jueves, 21 de abril de 2011

85 años



nació en este país, en san sebastián. gracias a ella tengo mi dni, y una especie de derecho a decir que españa también es un poco mía.

tuvo que irse cuando apenas había vivido. a los trece años, sus padres decidieron que dejaban todo y se iban a uruguay, donde un ancestro había comprado una vez unas tierras que se mantuvieron en la familia. era 1939 y la guerra civil estaba en su punto culminante. les registraban la casa, los amenazaban, explotaban bombas donde menos lo esperaban. cargaron unas pocas cosas y se embarcaron hacia américa. ella, sus padres, y sus cuatro hermanos.

y creció en montevideo, donde se enamoró, se casó y tuvo dos hijos varones. nunca dejó de hablar con acento español. conducía un fusca blanco por carrasco. viajó, incluso volvió algunas veces a su patria. pero le da tristeza.

nacieron sus tres nietas. la primera fui yo. me bautizaron en su casa. después me acuerdo que íbamos los domingos y tomábamos leche de frutilla conaprole con galletitas bridge. o salíamos a dar la vuelta a la manzana con mi abuelo, que o nos compraba un helado, o nos ponía una fichita en el caballito de la galería para que nos hamacáramos. y siempre esperaba mientras nosotras subíamos al árbol de la esquina.

mi abuela nos abría las puertas de su armario para que nos disfrazáramos. hacíamos desfiles para los adultos que estaban tomando el té. a mí me encantaba un vestido de flores estridente con volados. le usábamos el maquillaje también. me acuerdo del olor de su rouge.

hoy apenas me oye cuando le hablo. está como en su mundo. no sé cuál mundo es ese, pero es un mundo solitario, abstraído, sordo. a veces está más lúcida y puede hilar una especie de conversación. se acuerda de cosas que le escribí o le dibujé cuando tenía seis años. me pregunta por los estudios. siempre me pregunta por los estudios. por lo menos ahora ya no dice "qué grande que estás, ya eres una señorita" cada vez que me ve. aunque a veces me gustaría que lo dijera. y que nos esperara con la leche de frutilla conaprole. o que nos fuéramos todos a tomar un high tea a jelly's, donde el mozo nos firmaba autógrafos en las servilletas.

supongo que en 85 años uno vive muchas cosas. ya habías vivido 60 cuando yo te conocí. me alegra haberte conocido en años mejores que estos. cuando te preocupaba el dinero y anotabas todos los días cómo subía o bajaba el índice dow jones. cuando repartías comuniones, tejías peleles y tenías una piscina en el jardín. cuando ponías el regador para las plantas. cuando discutías con mi abuelo father y hacías ese gestito con el cuchillo cada tres bocados. o tomabas el té con el dedo meñique estirado. o preguntabas si había llovido en la estancia.

por lo menos estoy donde tú naciste, pero me entristece no estar ahí para decirte felices 85 años. que los cumplas muy feliz, amatxo.

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