viernes, 8 de febrero de 2013

Desborde Nº 452

Catorce cosas grandes y sesenta y tres cosas pequeñas y yo parada bajo una piedra gigante aplastante agobiante eterna. El mundo que sigue girando como si nada y las horas que gotean y chorrean y babean y ensucian todo. El sueño escaso nimio inverosímil muerto. La mandíbula apretada para siempre. El dolor en la espalda y en la vida y en la espera y en la inacción y en la presión que crece. La responsabilidad, bienvenida y aterradora a la misma vez. El silencio que mata y destruye y hiere. Las palabras que hacen lo mismo. Los brazos que no me envuelven lo suficiente. El caos de las jornadas interminables. La noche. No tener tiempo de pensar qué estoy comiendo. Bloques que se me apilan desprolijos en la cabeza como un tetris ya derrotado. Las rodillas que se resienten de no caminar. Puré de cerebro. Ducharme bajo una gélida lluvia de ideas. Pensar sin alma para salir del paso. Pensar con alma y dejármela en un texto. Extenuarme. Aniquilar mis pausas. Llorar en un balcón. En un auto. En una sala vacía. Relajante muscular para ser una gelatina que escribe a cuerda. Una vereda a oscuras me traga me acoge me recorre los pies. Hablar y vomitar frases y mis oídos cansados de mi lengua y mi boca gritando a mis orejas y quedar muda porque ya está todo dicho. Paciencia que se agujerea y retazos de pelo bailando mientras camino y nunca se puede dar un buen abrazo en el asiento de un auto. Problemas que son la solución a la vez que son el problema y un remolino entreverado de catarsis y de necesitarte y de no saber cuándo vamos a descarrilar y de sentirme inmensamente sola aunque apoyo mi frente en un hombro en un hombre en un hogar. Querer ser minúscula. Romperme, de a tajadas irregulares, un día a la vez. Resulta que disfrazo un poco mejor la frustración. Hasta de mí misma. Pero a veces me desbordo y me desbundo y me disocio y me destierro. Y se me caen las ilusiones tan hondo tan bajo tan lejos tan rápido que quedo temblando y fragmentada, mirando un semáforo en amarillo hasta que se me hacen polvo los ojos.

1 comentario:

  1. La catarata bien escrita, con la energía que deben tener las cataratas del Niágara, así abrumadoras y fascinantes, con reflejos de luz al sol formando estrellas y la inmensidad de aguas profundas que caen hermosamente y son hondas y quien sabe si oscuras también. Así tu texto.

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