Pensé que ya no
y que el control era mío.
Pensé que el camino era recto
y los árboles
iban a verme envejecer.
Pensé que la vida era simple
y un poco solitaria
pero ordenada, rica, plena.
No habría sobresaltos
ni miedo.
La calma de mi casa,
el gato durmiendo,
las plantas en cada habitación,
y algún un abrazo medido,
exacto,
para sortear el frío.
Pero mi pensamiento
fue desarmado
pregunta a pregunta.
Ya no es tan simple.
La calma es otra.
Lo exacto se desbordó.Los árboles miran -sonriendo-
desde el frío
y el gato
duerme junto a tus pies.
Las cosas han llegado a este punto.
El plan falló.
Quizás la próxima pregunta
deshaga el nudo.
Y ahora
¿qué?
Y ahora
todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario