lunes, 8 de diciembre de 2014

Pétrea

De repente te das cuenta de que no quedaste tan rota y que no caíste tan hondo y que no fuiste tan estúpida y te felicitás porque quizás aprendiste o quizás seas más dura y más inaccesible cada día que pasa. Y no te dejás sacudir del todo y te aferrás al suelo con un pie y dejás que el viento pase porque no es ahí, no es esa la tormenta que esperabas, aunque por momentos den ganas de soltarse y salir volando al carajo, de donde sabés que vas a volver raspada y raída y reventada y rota, cada vez más, hasta ser tan dura que no te rompas pero tan roca que no te vueles y quedes ahí, atravesada en el camino de otros, para que se tropiecen y se hundan y se raspen y se endurezcan y se conviertan como vos en estropicios petrificados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario