con un sopapo hecho danza. Aprendí tanto contigo, Negra, y ahora pienso que todo lo que sé del tango lo sé de vos, de ese torrente que te brotaba cada vez que escuchabas a Piazzola, a Discépolo, a Aníbal y Homero y todos esos amigos tuyos, que siempre te conocieron mejor que yo, que te hicieron suya en cada sonido, que amaste como no amaste a esta marioneta que soy, que fui para vos, Malena, yo que arrastro este martirio, que sé que me voy a quedar solo, despiadadamente solo. Veo tus labios apretados, como el rencor, mientras ladran los fantasmas de esta canción que yo ya no bailo, porque la sufro, en cada paso que damos la siento desgarrarme un poco, apuñalarme un poco, te siento hiriéndome con tu futura ausencia, tu cercana ausencia, porque me vas a durar lo que dure este tango, que ya se termina, que ya se muere, con sus últimos acordes, dale nomás, dale que va, y sigue acabando, quejoso, el tango, como acaba mi vida contigo, mi baile, todos mis bailes, porque no puedo si no es contigo, porque herida como un sable sin remaches se me va la existencia, y vos acelerás el paso hasta morir en mis brazos, quieta pero libre, libre de mí, porque termina este largo tango que fuimos, y de repente ya no hay música ni voz, ni hay tango, ni estás vos.

miércoles, 10 de julio de 2013

Debris

La nostalgia se mantiene a raya, como la gripe, hasta que un día ya no tanto, y te rompe todos los constructos de ilusión como un tsunami de tristeza. Y hay que esperar que ceda el agua y reforzar los cimientos del hoy con un esfuerzo mayor. Apilar ladrillos hasta armar algo nuevo más alto y más firme, y cruzar los dedos para que con el próximo tsunami la casa aguante mejor y el agua no nos moje los pies si nos refugiamos en el techo. Tenemos que creer devotamente en ese techo y en esa casa porque ahí se guardan la vida y la risa y las oportunidades. 

lunes, 8 de julio de 2013

Fucsia

Me preguntó de qué color era mi alma y encontró una forma de decirme que ese color le gustaba.












sábado, 6 de julio de 2013

Soft and steady

La felicidad puede ser repentina, explosiva y total.

O puede ser suave y conmovedora, y bañar lentamente los días con tímidas gotas de afecto. Quizás no sientas el repiqueteo del agua pero en un momento dado te das cuenta de que estás empapada. Y feliz.

jueves, 4 de julio de 2013

Marea

A veces quiero quedarme mirando tus ojos para siempre. Y ahogarme ahí, en esa paz cristalina. Porque seguro que floto y me acunás suavemente hasta una orilla blanda y a salvo. A salvo de mí, y de mis ganas de ahogarme. A salvo de todo. A orillas de vos. 

martes, 2 de julio de 2013

Fuera de contexto

Pobres las frases que son examinadas solas, aisladas de la conversación que las parió, de su autor, de su marco histórico, de su tono y de todo ese mundo circunstancial que las rodea y las hace ser lo que en realidad son. Los fragmentos de una cosa lejos de esa cosa no son más que fragmentos y difícilmente se deduzca de un pequeño y solitario pedazo toda la forma original. Porque el significado es mucho más grande que esa frase y que esa conversación y que ese autor y que ese marco histórico y que ese tono y que ese mundo circunstancial. La verdad que unas palabras encierran siempre debería tener mucho gusto a contexto, para alcanzar a entender su total relatividad. 

lunes, 1 de julio de 2013

No hay vacantes


Creí que estaba construida pero me di cuenta de que los andamios y las grúas siguen ahí, así que todavía me falta mucho para ser algo.