martes, 5 de febrero de 2013

Sorpresas

El domingo vino un individuo a casa. Resulta que el guardia le dio la llave de la azotea, quizás porque lo conocía, quizás porque se confundió, y se ve que este hombre estaba arriba viendo el paisaje y le dieron ganas de saltar y aterrizar en nuestro balcón. Al señor se le movió sin querer una maceta muy pesada y reventó el vidrio, y en una de esas decidió entrar a avisarnos del destrozo y pedir disculpas. No nos encontró, aunque nos buscó en todos los cajones y armarios. Por poco no nos cruzamos, lo hubiéramos invitado a tomar un café. Pero el huésped estaba apurado, así que emprendió la marcha al poco rato, cuando vio que no estábamos en ninguno de los dormitorios. Pero se ve que nos profesaba mucho cariño, así que decidió llevarse un recuerdo. En realidad varios. A mí me va a evocar cada vez que use mi laptop y mi cámara de fotos buena, por ejemplo. Nosotros siempre nos vamos a acordar de él. De cómo arruinó la mitad de nuestro fin de semana en familia. De cómo su visita fue una advertencia. De cómo nos hizo sentir pequeños y débiles. De cómo nos preocupó para siempre. Y de cómo, al final, nosotros nos hicimos más fuertes.

1 comentario:

  1. es todo un tema cuando te sentís invadida, pensás q en cada lugar de tu casa estuvo un extraño develando secretos tuyos, eso pasa, te lo prometo, el tiempo hace que esa inseguridad se cure y que tu hogar vuelva a ser tu fuerte donde estás protegida

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