viernes, 30 de septiembre de 2011

uniquely portable magic

"omni mundi creatura
quasi liber et pictura
nobis est in speculum"


una de las mejores cosas que he hecho en españa, aunque la hice un poco tarde, es hacerme socia de la red de bibliotecas municipales.

leer, como hábito, como pasatiempo, como escape, como forma de llenar el tiempo muerto del transporte público, como somnífero, como autoimposición de cultura, como evasión total, como ocio, como distracción, como excusa, como actualización constante, como ejercicio visual, como reflexión, como placer puro, como forma de insomnio, como aventura, como indulgencia superficial, como absorción de vocabulario, como aprendizaje, como desarrollo de la imaginación, como herramienta de criterio, como viaje, como permanente descubrimiento de uno mismo: de eso se trata abrir un libro.

no siempre los libros son sagrados y susceptibles de ser elevados a un pedestal. creo que son como las personas. no como las personas que los escriben, sino las personas a secas. hay simplones, hay riquísimos pero aburridos, hay libros tercos y otros que no tienen ganas de que los leas. también hay algunos maravillosos, que se convierten en friends for ever.

de los últimos que he leído, no sé si hay alguno maravilloso. algunas veces elijo títulos que son "clásicos" o lecturas obligadas para la persona semi culta del mundo actual. como "ciudad de cristal" de paul auster, que me pareció un tanto místico y árido. un libro gris de principio a fin. quizá también incide el hecho de que lo haya leído en español. no sé, pero lo terminé porque era corto. no me quitó el sueño (un buen libro, para mí, es aquel me me mantiene toda la noche en vela, hasta que de verdad no puedo más de cansancio o consigo terminarlo).

me acabo de terminar de comer las setecientas páginas de "el nombre de la rosa" (casi como jorge al final, pero sin veneno), que tiene destellos de armonía narrativa, pero de a ratos se empeña en ser impenetrable de tan soberbiamente docto. me queda algo de trasfondo cultural y una sensación de triunfo, porque ganarle a setecientas páginas que incluyen latín cada dos por tres y teología medieval densa no es changa.

y el tercero que quiero mencionar es un libro no clásico, no lectura obligada, y absolutamente nada grandilocuente, en el mejor de los sentidos, y quizás justamente por ello, de los que dejan un sabor agradable y una especie de sonrisa mental. es un libro más bien delgado, pero que no necesita robustez para ser entrañable. los libros de cuentos tienden a no ser tan entrañables, sobre todo los que son muy variados (en temáticas y estilos), porque por naturaleza implican altibajos. son un collage, no una pintura. entonces hay que valorarlos distinto y probablemente, leerlos distinto. yo confieso que lo leí en el metro casi de cabo a rabo. es indigno eso? no, para nada. de hecho también a eco lo leí casi todo en el metro. hoy se lee donde se puede. y este libro de cuentos de laura chalar, "el vuelo del pterodáctilo", es ideal para leer en pequeños tramos de vida. no puedo decir lo mismo de la rosa de umberto.

el cuento que le da nombre es el que más me impactó. un pterodáctilo en decadencia llamado helmut es la fuente de ingresos de un entrenador de dinosaurios de lucha, en un mundo futuro en el que los dinosaurios se recrean en laboratorios para diversos usos macabros. bolaso? no. es un pantallazo fantástico de un universo completo. nueve páginas alcanzan para que nos imaginemos el futuro y entendamos la tristeza de una historia que está tan vigente hoy como lo estará dentro de cientos de años.

significa que es un libro de ciencia ficción? para nada. es el único cuento que podría catalogarse de esa forma, y ni tanto. las historias son universales, sin importar el marco en que se encuadren. y el resto del libro es mucho más costumbrista, si se quiere (aunque el relato del pterodáctilo es intrínsecamente rioplatense, por más que haya dinosaurios en él). me impactó, pero por la gracia de su resolución (obvia y aún así sorpresiva) uno que trata de avisos personales, de esos de gente que busca citas en los diarios o en la web. hay otro de gente perdida en el campo, de esos cuentos que medio no se resuelven, no llegan a ninguna parte, pero en los que en realidad lo que importa es el trayecto. y otros tragicómicos, que revelan insights tan mundanos como el de llevar un frasquito con pis a la consulta médica.

con este libro me pasa algo curioso. más bien con la forma de escribir de su autora (a la que no conozco personalmente, pero sí por mail y otros formatos digitales). me siento totalmente identificada y comprendida. siento que escribe parecido a mí, o por lo menos piensa en los mismos temas. claro que los expresa mejor. no sé, quizás por eso me resultó una lectura tan grata, tan dinámica.

seguramente esté viendo las cosas desde mi lado subjetivo y personal. pero así es como leo, desde mi lado subjetivo y personal, y así es como me impacta lo que leo, o no me impacta, o me desagrada directamente, o me aburre. y aclaro que leo no sólo entendiendo lo que me cuentan, sino analizando también la forma en que me lo cuentan. soy una friki de las palabras. y las palabras nunca son sólo letras agrupadas. son estética, además de significado. cada autor tendrá su forma de describir una idea. pero no todas son igual de bellas.



"Suspendido un instante entre el suelo y el comienzo de su sombrío periplo, el ángel hesita, tiembla, y de pronto es ya sólo un torbellino de alas negras, dragón, buitre, serafín, viento helado, una mancha que se pierde en la distancia, más allá de la ciudad y sus miserias."
("un ángel en el diván", del libro "el vuelo del pterodáctilo" de laura chalar)

jueves, 29 de septiembre de 2011

grrr

siempre fui un poco masoquista. un poco de querer saber la cruda realidad. aunque sea tan cruda que me desgarre. aunque, paradójicamente, esa realidad sea tan pero tan feliz, que me haga sentir la más basura del mundo por odiarla. hoy me siento un poco odiosa, un poco macabra e intolerante. quizás eso mismo es lo que me hace sentir viva. bienvenida seas frustración.


miércoles, 28 de septiembre de 2011

caminante no hay camino


"He who would learn to fly one day must first learn to stand and walk and run and climb and dance; one cannot fly into flying.
"
Friedrich Nietzsche




hoy di un largo paseo. el retiro empieza a tapizarse de hojas secas, y ya a las ocho y media era de noche. me gusta caminar de noche por el parque gigante. de hecho hasta me perdí y terminé dando una vuelta en círculo de lo más idiota. pero esa es la gracia, perderse, y que no importe a dónde me conducen mis pies. de hecho mis pies me condujeron diez kilómetros de vagar a paso rápido por la ciudad. y mientras recorría los senderos bajo los árboles enormes, a la luz de los faroles y escuchando los ruidos de las avenidas un poco sofocados por el tejido verde que me rodeaba, pensaba en lo lindo que es estar acá, y casi que daba por sentado mi regreso a madrid algún día.

no sé qué va a pasar. no sé nada. ya no tomo determinaciones a largo plazo. sólo sé que voy a intentar estar bien donde sea. y que este verano del sur quiero hacer muchísimas cosas. hace casi un año que no vivo en uruguay, y lo echo en falta. en estos once meses y pico han pasado muchas cosas. hoy, por ejemplo, mi yegua tuvo su tercer potrillo, una hembra. cuando me fui, recién la iban a llevar a donde estaba el padrillo. y ahora tiene una cosita de patas largas corretéandole alrededor.

entonces nunca me termino de convecer sobre qué lugar es mejor. o qué lugar es el mío. aunque creo que son un poco los dos. uno por raíces. y el otro por dejarme estar cómoda siendo quien soy. cómo veo mi vida hacia adelante? igual que como veo el recorrido que van a hacer mis pies en una caminata: casi sin planes. hacia donde decida ir, procuraré estar bien y disfrutar de lo que me rodea. con las vueltas en círculo que eso implique, y con el tiempo que me tome llegar a alguna parte, mientras no me olvide de escuchar los ruidos de la noche y pisar las hojas caídas.

martes, 27 de septiembre de 2011

rutinas



levantarme. no tener ganas de ir a trabajar. pensar qué ponerme. desayunar café con leche y dos tostadas mientras miro el informativo de televisión española. leer en el metro (el nombre de la rosa). repartir la correspondencia y los periódicos. googlear las noticias. enviar paquetes. hacer doscientas llamadas. meterme en facebook cada tanto. tomarme un chocolate caliente o una coca light. redactar y traducir cosas. volver a hacer llamadas. desear que lleguen las dos para quedar bien si me quedo más rato trabajando. escapar. leer en el metro según qué tan aturdida esté mi cabeza. subir las escaleras en san bernardo. caminar hasta casa pensando en el almuerzo. prepararlo (arroz de ayer con huevo duro y choclo). comer. tirarme en la cama a leer pero quedarme frita. despertar un par de horas después, totalmente aplastada. ponerme los shorts impresentables. ir al gimnasio. veinte minutos de bici. veinte minutos de elíptica. diez de steps. una cosa rara de fuerza de brazos. transpirar como cerdo. hoy me saltée los abdominales. ir al supermercado así como recién salida del sauna. ser impresentable. comprar verduras, frutas (melón piel de sapo!) y atún. también yogur de coco y piña y crema de enjuague. pagar con mi tarjeta de débito de santander españa y sentirme una persona adulta porque ese gasto sale de mi sueldo. guardar todo en la heladera colapsada porque volvimos a estar todos en el piso. empezó el año como quien dice. ducharme rápido, meter ropa en la lavadora y salir con el pelo mojado a encontrarme con una amiga. esperarla porque a veces le cuesta ser puntual. mirar a la gente que camina por fuencarral y leer un mail de otra amiga en el blackberry. saludar, y meternos en un chino. averiguar cuánto cuesta una valija bien pichi (35 euros). ir al bar de los ochenta céntimos y pedir una coca cola (no light). comerme la tapa que nos ponen (pincho de tortilla). charlar de la vida y de querer llorar y de no saber qué nos espera. empezar a extrañar esas charlas desde ya. hablar del mundo publicitario. volver a casa y ponerme al día contestando mails. colgar la ropa. hacerme una ensalada de acelga, tomate y atún. mirar tele con mis compas de piso (programa de preguntas y respuestas). venirme a la compu a escribir un post. enfriarme con el ventilador, pero soy yo con piel de gallina o la laptop muerta por sobrecalentamiento. que se me apague un par de veces la pc porque sin querer toqué el cable (sólo funciona a cable porque quemó las dos baterías). darle a "publicar entrada" mientras chateo. sentir el cansancio acumulado. meterme en la cama y leer sobre los asesinatos de la abadía hasta que se me caen los párpados. chequear el despertador y apagar la luz. cerrar los ojos.

lunes, 26 de septiembre de 2011

es3



siempre habrá una razón para estresarme!

ahora tengo pasaje, tengo paz mental, tengo una decisión tomada pero... ya estoy pensando cómo llevarme todo! y no sé cómo porque es mucho y el equipaje extra es muy caro.

una cosa es viajar liviano, otra cosa es empacar 14 meses de vida en dos valijitas de 20 kilos.

en fin. faltan casi tres meses pero mi cabeza ya se preocupa gratuitamente. creo que un día de estos voy a hacer un mock packing para ver qué tal entra todo (y empezar a pensar en abandonar ropa).

lo único seguro es que el 20 de diciembre voy a estar en mi casa, y que esta vez no voy a poder cargar con regalos de navidad. espero que conmigo baste.

sábado, 24 de septiembre de 2011

galimatías



empezó el otoño. y sigo descubriendo que adoro madrid. y entiendo, con una calma especial, que no puedo planificar mi vida más allá de unos meses. que lo que importa es el aquí y ahora, siempre. porque hoy estoy acá y disfrutándolo. no me arrepiento de nada. me siento cómoda con la persona que soy, aunque quisiera mejorar muchas cosas. estoy en paz con lo que viví y lo que no viví, y lo que me espera adelante. ya sé lo que valoro de españa y lo que valoro de uruguay. me voy a ir en unos meses pero no cierro ninguna puerta. quisiera llevarme todo, quisiera traerme todo. tengo amigos de verdad en distintos rincones del mundo. tengo una capacidad de adaptación elástica. tengo ilusiones y ganas. tengo muchísima suerte. tengo una decisión tomada y a la vez que me da alivio haber decidido, también me alivia saber que las decisiones nunca son irrevocables. y que está bien cambiar. que empezar de nuevo no derrumba, sino que edifica. que no sé lo que me depara el futuro, pero me siento fuerte para enfrentarlo. aunque a veces me canse o me caiga. estos momentos de paz y rumbo claro me devuelven el equilibrio. no tengo idea de lo que va a pasar, y seguramente habrá más caídas y más bajones y voy a extrañar estos días de cenar en terrazas y ver fuentes y parques y caminar sin prisa hablando de todo un poco. madrid está en mi corazón, y cuando digo madrid, digo mis amigos. pero no quiero hablar como si ya me estuviera despidiendo. no me quiero despedir. no es el fin de nada, es el principio.

viernes, 23 de septiembre de 2011

mi tío

es bueno ir con expectativas bajas a enfrentar algo. en general, salís gratamente sorprendida. como yo hoy, que almorcé con mi tío, que a veces me resulta muy difícil de aguantar. comimos en un restaurante de dos estrellas michelín, de esos que sirven miniplatitos de "reducción de almendra con helado de zanahoria y hamburguesa de pavo, recubierta por salsa de fuá (fois? foi?) y chips de berenjena". nada era feo, aunque sí highly overpriced (90 eurillos per comensal calculé yo), y el chef vino a decirnos que nos pusiéramos en sus manos, o sea, no sabíamos lo que íbamos a comer hasta que lo traían a la mesa. fueron como siete mini platos, una experiencia nueva para mí y que probablemente no repita en muchos, muchísimos años. fueron cuatro horas y media de almuerzo, que en algún otro momento me hubieran parecido tediosas, pero hoy las llevé con alegría de poder conversar con alguien de mi familia. estuvo muy bien y me quedé muy contenta, aunque agotada. cada obstáculo superado, cada cosa que decido enfrentar de una forma positiva, me hace crecer, y hoy me parece que crecí mucho. o me ví madura a través de los ojos de mi tío. creo que él también se quedó contento, y me alegra que sea así, porque es uno de los principales mecenas de mi estadía acá. le debo un montón de cosas, y me gusta que me resulte fácil sonreírle.

martes, 20 de septiembre de 2011

mal día versus buen día

ayer fue un mal día. crónicamente malo. aparte de que fue lunes, y al margen de la mañana laboral de siempre. fue una tarde especialmente grotesca.

resulta que después de trabajar tenía una entrevista en pinar de las rozas, nada más que a la vuelta del culo del mundo torciendo a la derecha. entonces me comí un sandwich en un banco de la calle, al sol, y un chocolate milka (el último estrago de obesidad mórbida que me voy a permitir por un tiempo), y enfilé hacia el metro, hasta la estación de nuevos ministerios, donde me tenía que tomar el tren de cercanías hasta pinar de las rozas. cuestión que parecía demasiado fácil, porque entré con el ticket del metro (el bonobus normal) y vi un tren que iba a las rozas, me subí. ahí me senté y cuando arrancó me di cuenta de que iba a darle nada más que casi toda la vuelta a la ciudad, porque en vez de subir en diagonal, el tren hacía un recorrido hacia abajo primero.

como cuarenta minutos después, me iba acercando a las rozas, pero la estación a la que yo quería ir era la siguiente, pinar de las rozas. y resulta que la siguiente era otra distinta, en la que no me bajé por la sorpresa, y la próxima estación (pitis) recién fue como a los quince minutos de andar sin parar por medio del bosque del pardo, con vistazos de manadas de ciervos incluidos.

en pitis me bajé, di la vuelta para tomarme el que volvía a las rozas, y como tres personas me preguntaron cuál era el próximo tren y a dónde iba y si les servía para irse a la mierda. o tengo cara de madrileña o estaban más perdidos que yo. creo que tengo cara de madrileña, porque nunca me planteé que estaba haciendo recorridos extraordinariamente largos con un boleto de 1 euro. y apenas me subo al tren que volvía a las rozas y chás, inspector, cara agria que me pide el boleto, ingenuamente le muestro mi bonobús y claro, no era la tarifa correcta, por ende, multa, por ende, tuve que pagar el valor de cuatro boletos, por ende, diez euros con treinta céntimos. no me dio ni para discutir, aunque el tipo me discutía porque sí. yo ya tenía la plata en la mano, no quería ni hacerme mala sangre por eso. además pensé que iban a ser 100 euros. diez me pareció una ganga.

llegué a las rozas con mi multita, y ahí tenía que hacer lo que no había hecho antes, que era cambiar de tren. debo destacar que las estaciones estas son abiertas, esperás en el andén afuera, y generalmente de un lado hay civilización y del otro campo y arbustos y más allá las sierras. no quiero ni saber en invierno lo que será esperar a esos trenes de noche en el descampado (una razón de peso para no aceptar el trabajo por el que me iba a entrevistar).



me subí al tren que me dejó correctamente en pinar de las rozas, sin más incidentes con la autoridad. pero claro, ahí no se terminaba la odisea. tenía que descubrir cómo acceder al parking de un carrefour mega, cruzar todo el parking abierto (también me daba escalofríos imaginármelo en invierno) que eran como tres cuadras, y después me habían dicho que era el edificio blanco que estaba en la esquina del carrefour. facilísimo y se veía de lejos. el tema es que estaba como en una altura y con el paso cerrado por tres de sus costados, de un lado una autopista y de los otros unas pendientes de tierra, con cerco de alambre incluido. por suerte me quedaba tiempo, porque el costado número cuatro, la entrada, estaba exactamente del lado más lejos. y de alguna forma había que trepar hasta la calle, y no se veía cómo. así que bueno, buscándole la vuelta, me puse a trepar por la cuesta de tierra, agarrándome de las zarzas con pinchos. llegué, pero con los pies inmundos y transpirando. pero llegué, y en hora (sí, había salido dos horas antes).

la entrevista no fue gran cosa, corta y ni siquiera me aclararon exactamente qué era mi puesto ni cuánto iba a cobrar (si es que había dinero, porque creo que eran prácticas). de hecho no sé como me fue porque después me llamaron y no escuché el teléfono, y tendría que haber llamado hoy para que me dijeran las condiciones (paga y demás), pero ni llamé porque estoy segura de que no voy a trabajar ahí. mañana voy a comunicarme a ver qué tal, pero no quiero tener que ir nunca más en un maldito tren de cercanías hasta ese lugar recóndito donde tengo que trepar montañas para llegar.

y claro, a la vuelta llegué bien en el tren pero en príncipe pío no quería subirme a ningún tren más, ni siquiera el metro. así que busqué un bus, que tardó 20 minutos en aparecer, y llegando a plaza españa nos hizo bajarnos a todos porque habían cortado gran vía por los festejos de la selección española de básket, que ganó el campeonato europeo. y me quedaban como 10 cuadras en subida, pero mi mente tampoco podía asumirlo, así que me fui hasta callao, ví el bus con los jugadores (no valía la pena tanta interrupción del tráfico, había poca gente festejando) y seguí dando vueltas y vueltas sin rumbo pero con la intención de llegar a mi casa haciendo un recorrido más o menos plano. como una hora y algo después, llegué. cinco horas de recorrido para una entrevista que duró menos de 10 minutos.

hoy, en cambio, fue un buen día. no por algo en especial, sino por varias cosas pequeñas.

en el trabajo tuvimos cursillo de social media. es obligatorio para toda la empresa porque quieren que nos convirtamos en una agencia digital en serio. entonces idearon una especie de curso que se divide en tres etapas al mejor estilo karate. la primera es cinturón blanco, o sea, las bases. fue lo que vimos hoy. me gustó muchísimo, y hasta estoy pensando en adoptar el tema para el trabajo final del máster, si es que me dan ganas de hacer algo nuevo, en vez de entregar algo que ya tenga hecho (no se horroricen, es sólo una formalidad que sabemos a ciencia cierta que nadie lee).

nos hablaron (uno de ellos hasta vestido de karateka) de los consumidores, prosumers, crossumers, redes sociales, estadísticas, cómo resolver crisis en los social media, cómo fomentar que se hable bien de tu marca, cómo influir en los influencers, cómo monitorear lo que se dice, cómo responder a los usuarios contentos, a los descontentos y a los frikis que se dedican a tirarte mierda (hacktivists), y un montón de cosas más que me llenaron como diez páginas de apuntes. y después nos dejaron deberes, que tenemos que tener hechos para la semana que viene si queremos ser ninjas cinturón blanco del social media. y para que todos los hagamos hay una especie de tablero de la vergüenza, en el que hay unos gatitos en ropa interior. cada gatito representa a una persona de la oficina (no vi cómo es el mío todavía) y va a estar desnudo hasta que esa persona no presente sus deberes y reciba su cinturón blanco. ahí se le pone un kimonito al bicho del tablero, y una especie de medalla a la computadora del que completó el cursillo número uno con éxito. me pareció muy genial esa forma de reward, y muy simpática. el siguiente curso es red belt, y el último es el black belt. no sé si estaré para ellos pero me encantaría.

entonces hoy, lo que se dice trabajar, no trabajé, porque las charlas nos llevaron toda la mañana. y después de comer y una mini siesta, me fui al gimnasio por primera vez después de dos meses (no de vagancia, sino de que estuvo cerrado). y me costó la bici al principio pero después pude hacer toda mi rutina de la primera mitad del año casi bien. y ahora estoy cansada pero satisfecha, y ya me di una eterna ducha y cené, y sólo me queda ver una peli antes de dormir. hoy toca traffic.

así que dos días muy distintos, pero superados ambos, y veremos qué me trae el miércoles. one day at a time, a ver si salgo del modo "endure" al que me asomo de vez en cuando, y me meto fully en el "make the most of it". porque tampoco me queda mucho tiempo en españa, y después sé que lo voy a extrañar.

lunes, 19 de septiembre de 2011

hope-icide

me gustaría gritar. gritar de rabia y de pena y de desconsuelo y de que las cosas no sean como me gustaría. a veces me asombra lo mucho que me mido. contengo mis palabras una a una, sostenidas por una cuerda tensa de diplomacia. un protocolo que no es gélido, al contrario. es como una amenaza del calor latente que hay debajo. el problema es después de enviar el mensaje. el hilo se afina tanto que se deshace, todo explota, salta incontrolado, como mi grito y mi dolor y mi rabia y mi desconsuelo, y me vuelvo una cosa que llora y que no sabe cómo seguir soltando las palabras, todo lo que tiene adentro, y que en realidad, nunca lo va a soltar, nunca lo va a decir, o sí, pero no es conveniente. soy esa cosa roja hirviendo, que se va aflojando hasta quedar hecha trapo, que se sienta con la cara todavía con surcos renovadamente húmedos frente a un teclado donde materializa esa impotencia crónica, este desánimo de hoy que ya tiene algunos meses de viejo.

es que hoy es final, y debería asumirlo, pero ahora entiendo cómo se siente de agudo y hondo y me duele más por eso, por entenderte finalmente, y entender tu desánimo y tu pena y tu rabia de entonces. y me duele por las decisiones tomadas, que siempre sacrifican cosas, y me hizo sacrificar esa pequeña esperanza. abortarla, porque hasta ahora vivía en mí, chiquita y malnutrida, sí, pero estaba ahí, adormecida a veces, otras palpitante, caminaba conmigo por la calle y escuchaba la música que le ponía y de a ratos hasta sonreía con lástima, como diciéndome que era imposible, pero no quería morirse. y hoy o ayer o antes de ayer de madrugada decidí que tenía que matarla si me iba, porque no podía llevármela, iba a ser muy triste y muy estúpido de mi parte, y más vale matarla antes de que agarre fuerzas de vaya a saber uno dónde y se haga grande, y después se aferre, me aferre, a sueños que se diluyeron hace rato.

pero es feísimo matarla, sobre todo porque sigue sin querer morirse, aún después de los palos que le dimos, y está ahí, como rota, respirando todavía. parece un animal cazado, de esos que tienen muchas balas en el cuerpo, pero renuncian a parar de vivir, y se quedan tranquilos, en silencio o gimiendo despacito, moviéndose apenas, sangrando por todas partes. no tengo fuerza para darle el tiro de gracia, no sé cómo hacerlo, y la voy a tener que ver languidecer lentamente, apagarse de a poquito, en estos meses que quedan, aunque espero que se muera rápido y que su agonía sea poca, porque de verdad la quiero enterrar en madrid.

quiero dejarla durmiendo en un rincón del retiro, donde se ven los árboles podados raro y esos jardines tan prolijos, con fuentes. pero no abajo, en el jardín mismo, sino arriba, contra la baranda de piedra y el último de los bancos, cobijada por los árboles grandes, en esa esquina en la que si uno se asoma se ve todo el jardincito, y hay unos faroles que le dan un aire inequívocamente europeo al paisaje, especialmente de noche, cuando hace mucho frío y se ve el vapor que exhalamos.

quiero que se quede donde existió, donde me dio ganas de estar y donde me hubiera quedado para siempre si ella hubiera tenido alguna forma de sobrevivir. quiero que descanse donde yo sólo la pueda evocar con cariño y con nostalgia. o más bien, con amor.

domingo, 18 de septiembre de 2011

más que planes

no sé si me alegra o me entristece. un poco de las dos.
pero sobre todo me alivia.

necesitaba tener un curso marcado. un verano intenso para reconstruirlo todo. y una posiblidad de empezar de nuevo.

en diciembre me voy a casa.

sábado, 17 de septiembre de 2011

a la deriva

leyendo lo que escribí en el post anterior, casi que me río. cómo se puede sentir una misma persona tan distinto, sin que hayan cambiado drásticamente las circunstancias, con dos días de diferencia?

mi vida últimamente son listas. análisis. un permanente ránking de todo lo que veo y me pasa y me cuentan. un intento de definir qué lugar es mejor. montevideo o madrid. y no sé. de verdad no sé. me gustaría quedarme en un lugar idílico con lo mejor de ambas.

de tanto pesar las cosas, se me va a romper la balanza. me gustaría que alguien decidiera por mí.



jueves, 15 de septiembre de 2011

come fly with me



si ahora mismo saliera corriendo al aeropuerto, pasaporte en mano y sin valija, podría llegar al vuelo de iberia que va directo a montevideo. es el vuelo en el que supuestamente me iba a volver, y tengo el pasaje comprado hace más de un año. en realidad, siempre pensé que me iba a volver antes, apenas terminara el master. pensé que iba a ser un sufrimiento continuo, solitario, de unos ocho meses, y que después me volvería olímpicamente a mi vida anterior. y la prueba es ese pasaje que tengo escondido para no verlo, porque me tienta muchísimo y me da pena perderlo. pero las circunstancias son distintas a las que imaginé. y prefiero terminar lo que empecé en cuanto a trabajo, e irme con algo de experiencia laboral y con la sensación de que agoté todas las posibilidades. y no estoy tan sola como imaginé que iba a estarlo. tampoco estoy tan acompañada como me gustaría, pero eso es más esperable.

entonces mientras el avión despegue, yo voy a estar mirando una peli o leyendo un libro en mi cama española. mientras las azafatas mandonas de iberia sirvan esa cena que nunca voy a probar, voy a estar intentando dormirme a pesar del insomnio. mientras pongan la primera película en esas teles minúsculas diez filas más adelante, voy a estar soñando con el trabajo final del máster. mientras esté el final de la segunda película, voy a estar odiando a mi despertador y deseando llamar al trabajo a decir que estoy enferma, pero voy a poner cara de póker y estar ahí a las nueve y diez. mientras sirvan el desayuno, voy a ir por mi segundo café de máquina y a haber monitoreado todas las noticias sobre mi cliente. mientras los viajeros sobrevuelen brasil, voy a estar enviando cajas y haciendo las últimas de una serie de infinitas llamadas. mientras se vea la costa uruguaya, y el boeing descienda sobre montevideo, voy a estar en el metro, volviendo a casa, y feliz de que sea viernes y de tener un fin de semana por delante que estoy decidida a aprovechar con alegría.

no estoy allá hoy. estoy acá. con una especie de energía nueva, una incertidumbre que no es novedad, y buscando abrir, más vale tarde que nunca, las puertas que no se me abrieron hasta ahora.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

lavori

ayer tuve una entrevista de trabajo. en realidad probablemente ni siquiera lo considere, aunque me pagarían el doble que en donde estoy ahora (y el doble tampoco es mucho, pero es más). el trabajo es básicamente el mismo con el que me aburro hoy en día, y el horario también. la empresa es una consultora cheta a dos cuadras de la puerta de alcalá, edificio tipo palacete madrileño con paredes todas blancas y techos altos pintados (pintados tipo capilla sixtina). el lugar irradiaba un aura de "acá respiramos money" que no estaba del todo mal, pero en mis vaqueros y ropa mediocre de zara me sentí un poco fuera de lugar.

para qué fui si creo que no voy a considerarlo aunque me hagan la propuesta? fui para practicar entrevistas. y para ver qué tal, que nunca está de más. mejor no rechazar sin saber. o sea que mi cometido es foguearme en el enfrentamiento cara a cara con la gente poderosa (los que contratan). la verdad es que no he tenido muchas entrevistas en mi vida, y no son mi fuerte. de hecho, en realidad ahora no sé si lo hago bien o mal, porque hace mucho tiempo que no tenía ninguna (y las que tuve para meterme donde estoy fueron un poco simplonas, con el resultado cantado, digamos). pero en general no eran mi fuerte, y todo lo que conseguía con cartas de presentación, currículum y mails, lo desconseguía con mi presencia en carne y hueso.

españa me dio una cosa que todavía no puedo definir si es buena o mala. como acá nadie me conoce (a mí, o a mis padres, o al tío de la amiga que tiene una agencia), y mi red de contactos es, por decirlo de alguna manera, poco vasta, y más bien insignificante en el maremoto que es esta crisis. lo que aprendí -o no lo aprendí, quizás sea la defensa ante el anonimato- es a ser lo más auténtica y espontánea y sincera que pueda. me refiero a no guardarme lo que pienso y a no dejar de hacer cosas por timidez. me refiero a estar más cerca de hacer el ridículo que de pasar inadvertida. no digo que eso sea bueno, sólo que es la estrategia que, consciente o inconscientemente, adopté en este país donde nadie sabe quién soy, y a nadie le importa.

entonces bueno, fui a la entrevista. no sé si me gusta el trabajo que ofrecen. pero la entrevista -que fueron dos-, me gustó muchísimo. por el desafío que representaba y por cómo logré desenvolverme. mi conclusión es, que aparte de que me dijeron algo de que hay que codearse con gente de alto nivel (o sea, prohibidos los vaqueros), o me odian o me fue aceptablemente bien. y creo que no me odian.

la primera parte fue con la señora de recursos humanos. aparte de preguntarme en general cosas típicas de mi historia laboral, hacía preguntas muy interesantes. y eso era justamente lo que yo quería practicar. tipo cómo me sentía trabajando con mucha presión de tiempo (i dwell on it!) y alguna más. quería escribir esto ayer para recordarlas, pero mi pc está muriendo y no fue posible. así que me olvidé de la mayoría de las cosas. pero en un momento, por ejemplo, me preguntó sobre mi inglés. pero me dijo "where did you study?". y ahí engrané y le hablé como cinco minutos en inglés. la siguiente pregunta fue en español, pero fue un duelito curioso mientras duró. mi inglés no es gran cosa, especialmente hablado, pero para españa sí. y ella hablaba muy bien para ser española. creo que empatamos.

después tuve entrevista con la que vendría a ser mi jefa si trabajara ahí: la directora de marketing que tiene todo el departamento a su cargo y hasta ahora, cero personal. por eso buscan desesperadamente a alguien. me pareció más humana que la otra, sonreía más y hacía más gestos. me cayeron bien las dos, pero la entrevista con la supuesta futura jefa fue menos fría. también hacía buenas preguntas: por ejemplo, cómo me sentiría un viernes de tarde cuando llegara a mi casa después de una semana entera de trabajar con bases de datos. le dije, sin dudar, que me pondría a llorar. pero que bueno, suponía que no iban a ser todas las semanas así, y que si un día, en una reunión, proponía una idea y decidían utilizarla, eso iba a valer la pena de la semana de bases de datos, y me iba a sentir feliz (creo que a ella se le caía la baba, y yo escuchaba ovaciones que sólo existían en mi cabeza). escrito acá no suena tan bien, pero ese fue como mi instante de gloria de la entrevista, y sólo por eso me alegro de haber ido.

también dije alguna cosa magistral más, muchas cosas no muy geniales y algunas aperturas de paraguas (tipo sobre mi dominio de photoshop, etc). en resumen, salí sintiéndome fortalecida. espero que me den algún feedback de qué les parecí (lo voy a pedir especialmente), y seguir aprendiendo y buscando encuentros clave con gente profesional como las dos mujeres que me interrogaron ayer. la verdad es que eran excelentes, por lo menos entrevistando personas. y no te hacían sentir la becaria alias último orejón del tarro alias hormiga pisoteada.

si es que me consideran para el puesto, probablemente me haga dudar el hecho de que la impresión que me llevé fue diez puntos. no creo que lo acepte, porque tendría que comprometerme seis meses más a estar acá haciendo cosas que me aniquilan emocionalmente. pero agradezco a mi hermana que me convenció de ir, por lo menos me voy entrenando para cuando tenga que jugarme el puesto de mis sueños en una entrevista con un director creativo. lo que más me motivó, sobre todo, fue ser fiel a mí misma, y mostrarme tal cual soy, sin mentir, sin inventar habilidades, y sentir que soy capaz de enfrentar ese trabajo y de gustarles un poquito a los demás.

el lunes tengo otra. y es en una pequeña agencia de publicidad. y es para ser copy. expectativas bajas, pero ganas de seguir con los desafíos. ya veremos.


lunes, 12 de septiembre de 2011

para vos: nohow, nowhere.

es la última vez que me voy a dirigir a tí en este mundillo mío. así que leé con atención, porque se acabaron los posts melancólicos sobre lo que podría haber sido y no fue, o sobre lo que fue y se interrumpió, o sobre querer encontrarte a cada paso.

acabo de releer, por vez cincuentamil, las últimas palabras que me dirigiste. fueron en julio. me asusta que pase el tiempo y en vez de pensar menos en vos, me hacés más falta. no sé si tú, o una imagen maravillosa que me fabriqué de lo que podríamos haber sido juntos. lo que me hace falta es una vida que te incluye. porque no estás. porque estás feliz con tu vida en la que no estoy incluída.

no sé si seguís leyendo este blog quejoso. cuando me releo me descubro adolescente cursi despechada. no me gusta eso. así que hoy digo basta. no voy a aludir más a tu ausencia, ni a tu presencia pasada, ni a las esperanzas machacadas e idiotas. me voy a olvidar de tí por la fuerza, por lo menos en la tinta y el papel, o lo que sea que sea este mamarracho digital. así que no te busques más, si es que alguna vez lo has hecho. quiero que mis textos vuelvan a ser míos.

me aparté ya en la no ficción. te dejé en paz. desistí con mis incordios. procuré no mover un dedo hacia ninguna tecla que enviara algo en tu dirección. lo logré, excepto por los exabruptos de este espacio. son el último vestigio físico de comunicación que queda en pie. y hoy, se cortan.

es necesario que dejes de ser un personaje en mis líneas. por mi orgullo ya enclenque, pero sobre todo, por mi cordura. porque sé que no vas a volver nunca más. o aunque lo quisiera, sé que no debo esperarlo. esperar enloquece y debilita. esperar hace perder oportunidades y marchitar los demás sueños. así que voy a pisotear el que tenía contigo, para hacerle lugar a los otros. los nuevos. los que puedan llegar. además, probablemente me vaya, porque es tonto quedarme esperando ingenuidades.

curiosamente, lo que aprendí de tí fue a luchar hasta el final. no está en mi naturaleza efectuar con gracia la retirada, o rendirme sin más. a veces me dejo hasta el respeto por mí misma en el fragor de las batallas. porque no me gusta perder, no me gusta salir segunda ni siquiera. pero contigo no me quedan más recursos que sean justos y valientes. y me cansé de usar el orgullo como alfombra, y de acariciarte el ego.

así que hasta nunca, de ninguna manera, y en ningún lugar. aunque en mí vayas a permanecer un rato todavía, en este blog tenés prohibida la entrada. prometo no mencionarte más, ni pensarte en letras. prometo no aspirar a un futuro escrito contigo. prometo no quererte sangrando tinta, ni deshacerme en párrafos que te echan de menos. prometo no imaginarte con descripciones. prometo no hundirme en desconsuelo verborrágico, ni quererte en frases encaracoladas, ni dibujar con adjetivos tu ternura. prometo no recordarte con metáforas ni apelar a aliteraciones para evocar tus besos. prometo borrarte o tacharte antes de darle al enter. prometo no publicar sobre echarte de menos, ni destacar con adverbios terminados en mente la felicidad que se evaporó. de aquí en más, prometo no volver a escribir sobre tí.

(hasta que vuelvas.)

domingo, 11 de septiembre de 2011

se casa piringo



hola blog. te quería contar que tengo ganas recurrentes de muchas cosas. supongo que tener ganas de cosas es algo positivo, no? será por eso que hoy estoy mejor. sí blog, te vas a morfar un post del tipo querido diario hoy. jodete. vengo con las mierdas metafilosóficas y poético patéticas desde hace rato. a veces hay que hablar de uno mismo en términos reales. hablando de hablar, sí, te vas a tragar las palabrotas también. ando un poco malhablada. y qué? acá pasan diciendo "joder" y "vete a tomar por culo" como si fueran cosas bonitas. tengo derecho a putear un poco.

entonces prosigo. porque es necesario cada tanto hablar directa y franca y honestamente de una misma. así mi familia deja de recomendarme que busque un psicólogo. no quiero ir a un psicólogo porque los días malos no son todos. porque si bien el viernes no quería ni asomar la cabeza fuera de casa, básicamente por miedo a morder a alguien, hoy, repito, estoy bien. cansada, sí. podrida de mil situaciones, sí. desesperanzada, sí. bastante sola, sí. pasando una época jodida en casi todos los ámbitos, sí. pero hoy un perro que me reconoció me hizo sonreír. y un espacio verde y un par de horas de charla me dejaron en paz.

entonces eso. hay días mierda, obvio. bastantes. hay días en los que lo único que quiero es ser un capullo inmóvil. pero también hay días como hoy, tranquilos y apacibles, en los que no todo es tan malo. cada tanto es bueno acostarse sobre el pasto y mirar el cielo que aparece entre los árboles. aunque el cielo no sea celeste, sino un poco agrisado como el de hoy. sigue siendo bonito. y mientras tenga ganas de hacer cosas, el psicólogo podrá esperar.

por ejemplo, en mi panel raro de espuma plast tengo pinchado un folleto que encontré tirado en la calle. dice: "rutas a caballo por el monte de el pardo". es caro, pero algún día voy a ir. porque eso es algo que extraño muchísimo. extraño los animales en general, pero a los más lindos del mundo en particular. y a los míos en especial. y su olor. pienso en hundir la cara en sus cuellos calientes y olerlos. en sus patas intranquilas en el corral. o en el trote alegre de regreso. o en el hocico de mi yegua, tan suavecito. la sensación de sacarle el freno y verla salir galopando. no lo puedo evitar, estoy llorando.

también tengo ganas de reírme. reír sin parar, a carcajadas locas. no sé qué o quién me hace falta para eso. tengo candidatos varios, lo que no se dan son las situaciones. hay una especie de nube sobre madrid, algo que nos pesa a todos. quizás recién me ría en montevideo. aunque confío en que será antes. cuanto antes, mejor. nos hace falta.

después tengo ganas de tener a alguien con quien cocinar y ver películas y hacer paseos y pasar menos frío. viene a ser alguien que también me haga querer hundir la cara en su cuello caliente. alguien con quien intercambiar la carga y conversar mucho. en realidad, lo que me gustaría es que apareciera alguien que me provoque ganas de todo eso. quizás alguien que desapareció. aunque lo mejor sería poder sentirlo por alguien que aparezca de la nada. a much needed fresh start, y de paso salir de los círculos viciosos que siguen sin llevarme a ninguna parte. (aunque si el círculo decidiera volver...)

tengo ganas de viajar. y por eso me gusta el prospecto praga-berlín-amsterdam que me programé para diciembre. y me gusta la compañía, y hasta me da cierto cozy feeling pensar en gorros de lana y cuatro pares de medias y botas con piel. supongo que cuando se me esté por despegar la nariz de congelamiento no va a ser tan cozy, pero de momento, para qué empañar la proyección?

y lo otro que me entusiasma es el verano mío, después de este invierno prestado que viene ahora nomás. el verano de playas sin fin y manejar sin apuro por carreteras y caminos de tierra, campo abierto, amigos hasta el infinito y noches de asados y shots. el verano de verdad, intenso y tan uruguayo. el verano de rambla y sol y olor a bajante en los atardeceres. mate en el alero, empantanar la camioneta con papá, galletitas en la arena, los jazmines de la navidad, la emoción toda de los días antes de las fiestas. las piernas oscuras y el sabor de la sal en los brazos, oler a sundown y esquivar las aguavivas. los campamentos improvisados, los walkietalkies, la química única de los de siempre, el chiste seguido del chiste, y ahí sí, reír sin parar, y buscar a los caballos en la moto, y el fresh start que tal vez me depare alguna salida a bailar.

hoy estoy bien, con ganas de todo eso, y con ganas de seguir buscándolo en todas partes.

sábado, 10 de septiembre de 2011

el once ese

televisión española está emitiendo un documental sobre ese día, hace diez años, cuando el mundo se vino abajo, literalmente, en el corazón de new york y en el corazón de millones de personas en todas partes. ya va casi una hora y media transcurrida del once de setiembre de 2011, aunque este post aparezca el 10, y me alegro de estar frente a la tele, emocionada por los relatos de las personas que lo vivieron de cerca. tan de cerca, que aspiraron el humo y el polvo y el olor a cable quemado, y vieron caer los pedazos de las north y south towers, y acarrearon a sus compañeros heridos y muertos, o buscaron luego entre las millones de toneladas de escombros durante meses, para seguir descubriendo muerte y desolación.

cómo no admirar el espíritu neoyorkino y estadounidense en general? diez años después, no sólo han hecho de la ciudad un símbolo de recuperación arrolladora ante la tragedia, sino que además han vuelto a construir sobre la herida de la zona cero, y la nueva torre será más alta, más fuerte y más segura que las dos anteriores. desafiantes, arrogantes si se quiere, pero dignos de respeto.

qué aprendió la humanidad de esto? yo creo que aprendió a expandir sus límites, hacia todas las direcciones. aprendió que el mal puede ser siempre más cruel, más inverosímil y más incomprensible. que los hombres pueden cometer actos tan atroces como esos. aunque quizás eso lo sabíamos, pero este fue un nuevo método, una inédita forma de ataque que hasta entonces era impensada. la humanidad aprendió también que es capaz de adaptarse hasta al dolor más intenso, y recobrar el sentido al instante de quedar knock out, para usar ese mismo dolor como fuerza motora. somos capaces de inventarnos razones para seguir adelante, como la venganza o la justicia o la paz. y como naciones, desplegamos un poder inmenso de solidaridad, aunque sea efímero.

a 10 años de esa mañana soleada de setiembre en que el mundo cambió de repente hay cosas para tener en cuenta, y para reflexionar. murieron alrededor de tres mil personas en los ataques terroristas. murieron quién sabe cuantas en la guerra que los siguió. osama bin laden también está muerto, aunque el ciclo esté lejos de cerrarse. siguen brotando cabezas nuevas en el universo talibán, y estados unidos considera perdida la guerra de afganistán. en los aviones probablemente nunca más se puedan llevar líquidos en envase grande, y la seguridad ha cobrado otra dimensión en todo el planeta. una mancha oscura denominada al qaeda va a teñir por muchos años los velos del islam, y se retrocedieron varios pasos de intolerancia y discriminación.

sí, hay historias de heroísmo y de coraje. el halo casi místico que rodea la imagen de los bomberos de manhattan probablemente continúe brillando por varias generaciones. las fotos, las flores y las memorias seguirán adornando muros, monumentos, cementerios e iglesias, recuerdos innumerables de ese monstruo de derrumbe que se atragantó con un pedazo de big apple. nadie va a olvidarse nunca de cómo es la bandera de estados unidos de américa. incluso a los no-estadounidenses nos emocionan sus símbolos nacionales. la devoción patriótica es contagiosa, febril, y creo que a todos los occidentales nos dolió el nine eleven como si fuera también un duelo nuestro. y sentimos una especie de orgullo por nueva york, esa ciudad tan grande que acoge a cualquiera, tan urbana y cosmopolita y abierta, porque aunque al final no lo sea, por lo menos lo parece. ese día todos fuimos new yorkers, todos fuimos bomberos, todos fuimos víctimas.

el documental se terminó hace rato, y ahora le sigue uno sobre los terroristas musulmanes. no me gusta tanto como el otro, aunque es igual de ilustrativo y didáctico. prefiero irme a dormir con las emociones erizadas por lo bueno, por lo rescatable, por lo que salió vivo entre el debris, por las historias de gente que apareció después de varios días, por las de los pasajeros de los aviones que no se rindieron, por las de los bomberos que antes de morir salvaron a muchos, por las de la ciudad entera regenerándose, renaciendo, reconstruyéndose de la nada, o peor que de la nada, del destrozo absoluto y del desconcierto letal. me quedo con la new york de shining lights y taxis amarillos, con su central park que respira, y sus millones de gentes de todas partes, ciudad de colores y de ladrillo, gris y de neón y de pantallas de broadway, de árboles de navidad y rascacielos, de velocidad de locomotora imparable.

"la selva de concreto donde se fabrican los sueños, las calles que te hacen sentir nuevo, las luces que te inspirarán."

viernes, 9 de septiembre de 2011

jueves, 8 de septiembre de 2011

piyama party

estoy por dar por terminada la víspera-de-feriado-piyama-party-thursday-pizza-and-movies-night. ha sido grata en su transcurso, aunque quizás no lo sean sus consecuencias. empezamos viendo super 8 y después una española, para no salir de contexto, aunque sí salimos del contexto suspenso y ciencia ficción porque era de humor.

en el medio llegó algún mensaje del mundo exterior que me derrumbó por completo, pero bueno, ahora tengo cosas para pensar con la almohada. cosas del tipo vital, tipo vocacional-laboral, tipo pasional-relacional, tipo existencial-esencial. he expuesto voluntariamente las paredes de mi fortaleza, y resulta que eran de barro. se aprende de la vulnerabilidad? no sé. pero están derruidas y agujereadas, y la autoestima se me cuela por las brechas abiertas, desparramándose colina abajo.

entonces nada, después de super 8 y los niños de spielberg, que me gustaron hasta la aparición del alien y el momento en que todo el relato se hace previsible, vino pagafantas, con un actor que no conocía pero anda bien, y algunas apariciones de julián lópez (me encanta ese tipo pero por su carisma de pobre infeliz-amigo gracioso), y una argentina chota por la que se babean todos (sabrina garciarena), y una historia que me sonó algo conocida, aunque por obvias razones me costó mucho identificarme con la porteñita sexy. pero sí pude identificar en él a él, a su españolidad tan obvia y a veces torpe y cuadrada, su desconcierto y deleite ante los hábitos y palabras rioplatenses, o sus salidas cómicas, su altura, su pelo y hasta la nariz, todo me sonaba y me daban unas ganas enormes de darle un abrazo de koala y pedirle que fuera mi pagafantas, aunque en realidad no quería eso, quería que él me diera un abrazo de oso y me comiera la boca. sigo queriéndolo, y con esa tendencia mía a querer lo que no puedo tener, probablemente lo quiera siempre.

y acá me quedo, absorbiendo el impacto de los golpes desde todos los frentes, con el ejército diezmado, herido, esparcido en el campo de batalla, y los muros de mi castillo deshechos, pedazos aquí y allá, pero literalmente, aquí y allá, y nunca tan mejor dicho. acá me quedo con mis hábitos rioplatenses ya difusos, con los vidrios de mis ventanas rotos, como algunos sueños, y veo difícil la tarea que tiene por delante mi almohada para consolar tanta derrota.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

postdata

no estoy inspirada (o sí, pero no para darle vida a este blog en particular hoy).
sólo agregar algo a mi posteo de ayer.

resulta que además de repartir los diarios, también me toca repartir alguna correspondencia por los distintos escritorios de mi oficina. y una de las correspondencias era un currículum para la secretaria del jefazo. el currículum tenía un postit pegado con el nombre de la secretaria, y era normalito (dos carillas). lo que más me llamó la atención fue que arriba, al lado del nombre de la chica, había un apunte hecho a mano que decía "es la hija de serafín".

así que ninguna empresa se salva del tufo de este mundillo apestoso...

martes, 6 de septiembre de 2011

extrospección



me dicen que soy pesimista y que veo todo negro. pero me lo dicen desde una distancia de 10 mil kilómetros. con tanta lejanía de por medio, no pueden ver que a mis amigos no les renuevan las miserias de pasantías en las que se esclavizan casi gratis desde hace meses. tampoco se vislumbra claro el miedo que tienen hasta los jefes de perder sus trabajos. ni el sálvese quien pueda que impone su omnipresencia dictatorial sobre la ética y las buenas costumbres. ni las reducciones de personal, la falta de formalidad laboral o la desvalorización total de la preparación profesional que tiene uno. con un título de máster acá se limpian el culo. lo único que apenas me salva es el inglés, porque en eso los españoles andan más flojo. pero no hay oportunidades. es como darse mil veces contra una pared imposible de escalar. veintiún por ciento de desempleo. eso quiere decir de que cada cinco personas adultas que me cruzo por la calle, una no está yendo a trabajar.

y encima "arreglan" la ley para que ahora los jóvenes podamos ser becarios eternamente, hasta los treinta años, sin que las empresas en las que nos esclavizamos estén obligadas a contratarnos. a 150 o 300 euros al mes, para ser becario hay que ser hijo de padres ricos. o muy pacientes. o ambas. la teoría es que con ese cambio se fomenta el empleo. pero qué clase de empleo? un mal empleo, un negreo más bien, con poquísimas expectativas y recompensas. yo no digo que no haya que empezar así. pero no puede ser que las empresas estén pidiendo pasantes con dos años de experiencia laboral, inglés, másters y casi que superpoderes. eso no es un becario. eso es una persona preparada para ser profesional. tenerlo cobrando 150 euros mensuales, a veces en tickets comida, y trabajando ocho o diez horas diarias, durante dos años es no sólo una falta de respeto, sino un signo evidente de que el mundo se viene abajo. y si encima ahora en vez de dos años son la equis cantidad de años que a uno le falten para cumplir 30, en mi caso, cinco y medio... el peso de la realidad nos aplasta como una bota gigante a una hormiga.

entonces desde uruguay me dicen que soy negativa. que "ya llegará" algo. que siga mandando currículums. hoy me enteré de un pibe, abogado, que mandó 104 veces su currículum. y no encuentra ni a alguien que le diga que no. porque también es eso. somos tan ínfimos, tan plancton en el último eslabón de la cadena alimenticia, que ni siquiera alguien se molesta en evitarnos perder tiempo y esperanzas en puestos de trabajo que ya se ocuparon. no-valemos-una-mierda. las empresas están blindadas. la gente sólo sale de ellas. y no es que salen todos contentos con mejores expectativas. no. salen porque les amarretearon en el sueldo, porque nunca les hicieron firmar un contrato, porque les prometieron cosas que al final resultaron mentira.

esto no es una queja contra las grandes empresas. no soy anticorporación ni nada que se le parezca. de hecho, estoy de becaria en una multinacional, y no me puedo quejar de mis condiciones a pesar de ser becaria. dentro del mundo de las pasantías sé que soy una afortunada. no quita que la mayoría del tiempo odie con saña lo que me mandan hacer (la responsabilidad nueva de este mes: repartir los periódicos). en realidad, es una queja contra el trato. sé que ya he hablado de todo esto. pero como es algo recurrente, de lo que escucho hablar todos los días, cada tanto me resurge la fiebre por lo mal que algunas personas tratan a otras. o lo poco serias que resultan ser ciertas empresas que parecían cobijadas por una reputación de compañía internacional intachable. no quiero dar nombres, aunque me saltan a la cabeza un par. y eso me apena, porque eran nombres en los que alguna vez me ilusionó trabajar. y probablemente mañana, si me ofrecieran un dream job ahí, iría corriendo. pero claro, queda ese tufo a mala leche, a inseguridad, a estructura inestable.

no me gusta sentir que hay que estar siempre haciendo equilibrio. y eso es cómo se trabaja hoy en españa. poniendo un pie cuidadosamente adelante del otro sobre la cuerda floja, intentando no caer en el abismo del paro, y esquivando los manotazos de los millones que intentan treparse. no me sabe bien. uno se envilece, se hace duro y cruel. todos competimos contra todos, pero es una competencia desesperada. el enchufe, el contacto clave, el soborno, todo vale en un ambiente desvirtuado donde casi nadie se atreve a abrir una puerta, por el terror a ser ellos mismos desahuciados.

pero bueno, no está muerto quien pelea, dicen. yo peleo, aunque ya sin el optimismo inicial de creer que podía comerme el mundo en dos panes. recauchuto mi cv, me armo un portfolio digital (hay que ser 2.0 como mínimo) y consulto a los que sí están dispuestos a darme una mano, aunque sea desde el otro lado del charco. me entristece pensar que españa está viciada, pero no me demuestra otra cosa. quedan tres meses y poco para quemar los últimos cartuchos. sino, siempre quedará montevideo. si algo me ha demostrado toda esta odisea es que el cambio, generalmente, es bueno. por lo menos, es como una fruta a la que no le hemos visto el jugo. el ámbito laboral español, a nivel publicitario al menos, es un limón exprimido que apenas suelta gotitas que no sacian la sed. no sé quién se bebe esa limonada, pero no está convidando a nadie.

lunes, 5 de septiembre de 2011

narcosis

todavía tengo como la sensación en el cuerpo. esa adormecida realidad, tan concreta y táctil que lo que parecía mentira era despertarse. era una historia con intríngulis y todo, y yo era un poco la princesa del cuento. a veces la dama de companía, y a veces el asesor del príncipe malvado-sexy, o el mismo príncipe. digamos que empecé siendo el asesor y terminé siendo la princesa, en un fluir sin obstáculos, desde el galpón extraño donde estaban todas las antigüedades, libros que eran tesoros, hasta la casa al borde del lago, donde el príncipe yo buscaba a la princesa yo, y mi mente se intercalaba entre los dos, encastrándose perfectamente en el instante en que a cada uno se le ocurría pensar o decir algo. era una especie de narco-relato de caballería, y no lo puedo explicar muy bien porque además carece de lógica, pero se me volvió tan vívido y tan dulce, especialmente el encuentro entre esos dos yoes majestuosos míos, que me sentí como se siente una en la vida real cuando hay una conexión cotidiana y perfecta con otro, un otro que esconde el mundo en su fachada, y que tocarlo significa estar protegida para siempre. fue un golpe duro abrir los ojos y descubrirme en mi cama. intenté volver a ese limbo de morfeo pero nada, el cuarto y la existencia humana me cacheteaban sin parar. tuve que asumir que sólo tenía esa simbiosis mágica en el sueño, y me dolió. sobre todo saber que algo tan raro y único se tiene que dar pocas veces en la vida, y que estoy muy lejos de volver a sentir esa perfección, que para mí tiene cara y nombre aunque no futuro. me dolió que el beso tan ideal, tan apolíneo y celestial y simétrico, fuera de imaginaciones mías, un engaño más de esa cosa tan abstrayente que se llama siesta, de ese circuito cerrado y en penumbra, de dos o tres horas, en donde aparentemente me evado hacia cosas que echo en falta. me despierto carente y todavía sintiendo en mi cuerpo el tacto de alguien que nunca estuvo, un príncipe azul maligno que no existió jamás, y esa ausencia tan presente me acompaña todavía, una mentira complaciente y a la vez, una verdad demoledora.

domingo, 4 de septiembre de 2011

otoñeces


todavía no llegó oficialmente. pero los árboles del retiro ya amenazan con marrones y rojizos. le tengo miedo al frío, y ahora parece inminente.

sábado, 3 de septiembre de 2011

la niña mendiga

una vez leí un cuento de una niña mendiga que miraba desde la calle, por una ventana, la navidad de otros. en la calle había nieve y hacía mucho frío, y la niña tenía una caja de fósforos (en el cuento decía cerillas), y los iba encendiendo de a uno para darse calor. se calentaba apenas con ese fuego de segundos, mirando a la familia festejar junto a la chimenea y comer juntos mientras ella tenía hambre y se le iban endureciendo los dedos. y la historia terminaba con la niña que moría congelada porque se le acabaron las cerillas, ahí, junto a la ventana feliz de la familia satisfecha.

a veces siento que soy la niña que enciende fósforos y que la familia que está adentro es la mía, pero no se dan cuenta de que me estoy helando en la vereda. a veces siento que mi familia es la que está afuera, en el frío, y yo no los puedo arrastrar adentro así que me tengo que conformar con refugiarme sola. y algunas, pocas, veces, por lo menos en los últimos años, siento que afuera no hay nadie y adentro estamos todos bien y celebrando unidos.

hoy enciendo fósforos sin parar, y no consigo calentarme.

viernes, 2 de septiembre de 2011

la amo

estoy total y perdidamente enamorada de ella.

nunca pensé que me sentiría tan bien entre sus pliegues suaves y blandos. envuelta por completo. saboreando cada sueño con ella, cada despertar erótico, cada pereza dormitando en su abrazo.

nunca pensé que la necesitaría tanto, a cada momento, que contaría los minutos que faltan para verla, para sumergirme en su calor, para que me acune y calme con su silencio las penas diarias.

nunca pensé que me haría adicta a dormir con ella. es que sabe cómo acariciar mi espalda y ablandar mi dolor de cabeza.

es mi refugio, la paz escondida en la habitación de puerta cerrada, la oscuridad, el encuentro nocturno o diurno o cuando se pueda, la siesta regeneradora, las sábanas revueltas y las almohadas desperdigadas luego de una batalla por la búsqueda de la posición perfecta. ella me lo enseña todo en esas horas que retozamos juntas, y me siento mejor al contarle mis pesadillas.

la amo, y me es fiel.



jueves, 1 de septiembre de 2011

con contracciones


no van a leer nada hoy. estoy pariendo. este blog va a tener otro hermanito.