lunes, 24 de junio de 2013

Hola invierno

Puede que el invierno sea árido y gris y sin gente a la vista. Puede que la bufanda no abrigue lo suficiente y que el viento cortante se cuele por donde la ropa traiciona. Puede que la noche no invite a recorrerla. Puede que el cielo esté inhóspito, ambiguo, crudo, y que los parques sólo sirvan para que la niebla juegue a la escondida. Puede que a los árboles les duela su exhibicionismo impúdico, que las casas se encierren en sí mismas y que no haya más que ratas que corren para que no las alcance el frío de la calle vacía. Puede que nadie mire por los vidrios empañados y que la sensación térmica diluya el coraje. O que llueva como si un gigante extendiera un manto de hielo sobre las azoteas. Puede que ni los gatos asomen la nariz en la vereda escarchada. Puede que todo esto describa la más gélida temporada y, sin embargo, puede que adentro mío haya una chispa iluminando la vida. 

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