Tu tupper dice mucho de vos. Sí. En serio. Por la vianda que uno trae al trabajo se pueden deducir mil cosas. Más bien, por el comportamiento a la hora del almuerzo, porque si no traés tupper y te vas a comprar comida también se pueden deducir mil cosas. Tipo que tenés plata, o que no te gusta cocinar.
Si traés un tupper que en su momento de gloria fue un envase de helado crufi, quiere decir que sos natural, práctico y no te importan mucho las apariencias. Además, denota una preocupación green, y un inicio al reciclaje. También quiere decir que comés helado (la cantidad se deduce por cuántos colores de crufi tengas) y no gastás dinero en tuppers de verdad. Vos evalualo.
Si tenés tuppers marca tupperware, sos un cheto. Más si tenés tuppers específicos, como el de forma de banana o manzana, o botellitas, tazas térmicas y otros derivados. Si los combinás por color, necesitás un psicólogo.
Si tus tuppers son transparentes, quiere decir que no te da vergüenza tu comida. Los míos son ziploc transparentes, muy minimalistas ellos. Alguna vez me da vergüenza mi comida (sobre todo cuando destiñe un poco, tipo curry o remolacha). Pero trato de combinarlos (o sea, si traigo dos, que sean todos tuppers ziploc de tapa azul, y no mezclar razas de tuppers, y no voy al psicólogo pero tengo un blog).
Si no traés tupper pero envolvés la comida en aluminio o film, no te sabría interpretar. Me parece un poco asquerosito porque la comida se aplasta o gotea. También hay que tener en cuenta la frecuencia de las acciones. Pedir comida de vez en cuando está bien, no te hace un derrochador.
Después tenemos que establecer una división entre el tupper plástico y el tupper de vidrio, que es un poco friki y exquisito. Es como el ferrari de los tuppers. Da creído y soberbio, y además, se puede romper. Y pesa.
Si no traés ningún tupper y sólo traés un sobrecito de sopa quick, una manzana o un yogur, consultá a un médico.
Otro punto de análisis es el tipo de bolsa en el que traemos los tuppers con la comida. Bolsa de cartón Magma con tupper crufi lleno de tirabuzones con queso es de quiero pero no puedo, por ejemplo. Tupper con postre es de gordi o de persona inflexible, que no puede saltearse un paso de la ceremonia. Ni hablar de la comida en sí, que requiere toda una disciplina metodológica distinta para evaluarla. Lo abordaré en el volumen 4 y 5 de esta serie. De momento, estas reflexiones ya alcanzan para que medites bien a la hora de preparar la vianda.