viernes, 30 de diciembre de 2011

agua y papel picado

Se acaba el año y en la Ciudad Vieja pocos trabajaron hoy. El informativo muestra las calles sepultadas bajo hojas de agenda y papelitos, y la gente que corre para no ser empapada por los baldazos de agua que tiran desde los edificios. Todo bien con el festejo, pero convierten la ciudad en un basural. Sólo el agua sería más lúdico y menos enchastre.

Además, no sé por qué, hoy la intendencia decidió que no abrían las cajas, por ende todos los trámites que requieren algún tipo de pago (o sea, todos los trámites) no podían gestionarse. Así que sigo sin tener libreta para manejar. Y después de hacer tiempo durante dos horas con Steve Jobs en el McDonald`s de la peatonal Sarandí, me fui hasta la Caja Profesional que abría 12.15, pero claro, los funcionarios habían decidido hacer paro y asamblea, así que me quedé sin inscribirme ahí también. Supongo que unos días más de retraso a los ya alrededor de 400 que llevo desde que mi madre retiró mi título de Licenciada no van a hacer mucha diferencia. Pero el hecho de que todo funcione tan para atrás es lo que más me molesta.

Así que me voy al campo sin libreta y bastante saturada de esta pelotudez que tiene el país encima. No creo que nada cambie en el 2012, sólo cruzo los dedos para que algún día pueda terminar mis putos trámites.

Feliz fin de año Uruguay, aunque hace rato que estás para la joda... 


jueves, 29 de diciembre de 2011

monotevideo

Aquí estoy, otra noche más en Mvd. Comiéndome poco a poco el libro de Steve Jobs (el libro sobre Steve Jobs más bien), sin laptop propia hasta nuevo aviso, y para variar, con la panza a reventar por otra cena con amigos. Pero algo ha cambiado: ahora tengo cédula de identidad así que casi vuelvo a ser un ser humano. Espero que mañana sea una homo sapiens completa cuando consiga la libreta de manejar, me apunte en la caja profesional, y el médico me diga qué diantres tengo en la rodilla.

Todavía queda mucho para hacer antes de embarcarme al verano, mañana a medianoche, en un bus directo a la loma del orto, entiéndase por tal el paraje Diego Lamas, en pleno corazón de Artigas. Tengo ganas de ese otro tipo de soledad, poblada de ruiditos campestres, sol abrasador y siestas. Y si de a ratos comparto un paseo en camioneta, una tarde de alero o una vuelta a caballo con alguien de mi familia, no creo que necesite mucho más.

El tiempo deja de importar por esos lados. Y quién soy yo también.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

welcome to the tercer world



No es que ahora que viví un tiempo en Europa me siento indigna de vivir en este país. Para nada. Siempre amé el Uruguay y no reniego de dónde soy, de hecho agradezco haber nacido donde naci y podido conocer tanto de este rinconcito de América del Sur. Adoro profundamente lo que es esta tierra y la gente que la puebla. Me gusta nuestro idioma y congenio bien con la idiosincracia. Me alegro de vivir en Montevideo y sobre todo de poder escapar cada tanto hacia el interior profundo. Y durante todos estos meses extrañé cada día lo que significa tener a mano el Río de la Plata, el campo y la calidez de ser poquitos y conocernos tanto. Lo que no significa que me vuelva ciega frente al estado calamitoso en que se encuentra Montevideo, e inmune al sentimiento de inseguridad perpetua que parece inundarlo todo. 

Hoy visité a mi ahijada de la Fundacion Niños con Alas en su casita en La Teja, más bien en un barrio que se llama Tres Ombúes. La familia había reformado la casa, cambiando las habitaciones, que estaban al frente, por la cocina y el salón, porque decían que día por medio había disparos, y que se sentían más seguros durmiendo en el fondo. Apenas tienen recursos para los gastos más básicos, pero habían tenido que comprar una especie de puerta con rejas para proteger la nueva zona de estar. 

Yo nunca he andado por la vida con miedo a que me roben. No soy de las que cruzan la calle cuando ven a alguien "con fea pinta" en la misma vereda. Me niego a ir por mi propia ciudad esperando a que alguien me apunte con una navaja y me arrebate la cartera. Pero desde que llegué, no hacen más que contarme historias de ese tipo. Asi que ahora estoy como esperando que me pase algo. Y es patético vivir asi. 

Mi padre se ha cansado de arreglar los vidrios reventados del auto, las puertas forzadas, hasta le robaron los documentos del vehículo, sólo para hacer daño. Mi hermana parece que va con un imán pidiendo asaltos, porque todas las semanas tiene algún encuentro extraño en el que le sacan alguna cosa. La señora que trabaja en casa tuvo que mudarse después de que le desvalijaran todo el apartamento más de una vez. Y así sucesivamente.

Además, el centro de Montevideo da un poco de miedo. Los edificios están más grises que nunca, más abandonados, tétricos, feos. Las calles acumulan papeles, colillas, chicles, fruta podrida, bolsas de plástico. El tráfico es un maniático desorden, y siguen pululando los carritos tirados por caballos, o por personas, que se asoman en cada contenedor de basura. Las mafias de pibes de dudosa calaña atosigan a los conductores en cada semáforo. Básicamente te lavan el vidrio a prepo. Y a la gente en general la veo más pobre, más descuidada, más tercermundista que nunca. Y eso que yo no me considero nada exquisita. Pero todo parece ir bastante en decadencia. Lo gris se hace más gris, y hay espacios de negrura extrema. 

Me encanta mi país, mi ciudad, mi casa. Pero veo que en un año casi nada ha mejorado, y en cambio todo parece ir peor. Con ritmo ágil, nos encaminamos al subdesarrollo sin escalas.



martes, 27 de diciembre de 2011

setenta y ocho

Si yo llego a vivir esa cantidad de años, me consideraré bastante longeva. Si encima los vivo tan fructíferos y ricos como mi abuelo, creo que me consideraré afortunada. Si además los festejo rodeada por mi familia, soplando una vela hundida en mousse de dulce de leche y brindando por unos cuantos años más, creo que no necesitaré nada extra. Y si todavía tengo ganas de aprender a usar un ipad, la consciencia clara como un cristal y el cuerpo me responde para seguir jugando al tenis, me sentiré feliz.

Chin-chín por muchos años más de ejemplo, Gran Papá.


lunes, 26 de diciembre de 2011

letanía

El blog está un poco olvidado sí. No es abandonado la palabra. Es olvidado porque no hay rutinas, y escribir ha perdido el espacio geotemporal que tenía en mi vida. Ahora sigue siendo una necesidad, pero no encuentro cuándo desagotarla. Y a la hora que lo encuentro, estoy muy cansada. 

Mi tío quiere que empiece una novela autobiográfica. No le dije que ya lo intenté, y que me salió una mierda que fui incapaz de terminar. Escribir una novela es quizás uno de los objetivos más importantes de mi vida. Creo que va a llegar en algún momento, pero ahora no me sale. Tengo que poder contar otra historia que no sea la mía, y no sé cómo encarar eso. 

El blog, mientras tanto, sirve para que la escritura no muera. La única consigna es escribir algo cada día. Hay épocas florecientes. Hay otras de duro trajinar. Hay otras agónicas. Olvidadas, como esta. Ya llegarán nuevas cosas que decir, y sabré dejarlas mejor dichas. De momento, esto parece ser lo que hay.

sábado, 24 de diciembre de 2011

so this is christmas


Aquí estoy en mi casa montevideana, a la que es fácil acostumbrarse, aunque la vida acá me sigue rechinando un poco. A veces "no me hallo". No sólo en mi casa, en la ciudad toda, entre la gente toda. No sé a dónde diantres pertenezco. Si no fuera porque me perdería el verano y porque a partir de hoy y hasta por lo menos mediados de enero el país se pone en standby, empezaría ahora mismo a trabajar. Necesito hacer algo conmigo misma. Necesito poner las piezas del puzzle en los lugares que les corresponden, y de momento es todo bastante caos. O no caos, pero incierto. Quizás lo que me hace falta es encontrar mi lugar en el puzzle, y no veo que vaya a suceder eso de momento. Madrid era al final una rutina de seguridad. Y ahora no está, y hasta mis cosas de toda la vida me parecen raras de a ratos. No logro hacer clic. No me quejo, estoy muy contenta de estar donde estoy. Sólo que todavía no estoy del todo cómoda. Aún no entiendo qué estoy empezando de cero y qué retomo donde lo dejé. No llego a ver qué está dañado por la ausencia. No sé si piso firme. No sé bien quién está, o para quién estoy. No tengo idea de quién cuenta conmigo, o me asusta ver que muchos ya no lo hacen. A la vez, me tranquiliza descubrir que la vida siguió casi inmutable. Que mi familia sigue hablando de las mismas cosas alrededor de la mesa. Que mi abuelo hace bromas parecidas, que mis primos no me odian y se acuerdan de mi nombre, que a mis tíos les caigo igual de simpática. Y sin embargo, mi otra abuela está casi igual, pero parece infinitamente más vieja. Y las calles parecen más sucias. Y la gente más descuidada, más abandonada, más pobre. Y la sensación es de inseguridad latente, cruda, y de diferencias abismales entre unos y otros. Me encontré con un Montevideo más tercermundista que nunca, creo. Una Navidad un poquito más indiferente. Me parece que cada año todos quieren que las fiestas pasen más rápido. Mejor dicho, quieren que ya hayan pasado. No sé. A mí me gustó mi Nochebuena. Me hizo sentir que, por lo menos en la familia, no me perdí de tantas cosas. Cada año me importa menos la comida y los regalos. De hecho, este año pensé que ni siquiera habría regalos para mí, porque mi gran regalo es esta compu desde la que estoy escribiendo, y lo recibí apenas pisé mi casa. Pero no, tanto mamá como mis hermanas pensaron en dejarme alguna cosa extra. Y mi abuela siempre sale con alguna sorpresa. Y la comida estuvo bien, pero mejor estuvo la charla. Y no ver los fuegos artificiales de las doce, porque estábamos todos cenando juntos. La verdad es que la felicidad no estaba explotando en el cielo en lucecitas de colores, sino adentro, en el comedor, en esas dos mesas distintas alineadas y el cambalache de sillas de todos los tipos que nos acogieron en una especie de ronda cuadrada de lo más heterogénea. No sé dónde encajo, en qué ciudad o qué país o qué lado del mundo, si es que en algún lado encajo, pero estar en familia, así, en dulce montón grande y desordenado en torno a una mesa, me hace olvidar de eso y sentir que soy parte de algo caótico y mágico. 

Navidad es y siempre va a ser familia para mí. Y creo que por eso me gusta tanto. 
Feliz Navidad.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

lunes, 19 de diciembre de 2011

un día robado

Hola Madrid, sigo por acá.

En este preciso momento debería estar por remontar vuelo pero no. Estoy en mi casa de los últimos diez meses y pico, en la compu de mi soon to be ex-compa de piso (la mía quedó knock out), con la misma ropa que llevo hace tres días porque mis valijas están todas armadas y cerradas (a presión), y con la suerte (mejor verlo así) de haber aprovechado la tarde que me regaló la cancelación repentina (pero no inesperada) de Aerolíneas Argentinas.

Necesitaba ese desahogo de le pain quotidien (no tanto mío, quizás) para que se barriera la mierda un poco, y volver a creer en esa amistad que ha significado gran parte de lo que fue Madrid para mí. Necesitaba el frío intenso que empieza a apropiarse de las calles para valorar el abrazo, y empezar a añorar la compañía. Y necesitaba las lágrimas también, y poder sentir que se descargaba esa cosa horrible que me pesaba en la espalda. Creo que he encontrado a alguien extremadamente especial. Sé que no siempre he sido la persona más fácil, también sé que muchas veces la dificultad ha sido mutua, pero me gustaría que aprendiéramos a lidiar mejor con nuestros temperamentos de ahora en más. Porque espero que haya mucho más, aún con diez mil kilómetros de por medio. Esto acaba de empezar, ¿no?

Agradezco este día extra, a pesar de las incomodidades de transporte que me implicará mañana (y pasado). Agradezco estos catorce meses acá y todo lo que me llevo, que es muchísimo más que cinco valijas de tamaños variados.

Espero que la próxima vez que escriba sea desde mi casa uruguaya. Pero nunca se sabe. Mientras tanto, no me disgusta nada estar acá, en mi otra casa, con los amigos de este lado del océano.

viernes, 16 de diciembre de 2011

the end

Punto y aparte de mis cinco meses de trabajo en esta maravillosa empresa. No tengo palabras para agradecer lo especial que me hicieron sentir hoy, y la paciencia y cariño que han mostrado siempre conmigo, sobre todo al principio, cuando no creía que hubiera muchas cosas para mí en este departamento, y sobre todo al final, cuando ya estaba casi a mis anchas y seguía aprendiendo a pasos de gigante.
Me llevo mucho más que un reloj rojo y una tarjeta firmada por todos. Ha sido un verdadero placer.

jueves, 15 de diciembre de 2011

cambio y fuera

Hay un vacío, creo que lo hubo en toda la noche. Esa bolsa de aire llena de todas las cosas que no se dicen. De a ratos me daban ganas de reventarla, y que saliera todo. Pero nada va a cambiar. Así que apenas la desinflé y me conformé con hablar de lo otro, lo incontaminado, aunque todo lo está de alguna manera. No sé si nos sirve o no. En el fondo me quedé con ganas de que me abrazaras. Pero no entiendo lo que significa ya que me abraces. Así que lo mejor fue irme casi con urgencia. Y que cuando llegaran las lágrimas tú ya no pudieras verme.
Nos olvidamos del sometime. Siempre estaba el somehow y el somewhere, pero no se nos ocurrió que era más importante coincidir en el tiempo. Ahora el tiempo se extiende como una lonja infinita, pero en direcciones opuestas. Por lo menos no habrá vacíos imposibles que digan más que lo que sí decimos.
Lo que no pude expresar en ese momento del postre fue que te voy a echar de menos sí, pero nunca tanto como en Madrid. Y que es irónico que ahora que me voy te sienta más cerca que en estos meses en que estábamos recorriendo las mismas calles. Dolió y todavía duele buscarte en cada esquina. Pero ya se me va a pasar.
Me guardo lo mejor de tí y lo mejor de mí contigo, que fue muchísimo. Y la forma en que tus dedos se quedaron con mi mano.
Hasta dentro de unos meses o años, hasta sometime.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

vértigo

Hace un mes comprábamos las entradas para el Cirque du Soleil. Hoy ya lo vimos. Me gustó mucho, aunque me lo esperaba aún más grandioso. No hago review porque escribir desde el blackberry es un suplicio al que hoy no tengo ganas de someterme. Se acerca el fin, estos días son una montaña rusa de extraña normalidad. Todo se acaba en nada. Y a la vez todo sigue. Como leí hoy en "Desgracia" de Coetzee, cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual. No sé. Hay muchísimo que no entiendo. Se cierran cosas que me gustaría que siguieran un rato más, y se quedan cosas en standby de las que necesito alejarme, al menos por un rato. Creo que lo que más quiero es dejar de oírme a mí misma en el bullicio de los ruidos que extraño. Siento un montón de cosas juntas que no alcanzo a definir. Tristeza, nervios, nostalgia, ganas, y una especie de excitement latente, agazapado, que se va a liberar cuando las ruedas del avión toquen la pista de Carrasco. Quiero que llegue ese momento, pero ojalá Madrid estuviera más cerca y volver no significara siempre instalarse o pasar fugazmente. Por ahora compro regalos y me dedico a empezar a extrañar a los que todavía tengo a mi lado. De alguna forma mi vida siempre va a tratarse un poco de eso.

martes, 13 de diciembre de 2011

25 and laptopless

desde el domingo he empezado a vivir la curvatura hacia abajo de la vida (oh sí), ya que ingresé en el cuarto de siglo vivido, y por ende además de sentirme vieja, creo que lo soy. pasé un día ameno, sólo estropeado por algún extraño bicho berlinés que viene causando ronchas molestas y enormes desde el miércoles. comí con un amigo con el que necesitaba ponerme al día. nos pusimos las botas, como dicen acá, y después dormí una siesta interrumpida por llamadas geniales de gente que extraño. y más tarde cené con mis compañeros de hogar, a los que cada vez quiero más.

ayer mi nueva madurez (?) me hizo tomarme con paciencia el hecho de que mi pc se apagara unas cuantas veces, y después, en algún momento, la muy pilla se rebeló y dijo que hasta aquí llegó su amor. no me dirigió la palabra hasta hoy de mañana, cuando después de un rato de intentar conseguir alguna respuesta me soltó un "operating system not found" con fondo negro, y yo tuve que venirme a trabajar.

así que estoy escribiendo esto desde mi mega pantalla de ordenador laboral, donde toda la oficina puede leerlo si quiere. pero no quieren porque se fueron a comer casi todos. mañana voy a intentar resucitar a la señorita hp (h de p?) y sino, entenderé su inactividad como un suicidio pasional, es decir, como una manifestación de que le gustó tanto madrid que no quiere irse nunca de acá, y la abandonaré.

y no me duele tanto en el alma porque sé que me espera una Señora Toshiba en uruguay, e iniciaremos un nuevo affaire, más sereno y avanzado que este que hoy se acaba. aunque sin olvidarme que con hp he realizado algunos de los trabajos académicos más importantes de mi vida. pero me salió muy turra la mina, y me fue infiel bastantes veces. un par se fue con un virus cualquiera, después quemó el disco duro (una loca de manicomio), ahora a cada batería que le ponía la dejaba estéril, y nunca se llevó bien con windows 7.

lo nuestro no podía ser, evidentemente.

domingo, 11 de diciembre de 2011

abstract

No son las más representativas ni las mejores. Pero son algunas de mis fotos preferidas de cada destino.

Praga, República Checa.


Berlín, Alemania.


Ámsterdam, Holanda.

viernes, 9 de diciembre de 2011

desde amsterdam con carinio

Me gusta mucho esta ciudad, quizas la que mas de este combo que elegi para visitar antes de escapar de europa. Tiene un aire juvenil y a la vez sofisticado, y eso de las bicis es tremendo. Me encantaron los canales y las casitas apiniadas y apuntando al cielo, es un manojo de calles que invitan a perderse en ellas. Ademas es muy comercial, y esta todo eso del red light distric que impresiona un poco (pero en el fondo te deja el sabor amargo de lo patetico al recorrerlo), y las coffee shops donde cuando alguien abre la puerta se escapa el olor a porro, como si ya no hubiera más lugar para tanto aroma ahi adentro. La verdad es que el olor a marihuana no me gusta, pero uno tiene que acostumbrarse a encontrarlo con normalidad en esta ciudad. No es ni ahi lo mas importante ni lo mas notorio ni lo mas wow de Amsterdam, y aun asi creo que es una de las principales razones de por qué esto está lleno de turistas veinteanieros. Pero bueno, creo que es a lo que menos pelota le di, porque me gusto mas concentrarme en ver y palpitar la ciudad, su ritmo de pedal y tranvias, el viento colándose entre los canales, las enredaderas en las paredes de ladrillo, los puentes, los barcos llenos de turistas que pasan por abajo, y la decoracion de las vidrieras. Tambien me gustó el Rijksmuseum o como se escriba, pero sobretodo es inigualable el museo Van Gogh, que bien vale los 14 euros que cuesta entrar. A veces me hubiera gustado pasar más rato explorando callejuelas y rincones de Amsterdam, pero las manos heladas y la cara un poco insensible de frio pedian a gritos algo caliente, asi que muchos de los ratos de Amsterdam fueron mirando por la ventana de un bar y en una especie de panaderia muy coqueta y nada presuntuosa. Cuando eso está acompaniado de una sopa de tomate, uno puede pasar horas mirando pasar las bicis de todos los colores y formatos por el puente y los barquitos por el canal.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

berlin pasado por agua

hoy no aguantaron la lluvia y el frio, y se descocaron bastante... pero los que si aguantaron fueron mi abrigo y mis botas [grandes inversiones]. fuimos al reichstag pero resulta que hay que reservar la visita con antelacion por internet, asi que no pudimos entrar. despues vimos el tiergarten, y subimos a la columna que hay en el medio, desde donde se ve el parque y en sus extremos, la ciudad rodeandolo. de ahi nos fuimos a la parte centrica de lo que era el berlin oeste, algo asi como kurfursterdam [no se reproducir exactamente los nombres de las calles, puede ser un horror lo que acabo de escribir]. llovia y llovia, asi que caminamos un poco por ahi, y despues en metro nos fuimos hasta checkpoint charlie, donde nos refugiamos en un mac [curiosamente hay un mac al lado de checkpoint charlie, muy patriotico y capitalista], nos sacamos la foto ya bajo el agua y anocheciendo, y volamos en metro a la museuminsel otra vez, a ver el altes nationalgalerie y el altes a secas. me gusto particularme la salita que hay de impresionistas en el primero, y la curiosidad de una salita dedicada al amor, en el que hay una coleccion muy graciosa de anforas y cosas griegas con imagenes sexuales, es decir, un porno explicito en vasijas y estatuitas, que uno no hubiera imaginado que gente tan culta bebiera vino de jarras con esos dibujos. es probable que fueran tan cultos justamente por ese tipo de apertura mental... de ahi al mejor museo que he visitado en este viaje y en casi todos los que he hecho, el DDR, que significa en aleman Republica Democratica Alemana, o sea, la parte sovietica de Alemania entre 1945 y 1990 aprox. fascinante la informacion [redactada con sentido del humor, y anecdotas muy ricas], o sea que pase mucho tiempo leyendo ademas de viendo las cosas que habia para ver, que tambien eran un monton, desde autos de la epoca, hasta un prototipo de apartamento amueblado, una celda de carcel para opositores, un equipamiento de espionaje, y despues, desde juguetes hasta armamento militar. lo mejor era que estaba diseniado para que todo fuera tocado, explorado, fotografiado, oido y analizado, muy pero muy interactivo, colorido y genial. 10 puntos para el DDR. y de ahi a la zona de boliches y bares cerca de donde estamos alojadas, donde "tomamos una cerveza" [yo no porque sigue sin gustarme, tome una coca cola rara de una marca graciosa], y de ahi al hostel a baniarnos con la mejor ducha de europa [mucha presion y muy caliente] y dormir en la mejor cucheta que he probado, que incluso te la tienden, algo inedito para los hostales, especialmente por 12 euros la noche. gracias a mis abrigos tengo salud, asi que voy a seguir aprovechando este viaje, y amsterdam promete minimas de 5 grados, un calor barbaro para lo que venimos viendo, porque aca 5 grados es la maxima, y aparentemente hoy estuvimos lejos de rozarlos. danke mama por ese abrigote de cuero macizo, y danke papa por esa tarjeta de credito que me habilito la compra de las timberland.

martes, 6 de diciembre de 2011

berlin sights

Veniamos bien de frio pero a veces se siente. Estamos con maximas de 4 y minimas de 0, asi que cada tanto dejamos de sentir las manos, y algunas cosas sufren, por ejemplo la cantidad de fotos que sacamos. Pero igual aprovechamos el encuentro con el muro de Berlin, Alexanderplatz y despues nos refugiamos un rato en los museos de la Isla (el de Pergamo y el Neuen), donde ademas de ver a Nefertiti tome un descanso y una siesta en los sillones del guardarropa. Despues, ya de noche (pero eran apenas las 5 de la tarde) caminamos hasta la puerta de Brandemburgo, y Potsdamerplatz, que estaba con mucho movimiento, donde un McDonalds nos acogio para una especie de almuerzo-cena, porque desde el desayuno buffet del hostel que veniamos sin comer (vale la pena pagar los 5 eurillos que cuesta). No pude convencer a mi companiera de ruta para patinar sobre hielo, pero capaz que maniana si. Tambien nos reimos un poco y peleamos un poco, que es bien normal, y compramos un pantalon de piyama. Un dia redondo en Berlin.

lunes, 5 de diciembre de 2011

bye prague, hello berlin

Dia lluvioso y soleado, frio pero con trazas de chocolate caliente y siestas de bus.

La gestapo nos reviso el dni cuando entrabamos a Alemania. El mio hasta lo golpearon a ver si era de verdad. Constantin y su mujer lo pasaron peor. Eran dos de los seis pasajeros de todo el omnibus, incluyendonos a nosotras. Aparentemente al policia calvo aleman no le gusto mucho su gitanez. No entendimos bien que paso, pero fue comico. Nos elaboramos una historia en base a los tonos de voz, porque el idioma, que no sabemos si era checo, aleman o tahitiano, es una barrera infranqueable. Aparentemente la mujer de Constantin era de las mas buscadas de interpol, segun una foto en blanco y negro que mostraban los policias. Ella lo nego, y todos se rieron, y seguimos viaje. Pero fue una cosa inexplicable, ahi en medio de la noche y de la nieve y de la nada, surrealista, casi de la Guerra Fria.

Voy a soniar con eso ya mismo, y con vivir en la Alemania Federal [que es donde estamos, al lado de la parte mas entera del muro]. El hostel parece un hotel, lo recomiendo. Se llama Plus Berlin. Encima estamos solas en la habitacion, lo cual nos permitira dormir sin ronquidos ajenos [otra anecdota de la primera noche en Praga, que tuve que curtir a almohadonazos a uno para que nos dejara dormir, pero ni se inmuto. Al final termine bajandome de la cucheta y sacudiendolo, pero tambien sin exito.]. Maniana toca asimilar nuevo idioma, pero poco a poco el viaje se va volviendo mas comprensible. Creo que pocas cosas deben de ser mas dificiles que el checo!

Auf wiedersehen.

domingo, 4 de diciembre de 2011

desde praga con amor

Hoy me siento feliz con el mundo.

Praga me ha dado mucho mas de lo que vine a buscar.
La ciudad en si me gusto muchisimo, especialmente las vistas y los detalles, y claro, la plaza convertida en Navidad pura, que parecia de cuento de hadas incluso bajo la lluvia.

Pero lo que de verdad me llevo de esta ciudad fue la compania, las charlas y los ratos compartidos. Me siento completamente bendecida por los amigos que tengo. Me doy cuenta de cuanto extranaba a algunos y cuanto voy a extranar a otros.

Estoy feliz y fue un gran dia. No hace falta decir nada mas.

sábado, 3 de diciembre de 2011

expreso polar

Mi cuarto quedó vacío, mis cosas están apiladas en una habitación temporal, y a la valijita violeta que viajó por medio mundo todavía le aguantan las ruedas para unos destinos más, espero. Ya está llena de lo que consideré abrigo, ya están los boletos impresos, ya está todo listo para partir hoy rumbo a Praga, y seguir vagando por ciudades europeas durante siete días.

Mi cabeza ya está vacía de todo. No sé muy bien qué veré, pero ojalá me sorprenda el camino, como lo ha hecho todos los últimos viajes. No prometo escribir, pero voy a intentar reportar cada tanto algo de mis vivencias. Esta vez tengo buena compañía, y un encuentro en República Checa, después de muchos meses. Está todo preparado para disfrutar del último viaje europeo.

Ahí voy, al frío y la aventura.


viernes, 2 de diciembre de 2011

posdata

Hubiera querido ser un poco más cordial. Pero cuando no me sale, no me sale. Y la cordialidad la siento ahora, unas horas después, cuando estoy en calma. Te deseo lo mismo que tú a mí, y no quiero ningún tipo de promesas. No soy de las que prefieren no saber, pero esta vez guardátelo todo. Ya no quiero entender. Ni llorar. Ni siquiera olvidar. No quiero nada que empañe apenas un poco la paz que tengo por las cosas que he decidido. No quiero verte porque nada va a cambiar, y no creo que surja una amistad a raíz de un rato hablando de algunas cosas, y esquivando enormes lagunas de temas que acechan, y que están más presentes que la conversación misma.

No quiero verte porque en realidad sí me gustaría. No quiero hablar contigo porque es demasiado fácil, demasiado natural. No quiero acostumbrarme ni un segundo a cosas que voy a perder de inmediato, que de hecho ya he perdido, y que cada vez creo que me duele más perder. No hoy, cuando las cartas están demasiado repartidas, la mitad sobre la mesa ya, y sé que las circunstancias me van a ganar aunque tenga un par de ases, que no los tengo. Así que mejor no apuesto y me guardo las fichas para otra jugada, una que no esté tan cantada, y en la que la suerte esté un poco más de mi lado. Sé que si te viera se removería todo más, se complicaría más, y algo se seguiría rompiendo, no sé en quién. Por tu forma de hablar, calculo que sólo se rompen cosas en mí. Si es que las ilusiones son cosas. (Yo pensé que ya no quedaban.)

No te odio, no te recuerdo mal, no te quiero quitar de mi vida para siempre. Hace rato que decidí que no hay que hablar de nuncas y de siempres. Hay que hablar de hoy y un poquito más adelante. Hoy, y un poquito más adelante, no quiero ser tu amiga. Si encuentro a alguien que me importe más que tú, y que me cambie el ángulo de percepción del mundo, entonces puede que no me cueste sentir amistad. No sé. No hago planes. Hoy me conforma saber desde lejos que estás bien, y hacés lo que podés para ser feliz. Sé lo que valés. Sé que serías el mejor amigo del mundo. Perhaps someday.

Hasta que tus circunstancias vuelvan a encontrarse con las mías. Mientras tanto, seguiremos existiendo por ahí. No estaremos muy cerca, pero el cariño no desaparece.

jueves, 1 de diciembre de 2011

wtf



Era una promesa irreal. Casi había conseguido olvidar su sabor. Estaba contenida, guardada en uno de esos envases con tapa hiper hermética, y en un armario oscuro, donde apenas afloraba cuando algo gatillaba un recuerdo. Me da un poco de rabia que con un mensaje raro rompas todo y desintegres el tupper. Me da un poco de rabia que lo hagas ahora, con lo que me costó cerrarlo. Con lo que todavía me cuesta. Capaz que era lo que hacía falta para ver que el contenido ya no tiene tan buena pinta. O aunque la tenga, quizás prefiero estar a dieta. Quizás prefiero no probar ni un bocado más. Porque no creo que después haya postre, y me esperan en alguna fiesta. O no me esperan, pero ya da igual. No es tarde. Es tardísimo.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

la noche es de colores

Hoy cumplo 10 meses en esta casa, en esta habitación. Ya la estoy desmontando. Las paredes vuelven a estar vacías, y los objetos personales van guardándose en las cuatro valijas de todos los tamaños que se esconden abajo de la cama. Me da mucha pena. Se me había convertido en hogar.

Afuera, Madrid avanza hacia la Navidad, con las mismas decoraciones que el año pasado. Ya las conozco, pero me dan igual sensación de norte que en 2010. Son como símbolos de la Navidad fría, nevada, primermundista, que por ahora voy a seguir sin conocer. Me gustan. Hacen que recorrer la ciudad sea grato y lleno de paisajes.

Me siento un poco como la ciudad. Estoy a la expectativa, aunque disfruto de cada uno de estos últimos días. Lo que no sé es si me adornan los mismos chirimbolos que el año pasado, si cambiaron los colores de las luces, si los diseños son otros. Espero, reuniendo nostalgias, asumiendo la intriga, recorriéndolo todo una y otra vez, inhalándolo, viéndolo, compartiéndolo con los que están. O sea que en realidad no espero.

















martes, 29 de noviembre de 2011

insecurities



Leo los diarios uruguayos. Hay noticias que, aunque estés lejos, sabés que causan mucho más impacto. Sabés porque conocés de qué barrio viene, entre otras cosas. Sabés que tus amigos lo van a estar hablando entre ellos, discutiendo, momentáneamente impactados. Sabés que tus padres lo van a comentar con gente de su entorno. Sabés que algunas zonas de la ciudad van a verse especialmente alarmadas, o más bien, especialmente identificadas. Cuando las cosas muy malas les pasan a los ricos, generalmente causan más revuelo. Y que un padre mate a su hija porque pensó que un ladrón había entrado en su casa, lamentablemente causa más revuelo si la casa es en Carrasco que en La Teja. Pero es igual de triste. Sólo que cuando sucede en Carrasco, la sociedad toma especial nota de ello. Porque se da cuenta de que la situación es extrema. Porque si pasa en Carrasco, básicamente pasa en todos lados. O es la idea subyacente que nos queda.

No tengo nada contra Carrasco. Es un el barrio caro y de gente regia por excelencia, y por tradición, en Montevideo. Eso es un hecho. Punto. Quizás lo que preocupa más de esta noticia es que mucha gente que conozco, y me incluyo, podría haber sido ese padre consternado o esa hija muerta. Eso es lo que conmociona a la mayoría de los conmocionados. No sé si toda la sociedad uruguaya está shockeada por este hecho. No es la primera vez que ocurre. Hay gente que lamentablemente lo vive mucho más de cerca. Hay gente que convive con bocas de pasta base en su misma cuadra, o que sabe que no puede ni colgar la ropa a secar, porque se la roban. Hay gente que pasa días y días sin teléfono porque alguien se llevó los cables de cobre. Hay gente que escucha tiros de noche, y procura dormirse de todas formas, porque es casi normal. Hay gente que desconfía de sus propios hijos drogadictos, y encadena los electrodomésticos para que no se los vendan. Eso no es nuevo. Lo que es "nuevo" es que ocurran cosas del estilo en Carrasco. Y hace rato que algunos sucesos perdieron novedad.

Pero no importa quién esté shockeado o no. Todos deberíamos estarlo, pase donde pase. Muchos critican al padre, que tenía un arma, y disparó sin saber exactamente lo que hacía, matando en el acto a su hija de 24 años. A mí el padre me da una pena infinita. Porque hace menos de un mes que habían entrado tres tipos a su casa, a la fuerza, encañonando a su hijo para que les abriera la puerta. La madre se hizo la dormida, y la dejaron en paz. Pero al padre y al hijo los maniataron y se llevaron todo lo que pudieron.

No dudo que desde entonces ningún miembro de esa familia podía dormir tranquilo. Ese día perdieron mucho más que unas cuantas cosas materiales. Ese día desapareció la seguridad, y los invadió el miedo. Porque descubrieron que ni una casa en uno de los barrios más fortificados de la ciudad, ni unas rejas, ni una alarma, ni un perro, ni cualquier ayuda de la policía los podía mantener a salvo. Entendieron que de improviso puede aparecer alguien que apenas con un revólver vulnere absolutamente todo lo que puede considerarse un refugio. Yo también tendría un arma en casa, y estaría dispuesta a empuñarla para proteger a mi familia. Yo también me sobresaltaría al menor ruido. Y acaso con mi afán de salvar a los que más quiero, los podría llegar a poner en peligro por mis propios nervios, por mi indignación, por mi terror.

Nadie está a salvo. Creo que eso es lo que más nos asusta de todo. Nos damos cuenta de que el miedo vive en cada uno de nuestros actos, y de que todo empeora. No podemos bajar la guardia. Pero parece que tampoco podemos extremarla, porque suceden cosas así. Accidentes, evitables sí, quizás, pero a un costo extraño. Si ese padre no hubiera tenido una pistola, el tiro capaz que se lo daba otro.

El hijo, ese al que le apuntaron entre tres cuando volvía a su casa, había organizado una marcha para pedir más seguridad. Ese mismo que anoche perdió una hermana, había reunido a sus amigos y publicado un evento abierto en Facebook para movilizar gente en una demostración pacífica de lo mucho que hace falta algún tipo de stop a la inseguridad crónica. Hoy tiene más de dos mil personas adheridas a la marcha, la mayoría después de lo que pasó anoche. Hay un montón de mensajes de condolencias, de apoyo y solidaridad. Claro que él no debe estar viéndolos, porque está llorando la muerte de su hermana.

lunes, 28 de noviembre de 2011

inyecciones que no duelen

Como sólo me quedan dos semanas en Madrid (freaky, ¿no?), estoy aprovechando para ver muchas cosas antes de irme, porque si bien Montevideo es muy linda, digamos que ahí la oferta cultural es de otro nivel y otra cuantía. Así que en estos días me estoy inyectado paseos, visitas, museos y programas de ocio y cultura que después voy a extrañar, o no voy a tener oportunidad de ver. Ayer fue teatro flamenco y hoy fue una exposición que quería ver desde que me enteré que estaba. Es sobre Mario Vargas Llosa, y tiene lugar en la Sala El Águila, que es un edificio de ladrillos antiguo, muy refaccionado e invitador, en la zona de Delicias. Hasta ahí me fui en la línea de metro amarilla, y una amable señora de un kiosco me indicó la calle Ramírez de Prado (las señoras de kiosco no suelen ser amables).

Casi toda la muestra es biográfica. Maravillosamente biográfica. Con una línea de tiempo de cuatro paredes, fotos familiares, diplomas, cartas y hasta el carné de notas de primero de escuela, la vida de Mario queda expuesta, pero invitando a hacer descubrimientos, porque no todo está dicho. Algunas cosas se adivinan, se suponen, como los comentarios en las últimas páginas de los libros que leyó y un número (¿un puntaje?). O las cartas con Barral, Fuentes o Cortázar. Me encantó una cosa que le escribió Carmen Balcells, algo así como una orden de que deje de dar clases y se dedique a escribir por completo, que ella le iba a pagar lo que ganaba como profesor. Y que se mudara a Barcelona, que era más barato que vivir en Londres...

Habiendo leído algo así como el 80% de sus libros, esta exposición me fascinó de principio a fin. Porque fue la primera vez que sentí que entendía cabalmente lo que me estaban mostrando. Y como Mario es mi prócer literario, mi modelo a seguir en lo que a pluma se refiere, además del dueño de muchas de mis horas de entretenimiento entre sus páginas, había un factor emocional fuerte, intenso, a la hora de enfrentarme a sus primeros manuscritos, o los objetos que pueblan su escritorio (entre ellos muchos pequeños hipopótamos), o sus primeras cartas a Papá Noel.

Supongo que a todo el mundo le pasa, en algún momento, eso de descubrir en la obra de alguien una identificación muy fuerte, o algo a lo que aspirar. Encontrar una canción que te define, o un cuadro que expresa lo que tú querés decir. Para mí, leer las novelas de este señor fueron una revelación. No fue la única vez en la vida que me ocurrió algo así, ni con el único autor. Pero sí fue con el que más.

Creo que todo empezó con "La Fiesta del Chivo". Cerré ese libro pensando que necesitaba leer más cosas suyas, porque estaba empezando a descubrir cómo quería escribir. A quién quería parecerme. De quién tenía que aprender. La "Tía Julia y El Escribidor" fue mi identificación máxima, y el punto más alto en mi admiración de su obra. Quizás el momento en que leemos un libro tiene mucho que ver, y no es lo mismo enfrentarse a algo en la adolescencia que más tarde, o libros que me aburren en la adolescencia reciben una segunda oportunidad después, y por suerte, porque me hubiera perdido de leer genialidades. Pero esos dos libros de Mario torcieron mi imaginación para siempre, y me marcaron un cielo muy alto. Después vino "Pantaleón y las visitadoras", casi en seguida, porque tenía un hambre de sus libros que me hacía leer todo lo suyo que llegaba a mis manos. Y otra cosa imponente fue "La Guerra del Fin del Mundo". También, por supuesto, "Conversación en La Catedral". Y no puedo dejar de contar lo mucho que me afectó "La Ciudad y los Perros", por la crudeza de ese mundo de varones. También leí algunos más, pero los indispensables fueron esos.

Y hoy estaban todos ahí. Mirándome desde portadas en muchos idiomas. Explicándome el contexto de cada uno, sus personajes, sus procesos creativos. Y en algún rincón, una vitrina con el premio Cervantes. Otra vitrina con la carta de comunicación de que le otorgaron el Nóbel. Una máquina de escribir. Libretas, fotos, videos, libros. Lo que hace a un escritor de su talla, expuesto, examinado, explicado. Y yo deseando algún día poder acumular tantas palabras. Acariciarlas así, escupirlas así. Adueñármelas hasta el punto de que alguien se quede igual de transfigurado que yo hoy frente a un texto de mi autoría.






domingo, 27 de noviembre de 2011

a tres semanas

Pienso en una extensión de verde gigante ante los pies de mi yegua y, a su lado, un pequeño ser que corretea sin entender muy bien el rumbo. Pienso en agua en la que me zambullo, fría, como un golpe que corta la respiración, metálico, con sabor a cloro y olor a protector solar. Agua clara como los días de verano, como flotar en la colchoneta sin pensar en nada, como olvidarme de quién soy metida en un libro, en la hora de la siesta. Como las noches de bailar sobre esa arena que cubre el suelo de los boliches. Acunarse. Encontrar un beso por ahí. O dos. Y escapar hacia la ruta, conmigo y algún cd de los viejos, o con alguien con quien ver la puesta del sol desde el puente de Santa Lucía y reirme y tomar un café en Young o en alguna Ancap por el camino. Pensar en que no hay que pensar y en que lo único que hay por delante es el sol y ver el amanecer llegando a casa con los pies sucios, bailados, cansados, y ganas de desayunar tarta de puerros de Tienda Inglesa, o milanesas, o helado Conaprole de limón, o ciruelas, lo que sea que haya en la heladera anárquica de los veranos en la playa. Pero sobre todo compartir, que todo se tiña de naranja y colores de bikinis alegres, y puro sol, nada más que sol, o la sensación incomparable de tener que ponerse un saquito un día un poco más nublado. Quedarse en la playa desafiando la tormenta, limpiar la arena de las reposeras, planear las noches que resultan mejor sin planes, preparar daiquiris o shots, reír sin parar y escuchar una y otra vez las mismas canciones. Y sobre todo, el color de la piel, que se vuelve bronce por fuera y por dentro creo que también. Pieles que brillan y rebotan, que se oscurecen y te piden que las toques, espaldas, piernas, cuellos. Despertar y no saber ni qué día es, y que ni siquiera importe saberlo. Que el tiempo se interrumpa y a la vez se vuelva eterno. Que encuentre una paz y a la vez una inquietud perpetua por no dejar de vivirlo todo. Que me enamore de las posibilidades. Y de hacerlas reales.

sábado, 26 de noviembre de 2011

carmen

El señor Bizet creó la ópera Carmen basándose en una novela de un francés (Prosper Mérimée) que probablemente se basó a su vez en el poema "Los gitanos" que escribió un ruso (Aleksander Pushkin). El pobre Bizet se murió a los pocos meses del estreno en la Ópera-Comique de París, así que nunca se enteró de lo bien que le fue a la obra post-mórtem, porque en esa primera temporada de 1875 regalaban entradas para que no quedara vacío el teatro.

Es curioso que teniendo orígenes franceses y rusos, la ópera se ambiente en la Sevilla de 1820. Carmen es una gitana con carácter, liberal en sus amores y bastante vanguardista en sus costumbres, además de muy activa políticamente, porque apoya todo tipo de revuelta reivindicativa de los derechos de las mujeres andaluzas. Tiene unas amigotas cigarreras y unos amigotes militares. Uno de ellos, Don José Lizarrabengoa, un "navarrito", se enamora de Carmen, y durante un rato también Carmen de él. Pero el tipo es un celoso, mata a otro militar que bailotea con Carmen y va preso. Cuando sale de la cárcel, Carmen lo estuvo esperando, y reanudan su relación. Pero ella se enamora de un picador famoso, y José la mata.

No es fácil contar todas esas idas y venidas en una hora y media de espectáculo. Pero si te leíste antes la introducción vas a andar bien. Porque la "Carmen" de Salvador Távora es puro baile, y la historia es sólo la excusa para los cambios de ritmo y entusiasmo. Me gusta muchísimo el flamenco, y es la segunda versión flamenca que veo de esta ópera (creo que nunca la voy a ver en ópera normal). Me pareció hermosa. No sé, por cursi que suene esa palabra, es la que me describió el show de hoy. Ni me aburrí en ningún momento, ni quise que terminara, ni me preocupó no entender perfectamente la trama. Simplemente me senté a ver, y lo que vi me llegó. Y me dieron ganas de ser gitana y saber taconear de esa manera.

Quizás estuve todo el rato esperando el momento más sublime, porque ya sabía que venía. Pero no le quitó sublimidad. De repente a todos se nos fue el aliento cuando, bajo el arco enorme de campanas, apareció el "picador", montado en un tordillo impoluto, que lo único que parecía hacerlo real, y no de cuento de hadas, era la espuma que le salía de la boca. Así como si nada se puso a levantar las patas al ritmo de la música (como en este video, por el minuto 11 aproximadamente). La que por poco se pone a salpicar baba fui yo (y casi todo el teatro me parece). Carmen le bailaba alrededor, o el caballo alrededor de Carmen, y giraban a pasitos de galope, ella agarrándole un pedazo de crin, y el animal como si hubiera nacido artista, no perdía un compás, y cuando se quedaba quieto era una estampa tan tranquila, tan manso, tan bien educado, que me surgió una necesidad vital de dedicarme a aprender alta escuela ecuestre.

No puedo describirlo con justicia. Lo de hoy sí que me llegó al alma. Me hubiera gustado contárselo a Bizet, o verlo ahí, saludando al público, al lado del tordillo enorme, mágico, que ni se inmutaba con la ovación.



viernes, 25 de noviembre de 2011

hit me baby one more time

Hoy es 25 de noviembre y por ende se celebra internacionalmente el Día de la No Violencia de Género, o Día de la No Violencia Contra la Mujer, o Día de la Violencia de Género (en positivo, sí), o el Día Internacional para Eliminar la Violencia Contra la Mujer, como lo llama Michelle Bachelet en una columna de El País (de España). Más allá del desacuerdo de denominaciones, queda claro que lo que se pretende machacar en la cabeza de la gente es que hoy hay que, no sólo no pegarle a ningún sujeto femenino, sino además recordar a todas las mujeres que murieron víctimas del maltrato, de la violencia machista, de la violencia de género o como sea que se decida llamarle al trato abusivo de un hombre hacia una mujer.

Lo que yo no sabía era que la idea de hacer de hoy una jornada de reflexión sobre este tema viene de una propuesta de la República Domincana a la ONU, a raíz de que un 25 de noviembre, pero de 1960, fueron asesinadas las hermanas Mirabal por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Patria, Minerva y María Teresa fueron molidas a palos cuando iban a ver a sus maridos, que estaban presos por conspirar contra el régimen. Un poco injusto para los maridos, que no tuvieron nada que ver con sus muertes, que se recuerde hoy como el día de las mujeres golpeadas.

La historia de las Mirabal la leí por primera vez esbozada en "La Fiesta del Chivo", de Mario Vargas Llosa, y la profundicé en "En el tiempo de las mariposas", de Julia Álvarez. Más allá de que tenga muy poco que ver con la violencia doméstica, y mucho con la injusticia política y la crudeza de la dictadura, además de con la personalidad estrafalaria y maligna de Trujillo, recomiendo con fuerza la lectura de cualquiera de esas dos novelas, además de cualquier otra lectura histórico verídica sobre el tema.

Volviendo al día no violento, que deberían ser todos, me detengo un segundo para analizar cómo se habló de ello hoy en España, que aparentemente sufre terriblemente de "violencia machista", y van 54 mujeres muertas por esta razón en 2011. De esas 54 que fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas, se reflejó el hecho de que sólo el 26% había hecho una denuncia. Los informativos estaban muy preocupados en resaltar la importancia de denunciar, supongo que como factor preventivo. Hay unas campañas poco innovadoras en la calle y en la tele que pretenden hacer que las mujeres golpeadas llamen al 016.

En lo que me quedé pensando fue en las pobres 14 minas que sí hicieron la denuncia, y nada impidió que terminaran en un cajón bajo tierra. ¿Qué asegura entonces hacer una llamada? ¿Qué garantías ofrece la policía, o una orden de alejamiento, o cualquier recurso que interponga un abogado o un juez? Bastan dos minutos para que el tipo encolerizado se acerque con un revólver.

Claro que hay que denunciar, y calculo que será útil y la mayoría de las veces es una actitud sensata de parte de la misma mujer, como una forma de decir basta. Pero no sé si en la práctica tiene algún tipo de repercusión positiva cuando el asesino está de remate. Por lo menos este año, para 14 mujeres no sirvió de mucho.

El otro día hablé de machismo intrínseco. Sigo viéndolo por ahí, en los detalles más tontos, como en una serie de televisión en la que los hombres son los intrépidos exploradores, y ni se plantea la posibilidad de que las mujeres participen de la excursión, porque "puede ser peligrosa". Aunque sean estupideces de este calibre, son lo que siembra la idea general, subcutánea, de que está bien pensar así como sociedad. De que las mujeres son frágiles y tontas, y a la vez merecen ser reventadas a golpes si los hombres de sus vidas se sienten amenazados o desilusionados por algo que ellas hayan hecho, o que por lo menos sospechen que ellas han hecho, o para desanimarlas de hacer cualquier cosa, simplemente por las dudas. Esa idea pedorra de que las mujeres golpeadas "algo habrán hecho" parece arcaica, un vestigio increíble de hace siglos, pero hay muchos por ahí que todavía se rigen por ella, y lo peor es que no son sólo hombres.

Así que hoy me dedico a meditar sobre la violencia a secas, que generalmente es injusta e innecesaria, y siempre extrema. Venga de hombres o de mujeres, y esté dirigida hacia hombres, mujeres, niños, animales, ecosistemas, me parece un recurso que casi nunca va a estar justificado, y digo el casi porque no estoy segura de nada. Ojalá tenga pocos encuentros con la violencia, y ojalá, sobre todo, la encuentre cada vez menos dentro de mí misma.

jueves, 24 de noviembre de 2011

boa gente



Hoy me pasé la mañana laboral armando cajas de plástico para unas botellas de agua super glam que van a costar como 6 euros el medio litro. Lo mejor fue la terapia conversacional adjunta a esa actividad. Me sentí bienvenida en la empresa en la que ya hacen casi cinco meses que trabajo. Me alegro de haber tenido la chance de empezar ahí. Ya veremos qué aparece mañana, pero hoy se me hizo liviana la jornada. De algunos lados me va a dar pena irme.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

rain check



iba a escribir sobre el tedio de la fama.

pero me pareció muy tedioso, y mi libro actual está mucho más entretenido.

mejor me voy a aprender de john irving y "una mujer difícil".

martes, 22 de noviembre de 2011

no es normal

No es normal, no. Pero es agradable. No me termino de creer que es amistad. Ninguno va a desembuchar nada. No hoy. Pero es agradable. Tierno. Saber que alguien está ahí, de la manera que sea que esté, no deja de ser un alivio. Me río. Me noto sonreír. No quiero prometer cosas, excepto que voy a intentar no destruir nada. Ni siquiera esta cosa frágil disfrazada de amistad. Ni siquiera las posibilidades de que nunca vuelva a ser más que esa cosa, que es más que la nada, siempre. Por lo menos para mí. Creo que hay personas indispensables. A pesar de todo, a pesar de la historia y la memoria, del tiempo y de cientos de miles de kilómetros, recorridos o intransitados, nunca va a dejar de ser una de ellas.

lunes, 21 de noviembre de 2011

etapas, tapas, y papas



Entregué el proyecto final del máster. Pero no sentí el orgullo que sentí cuando entregué la tesis, porque en estas 57 páginas no puse ni un décimo del trabajo y la pasión que puse en la cosa más monstruosa que hecho hasta ahora. Sin embargo, ahí está, esperando que alguien no lo lea y lo califique, porque aparentemente es como funciona el trámite acá.

Después nos fuimos a la cafetería, a tomar tintos de verano, aunque ya el calor que servía de contexto a esa bebida mitad vino y mitad fanta de limón ya hace un tiempo que desapareció. Pero bueno, nos pusieron papitas chip, charlamos un rato, nos mudamos al bar de al lado, el famoso Dublín, donde nos pusieron de todo un poco con los otros tintos que nos tomamos, y charlamos un rato más. Básicamente, más patatas fritas, patatas bravas, patatas con champignones, patatas con alioli, y cosas que no eran papas algunas también, aunque no demasiadas.

Y me entra como una nostalgia y a la vez, una especie de sentimiento de que necesito que todo se termine ya. Porque la época del máster pasó y hace bastante que ya no es lo mismo, y ya me dí cuenta, lamentablemente, que la mayoría de la gente estaba de paso. Probablemente yo también, y por eso me brote esa urgencia de no prolongar cosas que probablemente en la vida no se vayan a extender más de esta mesa compartida en el bar de hoy.

Y me entró un cansancio enorme, no sé si por el vino, o por haber madrugado para imprimir el trabajo en la oficina y ahorrarme cien impresiones a color, o por las circunstancias en general, o por los recuerdos. Por el simple hecho de visualizar quién era yo y dónde estaba hace un año, cuando probablemente veníamos por primera vez a este mismo bar y en ese entonces yo tomaba coca cola y no tenía muy claro quién me caía simpático. Agotamiento de todo lo que ha transcurrido, de este camino, a veces genial, a veces duro, últimamente un poco solitario, o más bien un poco resignado a ser solitario hasta la vuelta.

Me gustó mucho conocer a las personas que conocí, y sé que todos valen la pena de alguna forma. Lo que no sé es qué pena valgo yo para ellos. Pero creo que ya no me importa tanto lo que piensen la mayoría. Ya está. El camino madrileño se interrumpe por acá nomás, y se verá quiénes siguen apareciendo en los nuevos recorridos.

Una parte de mí está triste. Una parte de mí está satisfecha. Y otra parte no sabe ni qué le pasa, porque está fundida. Ahora sólo quiero dormir.

sábado, 19 de noviembre de 2011

esas princesas tontas

No sé si ya lo he tratado, el tema del machismo. Pero el machismo intrínseco, que viene de fábrica. Ese que casi ni nos cuestionamos, que se asume como normal, que hasta las mujeres ven como correcto y esperado y hasta deseado.

Me refiero a algunas actitudes que he visto que ocurren ahora igual que hace cien años. Por ejemplo, algunas de mis amigas se han casado o planean hacerlo en el futuro próximo con hombres que se dedican a trabajar en el campo o en otra ciudad que no es Montevideo. Y sin dudarlo, se van tras ellos. Se amoldan. Se mudan y se buscan trabajos en el rincón donde al marido se le ocurre instalarse. No se lo cuestionan, es lo obvio. No piensan siquiera en la posibilidad de poner sus voluntades y sueños personales antes que las de ellos. Claro que están enamoradas o lo que sea, y su sueño y vocación puede ser cocinarle a sus maridos. Pero no me lo creo. En cierta forma se me caen ídolos. Porque son chicas preparadas, que estudiaron carreras, que antes de conocer a sus cónyuges tenían expectativas individuales, y que de repente los conocen y deciden olvidarse un poco de todo eso, y conformarse con algo inferior laboralmente, con tal de estar cerca de ellos.

No creo que esté mal renunciar un poco a tus objetivos para coordinar la existencia dual, con una persona a la que querés y a la que le deseás toda la felicidad del mundo, porque esa felicidad está inevitablemente anudada a la tuya. Lo que creo que está mal es que siempre sean las mujeres las que renuncian un poco, y los hombres los que persiguen sus sueños hasta donde se les da la gana.

¿Por qué siempre las protagonistas de las películas de Disney aspiran a nada más que casarse con un príncipe? ¿Qué es vivir felices para siempre? ¿Cocinarle al príncipe y ponerse lindos vestidos para agradarle? Desde que nacimos ya se nos inculca eso, aunque se diga que ha cambiado. Algo sí ha cambiado. Ahora las mujeres pueden trabajar y votar y bla bla bla. Pero cuando tienen hijos, lo que la sociedad espera es que dejen todo un poco de lado para dedicarse a ser madres. Sino se las mira mal, no son buenas madres. Y a los padres que nunca están en la casa porque trabajan todo el día no se les dice nada. Al contrario, "se están sacrificando" por su familia.

No entiendo. Me revienta. Me cansa. Me pude el tema de la "mujer objeto". A veces parece que el único objetivo que tenemos que tener es "cazar" a un buen partido, cazarlo y casarlo, y después dedicarnos a parir críos y cocinar guisos. Y ponernos lindos vestidos para que ellos nos vean guapas cuando lleguen de sacrificarse todos los días. Y parecer unas santas frente al mundo, pero ser de lo más gauchitas en la oscuridad de la cama matrimonial. Porque sino el sacrificado marido se va con la secretaria de veinte.

Todo mal con las princesas de Disney. Sentaron pésimos ejemplos y atrasan varias generaciones el advenimiento real de la mujer posmoderna.




viernes, 18 de noviembre de 2011

las conclusiones



Es lo más tedioso de escribir. Pero es lo único que me falta.

Las conclusiones. Página 55 del trabajo. Pretendo que ocupen solamente esa página, porque en la 56 ya está la bibliografía. Todo lo demás está escrito. Terminado. Ordenado, con formato. Casi correcto. Hasta el índice está listo. Sólo me queda eso, las conclusiones. Y después, la paz. O ese sentimiento inexplicable de no volver a tener que entregar otro mamotreto de proyecto final o tesis nunca más. Pero quién sabe lo que me espera, así que por ahora me voy a conformar con paz y liberación.

Un poco igual que mi vida.

No sé qué concluyo. No sé si todavía quiero escribir esa página. Ya es 19 de noviembre, y empieza la cuenta regresiva de un mes. En treinta días voy a estar diciéndole chau a Madrid y al universo este raro que he tenido acá. No quiero concluir. Por lo menos, no en el sentido final y sin retorno. Quiero empezar cosas nuevas y volver a cosas viejas. Pero no quiero cerrar las puertas del mundo por abrir las de mi casa.

Qué concluyo, entonces... Que soy resistente. Que tengo una fuerza y una independencia a veces dañinas. Que tolero bien y pésimo algunos tipos de soledad. Que puedo estar cómoda con quien soy. Lo bueno de este lugar es que no le interesás mucho a nadie. Lo malo de este lugar también es eso. Pero esa extraña forma de no ser nadie hace que sea aún más yo. Que pierda el miedo. Concluyo también que me gusta el cambio, y que cambiar es sano. Adoro los desafíos. Aunque cuesten y queden pedazos de mí por el camino. Al final, los pedazos de mí que todavía se sostienen son los que van a perdurar. Los demás, quizás sobraban. O no, y asimilar su pérdida es parte del crecimiento.

Algún día, cuando tome distancia, física y temporal, de Madrid y la vida acá, supongo que voy a entender mejor qué soy a raíz de todo esto. Qué aprendí. Qué nunca voy a aprender. Qué tipo de felicidad encontré acá.

Estoy segura de que descubrí muchas cosas, pero hoy todavía es muy pronto para escribir la página 55 de esta etapa.

jueves, 17 de noviembre de 2011

suenan en mi mente



No tengo nada que decir hoy. Nada vital, nada serio, nada contundente. Nada pensado.

Sólo quiero pararme al borde de un precipicio y cantar a grito pelado:

"we could have had it aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaall
rolling in the deeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeep"

No sé porqué pero tengo esa canción pegada. Un temón, sí, de loca despechada.
Se ve que a Adele la patearon un par de veces (o una vez que dolió mucho) y escribió esa y esta otra, que también la tengo pegada todo el día. Magistral esta mujer, su voz y sus letras.

"Never mind, i'll find someone like youuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu"

Sí. Despechada y loca. Y un poquito optimista. Y ridícula. Y deseando que empiecen cosas nuevas y poder cometer errores otra vez y sentir que el mundo es color de rosa y absurdo y tener catorce años a mis veinticuántos y que alguien cuide de mí. Porque no siempre tengo ganas de cantar sola al borde de los abismos. A veces prefiero contemplarlos en silencio, con mi mano en otra mano y las dos adentro de un bolsillo.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

cyclops



he descubierto que haciendo merluza al microondas soy una chef tres estrellas michelín. quizás sea un poco tarde en la etapa de exilio para haberlo descubierto, pero todo conocimiento nuevo es bienvenido siempre, y de paso como sano (con cebolla y salsa de tomate, y hasta un chorrito de aceite de oliva si me quiero hacer la gourmet). y otra cosa que increíblemente no había hecho nunca era arroz. le tenía un poco de miedo, por un cuento que mi abuelo hace de que quiso calcular la cantidad y puso una taza para cada uno y después el arroz se había elevando a la n, creando masas indominables de arroz que atravesaban la cocina desbocadas. el arroz que yo comía hasta ahora era arroz con sabores (setas o parmesano), que ya viene pre-calculado y sólo hay que revolverlo un poco y esperar que se evapore toda el agua. a mí lo que me complica son cantidades y tiempos. si viene pre-definido todo bien. las cosas las como frías o quemadas, y en demasía (o guardo un tupper eterno que nunca se acaba), o en escasez. pero bueno, ahora con estas nuevas habilidades puedo unirme a los x men.

claro que las nuevas destrezas no necesariamente implican dieta. ni que me dé menos pereza ir al gimnasio. pero ahí ando, intentando no mirar para adentro en las tiendas que venden golosinas, y empezando a saborear mentalmente todo el dulce de leche que voy a tener que ingerir para compensar un año de abstinencia. y caminando por todo madrid, repasando las calles, haciendo compras necesarias o no tanto, y pensando en esas tres valijas que van a explotarme la cabeza si no explotan ellas antes de todo lo que les voy a intentar meter. en sí, muy bien. hoy contenta.




PD: Perdón, juro que mi intención unos posts atrás fue empezar a usar la puntuación como se debe. ¡Pero arranco a escribir como quien larga una carrera y me olvido!

lunes, 14 de noviembre de 2011

morir

La Parca estuvo cerca
Y me dijo, muy bajito:
"esperame un tiempo más, ya estoy con vos"
Si bien pide presas viejas,
Hasta a Ella la bandeja,
a veces, la sorprende con horror...


Vivimos con la idea de que tenemos años por delante, ¿no? De que nos quedan unas décadas todavía, tiempo para hacer cosas, para formarnos una vida, para tener éxito y familia. Tenemos esa confianza intrínseca, ese conocimiento subyacente de que somos un poco inmortales aún. Hasta que no lo somos más.

Escuchar de personas que se mueren de cáncer se ha vuelto cada vez más común. O de un accidente de tráfico o de un ataque al corazón. Pero sobre todo de cáncer. Y todo bien con enterarte de que se murió alguien de más de sesenta años. Todo mal igual, pero se entiende un poco. No del todo, pero un poco.

El tema es cuando te enterás de que la persona a la que le dijeron que le quedan seis meses de vida tiene treinta años y un bebé de meses. Cuando sabés que ha hecho todo lo que ha podido, tratamientos drásticos, invasivos, quimioterapias durísimas que la alejaban de amamantar a su hijo y la postraban en los momentos en que una madre debería estar descansando menos que nunca. A esa chica la habré visto cuatro veces en mi vida, pero se me parte el alma.

¿Qué hacés cuando te dicen que te quedan unos meses, y después, te vas a morir sin remedio? ¿Qué tipo de actitud se puede adoptar ante una situación así, en la que encima sabés que esos meses los vas a sufrir, porque agonizar de cáncer duele? ¿Qué tipo de despedida le das a tu bebé, que tiene toda una vida por delante sin madre? ¿Y cuántas cosas van a quedar interrumpidas, truncas, rotas, para todos los que se quedan?

Yo me quedo helada. Me puse a pensar qué pasaría si mañana me lo dijeran a mí. Es tan difícil concebirlo. Quizás prefiera morirme en un accidente de golpe y sin aviso, que de una enfermedad así, sabiéndolo todo el tiempo. Pensando todo el día que en unas semanas ya no voy a estar. ¿Cómo se vive así, aunque sea por poco tiempo? ¿Cómo se llevan a cabo los trámites de la muerte, cuando todo en tí grita: "quiero quedarme"?

No lo puedo pensar, no lo puedo entender. La ley de la vida y todo eso, una mierda. Sólo puedo traducir la enormidad de morir así en muchas muchas lágrimas. Y no alcanza el océano.

domingo, 13 de noviembre de 2011

muchas más que 101



Encontré una lista de 101 cosas para hacer en madrid antes de morir. Me sorprendió las muchas que tengo tildadas. Hasta la ida al mítico chino subterráneo y el plato de cocido madrileño. No sé, me quedé contenta. Capaz que es porque ahora me puedo (mor)ir en paz. Igual me quedan algo así como 10 que quiero hacer en estos días.

En eso estoy. Por lo pronto hoy volví al Mercado de San Miguel y a ver las fachadas del Palacio Real, la Plaza Mayor empezando a estar vestida de Navidad, Sol para variar con manifestantes y la gente domingueando por la calle Arenal, mirando a los tipos que se visten de water o de gladiador o de mariachis, o se ponen una pollera fucsia de tul y bailan frente a un cuarteto de cuerdas.

sábado, 12 de noviembre de 2011

ahí abajo

Es como que está ahí, pero no sale. No se anima, cobarde, hijo de puta, a salir. Se aguanta las ganas de todo con tal de quedarse adentro, de acorazarse ahí, en su rincón oscuro de mierda, en su antro húmedo, chiquero sin luz ni pintura en las paredes. El muy maldito se agazapa en alguna parte de lo negro, pero no veo dónde. Sólo lo escucho respirar, medio jadeante, asqueroso. Como si anhelara algo. Salir, tal vez. Aunque su miedo o sus restricciones autoimpuestas lo atan como los grilletes de una celda. Fanfarrón, loco. Lo escucho respirar nada más, y a veces gime, escupe, se babea, se ovilla y retuerce contra el suelo frío cubierto de mugre. Me da náuseas oírlo. Tanto me repele que a veces me tapo los oídos, pero sus maullidos raros atraviesan los tímpanos, aunque son susurrados y roncos, estériles, unos sonidos muertos que nadie más oye. El muy cretino, perro siniestro. Estafador. Se me revuelven los órganos internos. No entiendo dónde está y por qué no sale, por qué no se muestra a la luz mortecina de bajo consumo que hay en el zaguán, por qué no se arrastra hacia afuera, de rodillas, lamiendo el suelo con su lengua triste llena de tajos, levantando apenas los ojos para que le vea las lagañas podridas, las narinas llenas de pelos y esa mirada imbécil, de bicho asustado, de rata, de ladrón de sueños. No sé qué hace encerrado, será que se divierte en esa ruina que llama cucha, en ese hueco gélido de espanto donde yace entre sus bolsas y pedazos de diario, tapándose la vergüenza con un trapo lleno de manchas y agujeros. Lo odio al miseria ese, al inmundo que vive ahí, en el sótano. Lo odio y a la vez quiero que salga, que lo vean todos, que se sienta expuesto y débil, engendro impertinente, ciego, depravado. Que lo señalen y acusen, que se rían de él con estrepitosa saña, que lo pateen, que lo hieran. Lo quiero vivo y a la vez muerto, pero a la luz. Visible, frágil y humano. Lo quiero en la plaza pública, azotado. Llorando, como un niño feísimo, a los gritos. Que le tiren cosas, que lo lastimen, que sangre. Que se deshaga hasta hundirse, que se rompa todo, que se lo coman. Que no quede nada de él. Que muera y no haya nada para enterrar. Así puedo bajar de una vez y empezar a limpiar el sótano.

viernes, 11 de noviembre de 2011

once once once



hola día apocalíptico. ya estás terminando. como de paso sos viernes, mis energías son pocas para escribir. así que te guardo en el silencio. en otras calles recorridas, en la conversación de ayer reanudada, en un dunkin donuts sin rosquillas, en la mañana laboral semi útil, en la tienda de la national geographic, en la nochecita viendo atrapa un millón y atrapándolo casi, y ahora, en una ducha descansada y plena, antes de meterme entre las mantas con uno de los dos libros que estoy leyendo, que milagrosamente son buenos ambos.

y eso. no se acabó el mundo, simplemente transcurrió otro día en madrid, pero no cualquier día, porque ahora los cuento y valoro, ya que me van quedando cada vez menos. goodnight.

jueves, 10 de noviembre de 2011

cooltura

hoy fui a ver a delacroix. estaba en el caixaforum, que es ese museo que tiene un jardín vertical en la entrada. es decir, una pared forrada de plantas. el loco este de eugene había tomado la primera planta, en una exposición bastante grande, con un poco de todo. lo que más me gustó fueron sus cuadros con caballos, pero ya sabía que me iban a gustar. tiene mucha cosa de influencia árabe, muchas pinturas de paisajes y personas situados en tánger, marruecos, argel... también pintaba animales, desnudos, figuras religiosas, ilustraciones de libros (las de fausto están muy bien también, algo totalmente distinto a los demás cuadros). en sí, un tipo completito, y no del todo feo según sus autorretratos. su cuadro más famoso no está, claro, porque es un emblema de francia y lo guardan en el louvre. es el de esa mujer con medio pecho al aire que se titula "la libertad guiando al pueblo".

después tocó ver el piso de arriba, que era de yapa, digamos. "teotihuacuán, ciudad de los dioses". literalmente, teotihuacán quiere decir eso. alguien me dijo que es curioso como "teo" quiere decir dios en casi todas las culturas. estuve todo el recorrido intentando averiguar si eran mayas los pibes que vivían ahí. aparentemente eran de "diversos orígenes étnicos", según mi amiga wikipedia. o sea que no se sabe muy bien. pero no eran mayas ni aztecas, sino una especie de precursores de todos ellos. la ciudad empezó a concentrar habitantes en el año 100, y se disolvió un poco misteriosamente alrededor del año 800. la gente esta adoraba a quetzalcóatl, que era una serpiente emplumada, y a tláloc, que era el dios de la lluvia y la fertilidad. en la exposición había algo así como tapas de ollas hechas con una artesanía imponente, fechadas de alrededor del año 500. y yo pensaba en los pobres charrúas, que apenas dejaron puntas de flecha y alguna boleadora como recuerdo de su existencia. estos pibes teotihuacanos dejaron pirámides enormes y toda una civilización misteriosa de colores vivos, con muñecos, vasijas, cuchillos curvos dentados espectaculares de obsidiana y todo tipo de adornos y collares. no sé, me dieron un poco de pena los charrúas, unos neandertales al lado de los del norte (siempre los del norte son más pro, por alguna extraña ley natural).

y de ahí a madrid, después de haber pasado por el magreb y méxico. al paseo del prado y la gran vía y el barrio de chueca y un helado de dulce de leche muy aceptable en fuencarral, y después, una charla en un banco de una plaza ya a oscuras, una charla que había empezado (o continuado) de camino al museo, y que espero que nunca se termine. discusiones, vueltas, argumentos, desilusiones y formas de resolver, si no ya el mundo, al menos el pedacito de cada una. en fin. una tarde cultural dialogada de esas que vuelven a abrir el corazón un poquito lastimado, a sacarlo de la coraza, a pasearlo al filo del fresco ya invernal de la nochecita, a zarandearlo un poco, despertarlo, y dejarlo en casa más lleno y más vivo, frustrado y contento y enojado y terco y alegre, acelerado o cansino, abrigado, sereno y chupando frío. En fin, latiendo.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

los lutos de cada uno

la puerta está cerrada pero se oyen las carcajadas de los dos a través de la madera.
qué bien. les hace falta reír.

martes, 8 de noviembre de 2011

fairytales

él se iba a casar pero la conoció a ella. decidió que no quería casarse, y se lo dijo a su futura mujer. le dijo que no la quería y que no se quería casar, pero a la mujer le preocupaba más que el casamiento ya estaba pago y la gente invitada, y le dijo que se casaran, que después le daba el divorcio. él aceptó, y se casó y se fue de luna de miel, y ella adelgazó diez kilos mientras él estaba de viaje con su mujer. además, él era 12 años mayor, entonces no sabía ni siquiera si de verdad iba a dejar a su mujer para estar con ella, o si sólo estaba pasándolo bien con una chica de 22 años como despedida de la soltería. pero resultó que sí la quería, y antes de que cumplieran un mes de casados ya estaba pedido el divorcio. la luna de miel fue la menos mielera de las lunas, y volvió directo a los brazos de ella. se divorció de la otra, y estuvieron siete u ocho años de novios. y hace poco se casaron, y se fueron de luna de miel en moto por el norte de españa.

es una historia de amor extraña que escuché el otro día. una historia extraña porque es de amor, y de amor de esos que parecen de verdad y que duran. una de esas historias que te hacen pensar que de verdad existen esas cosas, y que no son sólo cuentos de hadas.

lunes, 7 de noviembre de 2011

política española

no os asustéis, queridos míos, el título es sólo una broma de mal gusto.

acabo de comerme el debate casi entero, y no tengo muchas conclusiones al respecto, así que el post será brevísimo. rajoy y rubalcaba son como dos niños chicos y, al final, importa más dejar en claro qué hizo mal el otro (partido) que resolver la agudísima situación del país. la historia de siempre.

¿no entienden que todos hicieron mal un montón de cosas?

en fin. pobre españa, por suerte me las pelo poco después de meter mi voto en la urna. que gane el menos malo y suerte en pila.

domingo, 6 de noviembre de 2011

what friends are for

has estado en todo este tiempo, y ahora que estás aún más, te dedicás a salvarme la vida.
me había olvidado un poco lo que era reír, y por suerte me lo recordás cada vez. me movilizás y hacés pensar diferente. te interesás por mí. me acompañás sin cuestionar, aunque te canses. me entretenés con tus historias. sos generoso. alegre. indispensable.
gracias amigo incondicional.

sábado, 5 de noviembre de 2011

nude

cuánto toma darse cuenta de que estás triste? de que estás apática en general, y hace mucho tiempo? de que cuando estás con la gente sacás una máscara extrovertida y algo loca, como desbordada, pero eso es para compensar lo otro, la amargura pasiva que se va apropiando de todo lo que sos en soledad? cuánto tiempo hace falta que pase, cuántas fotos de una misma hay que ver, con cuántos espejos enfrentarse para descubrir, en esa desnudez atroz, lo incómoda que estoy con las dimensiones de mi cuerpo, con mi propia sonrisa y mis manos torpes? cuántos ratos compartidos con nadie hacen falta para evidenciar que echás todo de menos, y que tenés que cambiar ya, para no hundirte? cuántas voces amigas necesitás para que tu ánimo no se destartale? cuántas noches tienen que transcurrir para que percibas que la confianza se te escapó hacia alguna pesadilla, y para que deseés, con desgarro, que alguien venga a decirte que te quiere? cuántas horas de angustia extrañándote a tí misma, a un pasado que se sintió mejor, a una seguridad que hoy es impostada? cuánta contención y disciplina tengo que desarrollar para no caerme aún cuando a veces el abismo parece lo más fácil? cuántos días faltan, cuánto esfuerzo, cuánto sol, para volver a quererme?

viernes, 4 de noviembre de 2011

ópera



acabo de volver de ver "pelléas y melisande", una ópera de debussy, en el teatro real de madrid. no voy a hacer una larga crítica porque es la primera ópera que veo en mi vida, y probablemente también una de las últimas. lamentablemente es la conclusión que saco después de algo así como tres horas de canto lírico en francés, escenografía despojadísima y una narración y actores que no me conmovieron. es un tipo de representación con la que no conecto, o por lo menos hoy, no me llegó al alma, y eso es lo triste, porque la esencia de todo esto es que el espectador haga su catarsis. lo más catártico fue la coca cola light a la salida.

claro que hay cosas para admirar, eso es innegable. pero raras veces un espectáculo me provoca tan poco. fue como que lo vi de lejos, aunque procuré entender cada tramo de la historia, y cantaban muy bonito y los instrumentos geniales, pero no hubo feeling entre la ópera y yo. no sé, me tratarán de inculta y dirán que no aprecio el arte o lo que sea, pero la verdad es que no me pareció gran cosa. y creo que mucha de la gente que estaba ahí se pudrió como una ostra la mayoría del rato. hasta los músicos parecían aburridos (la de la segunda arpa daba pena, con suerte tocaba dos cuerdas cada cuarenta minutos).

y eso que fui con la mente más abierta del mundo, porque la verdad es que estoy bastante abierta y tolerante con la cultura en general. en el último par de meses he ido a varios museos de toda clase, tres o cuatro palacios, algo así de iglesias, un concierto de metal under, un musical londinense, un restaurante de dos estrellas michelín, una ópera y varias sesiones de arte callejero de la índole más variopinta. y encima he leído libros aburridísimos sólo porque son considerados obras maestras, y novelitas baratas que me mantienen despierta hasta la madrugada. no me creo una sabelotodo (cuanto más sabemos, más cuenta nos damos de lo mucho que nos queda sin saber). sólo creo que estoy pasando por uno de los momentos más esponja de mi vida. y que voy descubriendo el mundo de una forma bastante desprejuiciada (claro que una vez que he conocido algo me considero apta para decidir si me gusta o no).

y bueno, eso. fui a la ópera con la cabeza lo más aireada de preconceptos que pude (no era que esperara una gorda disfrazada de vikinga, pero bueno, siempre alguna noción previa hay). y hasta deseé que me gustara. pero no. no hubo magia para mí hoy. de todas formas, todo suma, y ahora me sé la historia de la boba de melisande (una cretina importante) y tengo una idea muy cabal de lo que es un escenario minimalista, de lo que se puede hacer con luces y de lo magnífica que suena una orquesta con más de sesenta músicos (que igual me supo a poco, porque no los vi en ningún momento a todos tocando a la vez).

me voy a dormir en paz con mi consciencia. tres horas de ópera soportadas con heroico estoicismo son un peldaño más en la autocultura. no sé si hacia arriba o hacia abajo, pero puedo vivir sin que me guste la ópera. (por un lado, la rebelde que hay en mí creo que prefiere eso, porque no he hablado de este aspecto antes, pero el ambiente de la ópera es un tanto pesado, en el sentido más distinguido y regio de la palabra. encorsetarse en ropa fifí para estar tres horas en una butaca incómoda en la oscuridad no me parece el mejor de los programas).

así que me voy a dormir sabiendo que la ópera no me seduce, igual que cuando probé los caracoles o los callos a la madrileña. hay que probar para poder decir "no me gusta".