viernes, 25 de julio de 2014

La belleza de nada

Hay días en los que aprecio la belleza de nada. Donde veo, en cada rincón, un vacío espléndido, brillante, que me deslumbra. La forma en que rebota la luz sobre ese hueco, la grieta hermosa, el silencio de gala. 

Hay días en los que me detengo con cuidado a admirar la escasez que me rodea. La caída del frío en un pozo de aire, por ejemplo. La grisura de la calle sin pies. Los adoquines muertos. 

Hay días en los que veo las ausencias. Los árboles pelados. La fuente sin agua. Las cosas que no tengo. 

Hay días en los que cierro los ojos.     

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