lunes, 27 de enero de 2014

Whatever

Dejate ir, boluda. Dejate ir con las rueditas por la rambla y los pelos desatados y los brazos abiertos como una hipster que quiere absorber el aire con la piel, o algo así. Las baldosas te traicionan, las viejas te miran raro, una gorda se asusta porque casi te le caés encima y un niño no sabe para dónde llevar su bicicleta. Es eso, es estar revolviéndose entre la gente y esquivar las palmeras. No es nada más que eso y dejarte ir, que sólo importe acelerar y enganchar bien una pierna atrás de la otra, vaivén, ritmo, estabilidad. Que alguien te grite un piropo o una guasada, que se enojen por los finitos, que haya atardecido hace rato, que los faroles no anden y que el mar, cadencioso, acompañe con un murmullo de agua el rugido de tu deslizar. Es eso. Es dejarte ir, así, como un bólido danzante por la vereda. 

2 comentarios:

  1. Muchas veces no comento porque no tengo nada para aportar. Bah, mi comentario sería del estilo de un "pah, salado", más digno de un tuit que del espacio infinito/ilimitado que deja blogger.
    Después no sé si te copará tener un montón de comentarios que sean "pah, salado" o similar, pero que conste que si los querés estarán ahí, a la distancia de un saltito para superar la verguenza.

    Feliz domingo.

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    1. Qué comentario precioso. Gracias por lo que decís, que es lo que uno busca al final con estas cosas: acercarse y escuchar el pah, salado de alguien que empatiza. Y que encima lo escribe así, todo lindo y cercano :)

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