Muchas veces me gustaría pedirle al tiempo una oportunidad más y un abrazo conocido. Una página fresca del mismo libro pero sin dolor, sin misterios, sin reservas, sin dudas, sin miedo. Ser valiente y decidida y dejarme atropellar por todo eso que es confiarle el grueso de tu felicidad a alguien. Rendirme, sencillamente, y querer. A nadie más que a él.
Y pedíle todo eso.
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