domingo, 7 de abril de 2013

Caer

Venía bien con los rollers. De a poco iba empezando a agarrar una cierta confianza. Avanzaba. Y hoy, en los primeros veinte minutos de patinaje, me di dos porrazos. Dos indignos y estrepitosos aterrizajes de culo en plena hora pico dominical de la rambla. La primera vez a causa de un escalón que no supe sortear con acierto. Un señor me ayudó a levantarme. La segunda caída fue todavía peor, porque venía bastante rápido, y se me enganchó un pedazo de hoja de palmera en las ruedas. Y plaf. Un impacto salvaje y quedé sentada en el suelo. Ahí vinieron dos a ofrecerme ayuda. "Te caíste fuerte." "¿Necesitás algo?" "¿Estás bien?" Dije que más o menos, porque la verdad es que me dolía hasta el alma. Pero bueno, seguí mi recorrido y llegué a casa a morir en una siesta que desbordaba relajante muscular. 

Me desperté sintiendo que la vida me había dado una paliza.


2 comentarios:

  1. Heridas de guerra... Me encantan. A quien cuece y amasa, de todo le pasa :) -g-

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