sábado, 9 de noviembre de 2013

Tacuabé

A veces hay que concentrarse en esos pequeños detalles como el hecho de que hoy salté un obstáculo a caballo. Después de una buena dosis de frustración, el galope fue revitalizante. Y salté, no sé muy bien cómo, pero le dije que saltara y saltó, saltamos, y no importó nada tanto como esa fracción de segundo en la que Tacuabé y yo volamos sobre las barras. Saltamos juntos, aunque no habíamos conseguido entendernos muy bien el resto de la clase. Ahí, al final, él agarró mi ansiedad y la hizo despegarse del suelo. Y yo agarré su generosidad y la convertí en un posteo sobre saltar un obstáculo. Pero además la guardé donde van las microvictorias personales gloriosas y mágicas. Donde puedo volver cada tanto a revivir lo que es aferrarse a algo valiente que te lleva a toda marcha sobre los palos en cruz de la vida. 

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