jueves, 25 de abril de 2013

Indignación

Hoy sólo quiero quejarme de las baldosas de la rambla y que están todas flojas por ende patinar sobre ellas se convierte en un deporte de riesgo. La bicisenda está mal concebida porque la atraviesan franjas de baldosas hundidas o levantadas y es un accidente geográfico tras otro en mi afán por recorrer unos kilómetros sin pérdidas humanas en el proceso. Y cuando no es arenita en la que derrapo vertiginosamente, es caca de perro que hay que esquivar, o vidrios, o gente abombada que camina a paso de tortuga de tierra por la senda que no le corresponde, o niños en bici con dirección errante y por supuesto sin padre, madre o tutor que se haga cargo de que no atropellen o hagan aterrizar a una pobre patinadora amateur que hace aspavientos y putea cada vez que su integridad se ve amenazada y su dignidad roza la extinción. Y ya que estoy, quiero quejarme de los borrachos maleducados que te piropean guarango, de los que tiran las colillas de cigarro, de los idiotas que lanzan basura por la ventana del auto. De las viejas amargas que te tratan mal porque les parece gratificante en algún asqueroso hueco de su frustrado cerebro. De los que manejan muy lento por la senda de la izquierda, los que pretenden que telepáticamente adivines que van a doblar, los que no saben qué van a pedir en la fila de Mc Donald's, los que se chuponean en el ómnibus frente a gente solitaria como yo, los viejos verdes que habiendo seis asientos dobles libres se ubican justo al lado tuyo y se esfuerzan por hacer de la noción de contacto físico una aberración desagradable. Quiero quejarme, porque para qué callar ahora, de los que comentan por la espalda y no indagan por el frente, de los que mienten, de los que no te devuelven lo que les prestás, de los que hablan como si estuvieran libres de pecado y están todos apedreados por dentro, de los que envejecen de alma, de los ciegos por su propia voluntad, de los que se jactan de no leer, de los que se jactan de haber leído a equis autor como si eso les proporcionara algún tipo de superioridad, de los que no dejan nunca de escupir veneno, de los que arruinan buenos momentos, de los que aparecen sólo cuando necesitan algo, de los que lloran la milonga y de los que no se conmueven con una canción. Voy terminando, pero antes me quiero quejar de los que sólo se quejan, de los que se erizan como un gato ante la mínima crítica, de los que gastan dinero como si todo el mundo lo tuviera, de los que no responden los mails, de los que gritan cuando hablan, de los radicales recalcitrantes, de los mediocres, de los histéricos, de los que no crecen, de los que se rinden, de los paranoicos, de los ineficientes, de los que arrastran los pies y de los que no valoran un carajo las cien mil ochocientas cosas que tienen. 

Y quiero quejarme de mí, de mi impaciencia, de mi falta de tacto, de mi autocompasión, de mi dureza. De mi egoísmo y mi falta de voluntad. De mi perpetua crisis de confianza.

2 comentarios:

  1. Me vi englobado en no menos de 5 ítems* del extenso prontuario de quejas personales, zonales, zonales.

    Pero al menos puedo decir que afortunadamente no hiciste explícita la queja a los autorreferenciales, porque sino la quedaba. :P

    *Creo que son más, pero un tanto por vergüenza y otro tanto por amor propio (o mejor expresado, debido al escaso placer por el autoflagelo) prefiero mantener esa cifra y que la historia me contextualice.-

    En fin, salú.
    y buena vida.**

    **frase robada a f (http://detodounpocounpocodenada.blogspot.com/)

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  2. De verdad me fascina cómo lo llamáis: "Bicisenda". Aquí decimos "carril bici", desafío extremo que debe afrontarse como si no hubiera mañana (y a la que te despistes no lo hay...) :) -g-

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