miércoles, 1 de febrero de 2012

grande pa

No me acuerdo de cuándo te conocí. Pero desde que tengo memoria tu presencia marca mi vida, ya sea como un refuerzo y un apoyo, o como una serie de ideas y nociones ante las cuales debo rebelarme. Las dos formas de estar me sirven, aunque una me cuesta más lágrimas que la otra.

Una de las cosas que más me gustan de haber vuelto es poder compartir pavadas diarias contigo, desde comer martín fierro y chocolate, hasta dar vueltas en cuatriciclo por la Ballena, o casi empantanarnos en el arroz, o mirar Big Bang Theory y escucharte reír, o chusmear de todo y de todos mientras contemplamos la noche en Floripa.

Aunque a veces gruñís, o te empecinás con juicios equivocados, o me pinchás hasta que de a ratos te odio, creo que no podría haber tenido más suerte con el padre que me tocó. Ojalá que estés por acá unas cuántas décadas más para poder seguir aprendiendo de ti.

Feliz cumple Pa.



No hay comentarios:

Publicar un comentario