miércoles, 26 de junio de 2013

Fotos irrompibles

Escribo desde una desolación muy sórdida. Hoy me encontré con un blog llamado Project Unbreakable. Resulta que lo creó una chica de 19 años llamada Grace Brown, que es fotógrafa. Se trata de una colección gigantesca de imágenes de personas sosteniendo carteles con frases que dijeron quienes abusaron de ellas. Lo que asusta es la dimensión, porque realmente son muchas frases y muchas personas, y hay bastantes casos de más de una violación por víctima. Pero también asusta la cercanía. Porque muchos (demasiados) padres, tíos, abuelos, padrastros y hermanos acosaron sexualmente a niñas y niños de edades incomprensibles, a pre adolescentes, a mujeres hechas y derechas. Muchos desconocidos abusaron de sus víctimas poniéndoles algo en la bebida. Muchos grupos de amigos irrumpieron en dormitorios de chicas solas. Incluso algunas mujeres tocaron a sus hijos, niñas violentaron a otras niñas, y profesoras forzaron a sus alumnos a tener relaciones sexuales. Y un variado, morboso y extenso etcétera.

Entre todo esto, el proyecto trata de arrojar algo de luz sobre tanta miseria humana. Se ve que lo logra, porque si bien Grace Brown lleva fotografiadas a más de 400 personas, son miles las imágenes que los lectores del blog envían contando un retazo de su tragedia personal. Es increíble cómo una pequeña frase delata años de abuso, formas impensadas de violencia o una traición fundamental a lo que debería ser el cariño de la familia. Es terrible como todo eso existe y convive y anida en la vida de tantas personas. Es tristísimo como afecta muchas fibras de lo que esas personas son. Quizás contarlo ahí, de alguna manera, sirva como exorcismo. Quizás leyéndolo, y rompiéndonos los ojos frente a esas fotos y esas palabras duras y amargas y llenas de mugre, frente a esa maldad obvia pero solapada, frente a ese dolor latente y crónico, podamos entender qué debemos aceptar y qué no. Cómo podemos ayudar. De qué forma nuestras reacciones destruyen o alivian. Quién tiene la culpa. Y, sobre todo, cómo se arregla a un ser quebrado por una experiencia tan devastadora como repulsiva y tan inverosímil como real. 

Por suerte nunca viví algo así, pero se me fue un poco el alma hacia cada foto, y hacia las miles de fotos de situaciones similares que debe haber sin exponer, ya sea por miedo, por culpa, por vergüenza, por el daño que algo así innegablemente deja, por el asco, por la depresión, o simplemente por la falta de fe en la humanidad, que ya es bastante. 

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