martes, 16 de abril de 2013

Un día


Un día voy a vivir en una isla llena de conejos que se llamen Roberta. Los conejos, cientos, miles, marrones y blancos, van a ocupar toda la superficie del islote. En el centro voy a estar yo, de pie entre ellos, viéndolos moverse a mi alrededor, armando y desarmando manchas suaves, orgánicas. Me voy a dejar caer y se van a abrir para que mi cuerpo aterrice sobre un colchón de pasto. Casi enseguida el manto de conejos va a trepar sobre mí, cubriéndome y abrigándome. Voy a quedar tapada de animalitos tibios y mullidos. Voy a cerrar los ojos para dejar que una coneja color arena apoye sus patas en mis párpados. Voy a oler conejos, tocar conejos, oír conejos rodeándome. Entonces la isla va a ser mi cama y los conejos, tu contacto. 

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