sábado, 13 de noviembre de 2010

¿y qué? ikea. y cuánto más.

iba a escribir sobre mi ida a ikea de ayer. en realidad todo empezó cuando iba a escribir mi trabajo sobre tipos de ilustración para la clase de photoshop que tengo el lunes. pero me puse a leer las noticias (aprovechando que estoy cómodamente instalada y con internet), facebook, mails y todo eso que trato de hacer en cuanto mi antena pesca un wifi. y resulta que se murió gustavo escanlar, y ya mi ida a ikea no parece tan importante. voy a intentar unir lo superfluo con lo trascendental y hablar de todo, espero que sepan entender que es mi espacio y mi mente lo que fluye por acá, y si quiero mezclar ikea con la muerte no es de irrespetuosa sino de que ambos hechos me suscitan ideas y no tengo mucho tiempo para compartirlas por separado. así que adiós a los códigos de etiqueta de blog y hola a la hilación de temáticas que no tienen mucho que ver entre sí.

resulta que no estoy y la muerte parece más insistente que antes. se lleva seres queridos, como mi tía abuela, que me dejó un montón de recuerdos. uno de los mejores libros que tengo me lo regaló ella: el tesoro de cañada seca. y el anillo de tres aros entrelazados que nunca me saco también. y me dejaba pasear a su perro bat, que para mí era lo más cercano a tener un perro propio. porque no era cualquier tía abuela. era la que te llamaba e iba a tus cumpleaños. la que vivía a la vuelta de casa y la saludábamos desde el lavadero. la que le mostrabas el carné de notas y venía a almorzar los domingos. la muerte no es muy justa, y creo que no lo fue con ella.

yo no estoy ahí para darle un beso a mi abuelo. y eso no me gusta nada.

esas noticias me las entero por mail, por llamadas, por mensajes. después abro el diario catalán en un restaurante de barcelona y me encuentro con una nota a dos páginas de que se murió kirschner. y nadie me había avisado nada. y no es que sea importante a nivel emocional. pero es esa especie de shock de "está pasando esto allá y yo ni enterada!". y la foto de cristina de luto y la pompa fúnebre y las repercusiones y algo así medio enorme que pasa en el río de la plata, y yo ausente. esa es la palabra. ausente. pasan cosas. y no estoy. o las recibo en diferido, achicadas por el europeísmo (en europa, europa es el ombligo del mundo. y cuanto más autónoma es la comunidad, menos importa lo que pasa afuera. españa no parece un país).

tengo que ir yo a los medios uruguayos y leer que ayer, por un paro cardíaco, se murió gustavo escanlar. o enterarme por un profe a través de facebook. bendito sea facebook en estos tiempos de ausentismo. y no es que escanlar fuera amigo mío. pero en esto del periodismo, la verdad que me quería parecer mucho más a él que a cotelo, o a sarthou, o a néber. era un loquito que gritaba verdades, mostraba escándalos y se metía en los lugares donde nadie quiere meterse para decir las cosas que pocos querían oír. noche, droga, prostitutas, cárceles, antros, todo el under montevideano pasó frente a sus ojos, lo inhaló, se lo inyectó, lo frecuentó hasta el hartazgo. le gustaba hurgar entre la basura humana. le gustaba shockear. supongo que una cualidad de un periodista es saber hacerse oír. él la tenía.

acabo de leer su última nota, sobre los 25 años de la democracia, que salió o va a salir en búsqueda. otra nota que recuerdo, de hace no mucho, es una en galería, donde describía un viaje en un crucero. con sorna, desfachatez, libertinaje y buena pluma. también me acuerdo de su participación en zona urbana. quién no se acuerda de zona urbana. y del plagio, y su caída en desgracia. y no sé cómo la televisión lo perdonó, la prensa también, y ahora se fue cuando estaba en un lugar bastante elevado del periodismo uruguayo. bastante? escribía en búsqueda. es como lo más elevado en nuestros escasos soportes comunicacionales.

y yo mientras tanto caminaba tras las flechas pegadas en el suelo de un ikea tan gigante como variado. caminaba entre habitaciones de ensueño y cocinas y televisores de plasma y edredones de flores y alfombras. entre vasos de todos los colores, toallas, estanterías y una sección de niños en la que a cualquier infante le gustaría quedarse a vivir. y todo está armado como si fuera de verdad. abrís el cajón de una cocina y encontrás juegos de cubiertos, cucharones, ollas, todo con su etiqueta de precio. "mirá, tienen cosas en los cajones", me dice alguien, como si "ellos", los que "tienen las cosas" fuera una especie de familia que vive en ikea mientras está cerrado al público. "los otros" en versión ikea. y te dan ganas de vivir en el primer mundo por culpa de ikea. no sólo vivir, sino comprarte una casa, un blank canvas, y decorarlo todo con muebles ikea, copiando esas habitaciones perfectas donde todo combina, y creyéndote innovador y fresco y original. pero todo madrid está amueblado con ikea. la prueba está en que encontré la mayoría de los implementos que amueblan mi casa desperdigados en el inmenso showroom del monstruo del do it yourself. mi cama, la rota, costó algo así como 139 euros. y es de dos plazas. o sea, que me gasté en tornillos casi el 8% del valor de la cama...

primer mundo. consumo. total y aplastante consumo. me doy cuenta de que vivimos a otra escala, a otro ritmo. de que no hay edificios del tamaño de este ikea de san sebastián de los reyes en el uruguay. bueno, quizás botnia. y meterse en ese coso enorme que te traga y te invita a comprar almohadones, marcos de fotos y hasta galletitas ikea, es como una aventura emocionante. o sea, sos feliz. la felicidad hecha un caminito de flechas pegadas en el suelo, que tú sólo tenés que seguir, e ir metiendo pedacitos de felicidad en el carrito, hasta pagarlos, que casi no duele, porque es todo tan barato, pero sumando son como 60 euros, pero tan barato... y te llevás esa felicidad a tu casa. o a tu piso alquilado y compartido que de repente se convierte en tu casa. por qué? porque tenés tus almohadas (de 6,99), tus tuppers (es que eran como 17 por 2 euros!), tus cajitas, tus sábanas rojas y azules, tu vela aromática y tu juego de toallas turquesa. y el mundo se volvió bello de repente porque a la cama le pusiste dos cojines preciosos que no combinan con nada, pero son tuyos.

y con una cookie en la boca y una coca light en la mano, leer las noticias uruguayas parece algo lejano. pero no por mucho tiempo. hasta que te encontrás con un mail que te golpea, una portada triste o un hilo de facebook que te dice que las cosas están igual, o distintas, pero que siguen estando, y que tú no estás ahí para verlo. y las pequeñas raíces que acabas de echar en tierra ibérica gracias a ikea (que te vende cositas para hacerte sentir en casa), se difuminan un poco, se retuercen, se desprenden. no estoy allá, pero me gustaría estarlo. por lo menos el rato que me lleve darle un beso a mi abuelo.

1 comentario:

  1. Q lindo, nos venís emocionando a todos con esa forma de escribir! Me declaro fan.
    Se te extraña.
    Beso grande!
    Dwarfin

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