viernes, 3 de mayo de 2013

Un gatito bebé


El mundo sigue y arremete con furia pero yo no quiero olvidarme nunca de que un gatito chiquito con los ojos cerrados recorrió mi mano. Porque es necesario de vez en cuando dejarse tocar por la ternura y creer en el calor de algo minúsculo. Y desear que eso crezca y sea invencible a la vez que lamentar su madurez, porque significa que pierde su sentido de lo pequeño y suave. Por eso hay que agarrar un gatito bebé con las manos cada tanto. Para entender que fuimos mínimos seres humildes y puros. Recordar la ternura. Para sentir la necesidad de ser ingenuos, nuevos, mágicos, conmovedores. Y tratar de conservarnos así.

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