domingo, 29 de junio de 2014

Nado

Nado en la nadísima nada en la que nadamos los nadies de tu todo. 

jueves, 19 de junio de 2014

Rabia

Masticar rabia. Masticar, masticar, masticar. Inflar un globo pegajoso hasta que revienta y se te queda pegado en los labios. Volver a masticar, pasearla por la boca, estirarla con la lengua, alojarla junto a una muela hasta que el hartazgo te invita a escupirla en un tacho lleno de cosas inútiles como envases de plástico arrugados, restos de yerba y cáscaras de fruta. Entonces la mandíbula descansa y la boca saborea ese regusto frío que quedó en los dientes. Ese hálito cansado de enojo amargo que se disipa con un trago más fuerte y más dulce. O que persiste hasta morir de sed. 

miércoles, 18 de junio de 2014

Jugaban

Tenía los dedos manchados de tinta y la camisa no le quedaba bien. Las uñas se aferraban a restos de esmalte anaranjado mientras tecleaban furiosas frente a la pantalla. Su cara se retorcía cada tanto en una mueca desprolija pero concentrada. Respiraba con silbidos extraños. No era linda ni tenía un cuerpo memorable. Tenía un alma libre pero no necesariamente pura y ojos que relucían de mentiras. Se creía más de lo que era y sin embargo.

Él la veía así y no veía nada más y no creía en nada más y no pensaba en nada más y moría a cada rato cuando descubría, tras el mismo ejercicio de razonamiento de siempre, que ella nunca lo iba a querer y que pronto iba a cansarse y sin embargo.

Jugaban. Como juegan los cachorros, mordiéndose. Haciéndose un poco de daño. Los dos sabían que los cachorros no juegan para siempre. Un día él le ofreció todo y ella se rió, como si fuera un chiste. Lo dejaron por esa.



lunes, 16 de junio de 2014

Mickey Mouse

Supongo que todos piensan en el día D pero nadie piensa mucho en el día antes. En el día en que todo se acomodó para volcarse en el embudo de los acontecimientos y desembocar en ese hecho puntual, memorable, del día siguiente. Esa jornada predecesora sirve para apretar el resorte que mañana se va a soltar, inevitablemente, desatando apenas una de las mil y un formas de suceder que tiene el tiempo durante 24 horas. En esa previa elegimos la ropa, ponemos la alarma y dejamos una lista de tareas programadas. Pensamos en lo que va a pasar mañana. En ese día antes, juntamos valor. 

Y en el día D finalmente presentamos una renuncia. O robamos un beso. O escribimos un cuento. 

domingo, 15 de junio de 2014

Desencuentro

Elegí un pantalón rojo, unas botas power pero casuales y una camisa negra con tachas doradas. Me traté de delinear los ojos con el resultado dudoso de siempre, me disfracé la cara y hasta me pinté los labios. El pelo lo tenía suave y me puse mi perfume más rico. A la hora que dijimos yo estaba saliendo para ahí y a los cinco minutos atravesaba la doble puerta para, desde la entrada del bar, mirar a la gente con curiosidad. Diez minutos después estaba volviendo a casa, sin estar muy segura de qué pasó. Veinticuatro horas más tarde sigo sin saberlo y pensando en que soy una idiota o él es un idiota o todos somos tan estúpidos que planeamos encuentros en los que depositamos expectativas y después seguimos solos porque algo falló en la maquinaria humana y ni siquiera entendemos qué. Capaz lo asustaron las botas. 

viernes, 13 de junio de 2014

Expreso

Hoy pasé por adelante del bar y, capaz porque no iba manejando, miré hacia adentro. Las caras viejas, los hombres viejos, las paredes viejas y los mozos viejos que nunca cambian, muy nítidos a través de esas ventanas viejas que todos los días ven pasar al mundo y a mí. No sé si esperaba vernos pero en la mesa donde supimos sentarnos también se arremolinaban unos viejos riendo y soltando bufidos y expresiones de evocación de pasados menos vetustos. Pensé en la falta que le hacemos a ese bar y a todos los bares, nosotras, despotricando a la salida de la rutina, afuera en la calle, en un hueco de ese nirvana elusivo que llamamos tiempo libre, riéndonos y soltando bufidos y expresiones de evocación de la inmediatez, gritando el ahora sobre un plato de muzzarella y brindando con cerveza o coca o gin con pomelo. Pero ojo, somos el ahora y a la vez, somos la nada, porque es viernes y no estábamos ahí en esa mesa junto a la ventana. Y pensé también que no quiero tener que esperar a que el tiempo libre sea lo único que tenga y que cuando vaya al bar de viejos a sentarme, las demás sillas estén vacías porque el tiempo nos pasó por arriba a todas y, a algunas, nos enterró. 

martes, 10 de junio de 2014

Castle Black

Crucé el puente al galope y, apenas atravesé el portón, lo elevaron. Hoy duermo acá donde nadie puede alcanzarme a no ser que tome carrera y salte el foso, y se sabe que en estos tiempos nadie salta así, de forma tan estúpida y valiente.

sábado, 7 de junio de 2014

Fight Club

Veo explotar los edificios financieros del Club de la Pelea y estoy un poco perdida. No sé si son mis propias manos las que me acaban de hacer sangrar la nariz. No sé si los brazos que me duelen son los mismos que destruyeron la forma de mi boca y se llevaron uno, dos, tres dientes. No sé si esto es mío o si es el piyama manchado y roto de la que me está golpeando. No sé si siento una costilla quebrada punzando por dentro el amasijo de carne que soy, o si es un pecho ajeno que yo martillo con mis puños hinchados. No sé si me doblo dolida o si me levanto para atacar. No sé de quién es el grito que escucho ni por qué ese ojo negro mío me mira. Tengo miedo de estar contra la pared recibiendo las descargas de mis patadas. Desearía no escucharme aullar así. Me mando callar, me ordeno un silencio agónico y desoigo los gritos de mi garganta atrapada entre los dedos que se me partieron ahorcándome. Quisiera parar de molerme a palos pero yo sigo, sorda a mis quejidos, como un motor incesante de violencia encerrado en el sótano donde peleo contra mí misma. 

martes, 3 de junio de 2014

Deciles

Deciles a las expectativas que no vengan todavía. Que empiezo sin ellas y voy viendo, cualquier cosa les aviso y se dan una vuelta. No, no, que no se preocupen. Yo las llamo. 

domingo, 1 de junio de 2014

Aguante estar loca

Loca, tipo desquiciada, enfermita, fuera de la órbita sensata de los pensamientos cuerdos. Loca porque saco angustias para afuera en forma de publicación. Loca porque hago palabras de mi carne y las suelto acá, donde cualquiera puede olerlas pudriéndose o pintar con su dedo comentarios ensangrentados al final del posteo. Loca porque decido exponer pedazos de mí ante ojos sedientos de morbo. Loca porque remuevo alguna fibra que preferirían dejar quieta. Loca pero mal de la cabeza, porque escribo y porque cuento y porque canalizo y porque busco formas de dejar constancia de mi humanidad en unos cuantos textos. Loca porque invierto pasión en un antro olvidado de la nube. Loca porque digo y porque no digo, loca. Loquísima por depositar sentimientos en un mensaje, cuando los sentimientos se guardan y se tapan y se lloran a solas, limpiándote los mocos con los trapitos sucios de tu historia soleada. Loca por gritar que existo en un blog de mierda. Loca por seguir haciéndolo después de cuatro años, a pesar de que poco a poco va dejando de ser rutina y también necesidad. Loca por esa terquedad de revolver en las mismas llagas de siempre. Loca por dejar que me lean y por leer que me dejan. Loca y estúpida y fuerte y frágil. Loca pero vibrando aún estancada. Loca por todo y por suerte loca.