Se fue ya. Siento que lo vencí esta vez. Lo llené de cosas lindas y de gente querida y le planté ilusiones en la ventana y lo acaricié y lo invité a comer cosas ricas y lo saqué a pasear y lo cansé y brindé con él y llegué tarde a todo pero no importó tanto. Porque son las 2 y media de la mañana y yo me voy a dormir sintiendo que le gané a esa melancolía dominical. Y quizás también a la del lunes y a la del martes.
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