jueves, 30 de mayo de 2013

Lunas


Hay lunas con luces verdes y lunas con luces rojas. 
Y hay jueves como el de hoy que terminamos todos alrededor de la cama de mis padres sintiéndonos arriba de una montaña de lunas verdes. 



miércoles, 29 de mayo de 2013

Buscar cosas que sean como una ola

Muchas veces pienso que el mejor instante puntual de la vida es ese en que te pasa por arriba una ola. Cuando la agarrás justo en el momento en que todavía es verde, sin espuma, atravesás su cresta casi por la superficie, y ese filo líquido te acaricia el cuerpo y te deja nueva frente al océano. No importa nada aparte del agua y vos, recorriéndose mutuamente. 

Debe de haber muchas más cosas que se sientan así. Supongo que para encontrarlas es más bien cuestión de mojarse. 

lunes, 27 de mayo de 2013

No sé si son mis dedos

No sé si son mis dedos los que teclean esto. Son los dedos de alguien que quizás sea yo, la yo que a la vez mira distraídamente una película en la tele y piensa en llenar un espacio de blog, como para cumplir con una obligación imaginaria. No sé si son mis manos las que acarician las teclas, las que más temprano sostuvieron un jabón que recorrió la piel y un palo de hockey que golpeó decenas de bochas. No sé si es mi pelo el que está mojado. No estoy muy segura de que sean mis piernas las que sostienen la computadora, cansadas bajo el acolchado beige. No sé si es mi cuerpo el que viste este piyama inventado, ni si son mis ojos los que surcan la pantalla. No sé qué estoy haciendo, pero estoy tratando de hacer cosas. Y me salen como este post, torpes y sin definición, pero al menos estoy haciendo cosas, aunque no esté muy segura de cuáles son ni a dónde me conducen. Además, toda esta torpeza sale de estos dedos con las uñas pintadas de fucsia que no sé muy bien si son los míos. 

sábado, 25 de mayo de 2013

La nada y yo

Y entonces quedamos, la nada y yo, mirándonos otra vez las caras. Ella sonreía. Yo no, pero esta vez tampoco lloraba. En el fondo siempre habíamos estado juntas. Todo este tiempo fue un vacío lleno de nada. Hasta ese momento en que decidí que era hora de aceptar que no había otra cosa que su inabarcable solidez. Ella sonreía, porque siempre lo supo. Yo no, porque también lo supe a pesar de todo. Aunque quise creer otras cosas. Pero ahí quedamos, la nada y yo. La abracé, porque era mi nada y la quise hasta con sus desdichas. La quise desde lo hondo y desde lo eterno. La abrace con furia y la solté. Y empecé a caminar. 

Ahora siento que viene atrás mío. No sé si sonríe ya. Pero no la voy a mirar más. Era mi nada y esa nada era mi todo. Pero no quiero mirarla más. No quiero pensar en que vuelva a abrazarme, porque puede que me den ganas de acostarme ahí, y que me arrope. Y las nadas no arropan porque las nadas dan frío. Las nadas te dejan indefensa y loca. Entonces camino. No sé a dónde, pero camino, y un día la nada va a quedar atrás porque no quiero parar de caminar, porque si paro la nada va a ver que estoy llorando. Camino como si nunca hubiera tenido sueños repletos de nada. Camino para alejarme de algo que me sigue, así que tengo que caminar más rápido, más firme, más ágil. Porque la nada está atrás y alrededor y sobre todo adentro. 

jueves, 23 de mayo de 2013

Diálogo

- ¿Y él qué quiere de la vida?
- No sabe.
- ¿Y cómo hace? Porque está por ahí sonriendo como si nada. Se mata de risa. ¡Hace chistes!
- No sé...

miércoles, 22 de mayo de 2013

El hoy

No se trata sólo de vivir el presente.
Se trata de amarlo y vestirlo de fiesta.

A veces me olvido de eso, descubro que tengo la mente en piyama desde hace días y que todo está rancio. Entonces escribo que tengo que amar el presente y vestirlo de fiesta. Tengo que parar de querer que sea mañana para que sea pasado hasta que algún día misteriosamente aparezca algo que me entusiasme. Tengo que bailar con el día de hoy, aunque sea el más feo de todos. Y sacarle el piyama con los dientes, y amarlo desaforadamente, o con ternura, o como un deber quizás, pero sacudirle las entrañas y llevarme algo de él, para saber más y moverme mejor mañana. Y después de todo eso, vestirlo de fiesta y sacarle una foto para el álbum de la nostalgia, donde ese hoy quede guardado como un siempre.

martes, 21 de mayo de 2013

Volar

Un pájaro se elevó entre las flores. 
Y el árbol
derramó pétalos.


lunes, 20 de mayo de 2013

Mandarina

Quedé desnuda y se me desprendió un gajo como si nada. Casi ni me di cuenta de que ya no está ahí, pero se había ido. Lo trituraron unos dientes, lo hicieron jugo y pulpa y escupieron mis semillas bien lejos, donde quizás se planten, pero eso no lo voy a saber nunca. Me quitaron un gajo y eso deshizo mi círculo, quedaron dos gajos sin vecino, sin unión, sin razón para seguir pegados. Así como me arrancaron ese, siguieron por otro, separándolo de su familia de gajos, deshaciéndome. Corrió la misma suerte molar y bajó, como un pequeño monstruo desarmado, por el esófago de alguien, a unirse, en desmadejado puré, con el gajo inicial. Luego, ya mecánicamente, me despojaron de dos, tres, seis gajos más, y quedé apenas siendo la mitad de lo que había sabido ser, con el alma expuesta y la dulzura a medias. Mi olor impregnaba las manos que me mataban, bañaba esos dientes, chorreaba por los dedos. Me siguieron desarmando de a poco, engulléndome la forma en buches cítricos, en bocados intensos, ligeramente ácidos, que descendían hacia un pozo estomacal eterno donde mis deshilachados gajos se zambullían en un mar de irreconocibles pedazos de mí. La boca me siguió comiendo y yo, que apenas resistía en un par de gajos endebles, decidí abandonarme a la suerte desdichada de la fruta de estación, y me permití suicidarme en un tímido afán gastronómico. Morí, como todo alimento, pero dejé un surco de aroma a infancia y una cáscara huérfana. 

domingo, 19 de mayo de 2013

Soñada


A veces me despierto después de soñar que andaba en ella, y enfrento la vida con un galope en el cuerpo. 

jueves, 16 de mayo de 2013

Clicks


De repente te das cuenta de que se te marchitan partes del alma y de que nadie vive de querer que pasen cosas. De que desear tanto destruye. De que los silencios duelen y de que el respeto implica respuestas. De que el miedo corrompe. De que el tiempo se acaba.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Harta

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Sólo eso hoy.

lunes, 13 de mayo de 2013

Descendente


En el medio del universo  
Una galaxia en espiral     
Y en ella un sistema solar      
Donde un planeta diverso       
Se reparte en continentes              
Y ahí se dividen sus gentes  
En formato de país
Con ciudades diferentes.


Entre calles y plazas,
Apartamentos y casas
Son techo, guarida, abrigo,
Morada, refugio y lugar 
Donde sentirse querido,
Y a veces me animo a soñar
que vos y yo somos un par
y tengo un hogar contigo.


domingo, 12 de mayo de 2013

Amatxo

De repente es el día de la madre, y estamos visitando a mi abuela. Mi abuela con su brazo recientemente quebrado, con su mirada de estar en otra parte, con sus manitos con guantes y el pelo blanco completamente. Mi abuela que no sé si entendió que éramos sus nietas. 

Ella pasa los días sentada en un sillón mirando la tele. Creo que no entiende lo que está viendo, porque a veces vamos y es una película de autos de carreras, a veces es una telenovela, a veces es la televisión española que mira con actitud distante. Y a veces sólo mira por la ventana y ve pasar los autos. O cierra los ojos. 

Apenas camina. Apenas todo. En algunas ocasiones muestra una chispa de vida. Una evidencia fugaz de que hay alguien ahí. Generalmente es como una niña, aunque tiene 87 años, una guerra y un exilio encima. Quiere comer y dormir, y nada más le remueve el placer de la existencia excepto, quizás, un bombón de chocolate.

Su postración, su confusión, su volatilidad mental y su debilidad me dan una pena horrible. Tengo miedo a la vejez. A convertirme en un resabio de persona, no recordar las caras de mis nietas. Olvidar los nombres de mis hijos. Y sin embargo, si llego a esa edad y a ese estado tan frágil, me gustaría tener hijos que vinieran a hacer el esfuerzo de recordarme quién soy. Y lo que dejo en esta tierra.

viernes, 10 de mayo de 2013

La teoría

La cara. El cachete. La nariz. El párpado izquierdo. La frente. El otro cachete. La barba. Los labios. La boca. La lengua. Los labios. Los dientes. La lengua. La lengua. La lengua. Los labios.

El hombro. El brazo. Los pelos del brazo. La mano. El cuello. El cuello más fuerte. La cara. La nuca. El cuello. La oreja. El pelo. El cuello. El pelo. La espalda. Bajar por la espalda. La cintura. El abrazo.

El olor en el hueco entre el cuello y el hombro y la ropa. 

El pecho. Guarida y destino. Latidos. Inflar. Desinflar. El pelo del pecho. Calor. Latidos. Arraigarse ahí. El pecho. La casa. El alma.

La espalda. La fuerza. La espalda. La suavidad. La espalda entera. La curvatura. La latencia. La solidez. La espalda. La amplitud de la espalda. El paraíso. La superficie. Morderla. La piel. Las vértebras. La piel. El músculo. El cuello. La espalda. La carne. La piel. La piel. Infinitas veces la piel de la espalda. Tocarla. Arañarla. Besarla. Morder.

Cerrar los ojos. La mano. La piel. Oler. La barba. La lengua. Apretar. Buscar. Querer. La pierna. La nalga. La piel. Lamer. Sentir. Morder. Saliva. Temblar. Callar. Tantear. Oler. Tocar. Ver entre pestañas. El ritmo. La sangre. La piel. El hueso. El alma. Entrañas. Caer. Rodar. Anudarse los pies. Murmullos. Cuerpo. Silencio. Sed. Sudor. Cadencia. El baile. El brillo. El fuego. Nacer. La tarde. La noche. La risa. La cama. La vida. El alma. El tacto. La piel. La magia. La cama. Placer. Erizarse. Morir. Nacer. La calma. La vida. La cama. El alma. La piel. Sábanas. Sombras. Hundirse. Querer. Abandono. Pereza. Abrazo. Los labios. La cara. Los labios. Los ojos.

Mirar desde el balcón de una sonrisa.

Los ojos. Cerrarlos. El olor en el hueco entre el cuello y el hombro. Anidar. Quietud. Silencio. La piel. El sueño. La vida. Dormida. Feliz. Cálida. Llena. Crecer. Sin ruido. Expansión. La paz. La gloria. Vivir. Crear. Ser ciertos. Yacer. Querer. Volar. Creer. Estremecerse. 

Amar. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Achinando los ojos



No sé si lo que veo está en el horizonte o es sólo un reflejo de algo que tengo atrás.

martes, 7 de mayo de 2013

Nenas malas

Me exaspera el machismo pero no tanto el machismo de los hombres, aunque sí me exaspera y lo combato, sino sobre todo el machismo de las mujeres. Esas que se creen que son señoras de bien y que hay una clase de señoras no tan bien, las cualquiera, las putas, las locas, las liberadas, las ninfómanas, las que, generalmente, tienen el cráneo un poquito más abierto y receptivo, probablemente se animan más a no encasillarse en etiquetas castradoras y quizás no actúan exactamente como pretende la moral socio-religiosa decimonónica, o no quieren ser amas de casa, o se acuestan con hombres antes del matrimonio, o dicen lo que piensan, o gustan de otras mujeres, o compiten cabeza a cabeza con hombres en cargos gerenciales, o no tienen hijos, o hablan de sus gustos y sus sueños y sus creencias sin remilgos. Está de moda declararse openminded y sin embargo cuesta aceptar el matrimonio igualitario. Como cuesta aceptar que una mujer no quiera dejarlo todo e irse a vivir a la cochinchina donde su marido consiguió trabajo. O que no le guste cocinar. 

Leo y veo cosas y siempre es una mujer la que lava los platos en los avisos. Porque si lava los platos, el caballero en armadura brillante va a quererla más. También tiene que estar depilada y usar tanga y que no se note que menstrúa y no tener panza y lucir espléndida hasta cuando saca las manchas del water. Es lógico que maneje mal, pobrecita, es mujer. Tiene que, como escuché decir a un cura que casaba a unos amigos, "esperar al marido y atenderlo cuando él llegue cansado de trabajar". O sea, ella no puede estar cansada y si trabaja, que sean pocas horas para dedicarse a su verdadero rol hogareño. Él sí va a estar cansado, pobre macho alfa laburante. Pero ella debe estar radiante y dispuesta y la comida tiene que estar en el horno. Porque sino, quizás el pobre macho alfa frecuente a una cualquiera que le brinde lo que no tiene en casa. Igual, si eso ocurre pero lo mantenemos en secreto y vamos a misa juntos y parecemos felices y tenemos criaturas y cambiamos el auto por uno mejor, todo es perfecto. Perfecto y estúpido y ficticio. 

De a poco algunas cosas se mueven hacia una tendencia más natural de tratar a la mujer de forma no tan distinta a como se trata al hombre. De a poco. Porque te siguen mirando mal si no tenés pareja estable y aún así tenés vida sexual. Sobre todo, las mujeres te siguen mirando mal. Porque hay tipos que piensan que debutar en un prostíbulo es la forma más normal de empezar a tener relaciones. Porque hay personas que creen que no podés ser vos la que encare a un pibe. Porque usamos palabras como "fácil" para referirnos a la gente, y asumimos que las minas ceden ante los hombres. Ellas nunca pueden querer tener sexo, nunca pueden desear a alguien. Siempre el mérito de llevarse a alguien a la cama es masculino. Porque hay mujeres que aceptan ser golpeadas. Porque los sueldos para cada género son dispares. Porque en la calle pueden gritarte cualquier cosa.  Porque sí, porque hay un sexo débil y un sexo fuerte. Y no digo que no haya diferencias, pero a veces donde no las hay, las crean. Y somos la misma raza de animalitos; la evolución debería ir en busca de la igualdad de derechos. 

No sé. A veces me frustra ser mujer, porque no me dejan terminar de serlo. 

lunes, 6 de mayo de 2013

Infección

Tengo los pulmones con pus y flemas y asco y vísceras y gusto a sangre. Tengo el cuerpo dolorido, los abdominales, los riñones, la espalda. Tengo el estómago revuelto de pastillas. Tengo la garganta rasgada y la respiración llena de silbidos. Tengo una tos inmunda que lastima. Tengo los ojos secos y la piel caliente. Tengo la voz débil, la fatiga fácil, el cerebro estéril. Tengo infección respiratoria, dijo el médico. Yo no creo que sea eso.

domingo, 5 de mayo de 2013

viernes, 3 de mayo de 2013

Un gatito bebé


El mundo sigue y arremete con furia pero yo no quiero olvidarme nunca de que un gatito chiquito con los ojos cerrados recorrió mi mano. Porque es necesario de vez en cuando dejarse tocar por la ternura y creer en el calor de algo minúsculo. Y desear que eso crezca y sea invencible a la vez que lamentar su madurez, porque significa que pierde su sentido de lo pequeño y suave. Por eso hay que agarrar un gatito bebé con las manos cada tanto. Para entender que fuimos mínimos seres humildes y puros. Recordar la ternura. Para sentir la necesidad de ser ingenuos, nuevos, mágicos, conmovedores. Y tratar de conservarnos así.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Pila de preguntas

¿Cuánto es recomendable esperar que algo ocurra?
¿Cómo vencés las dudas que irremediablemente desata la espera?
¿Cuándo pasa de ser espera a ser una ingenuidad estúpida?
¿Qué te asegura que la espera va a haber valido la pena?