sábado, 23 de abril de 2011

kisser types

a veces me dan ganas de escribir sobre cosas que no tienen nada que ver con nada (o mucho que ver con todo). a veces me dan ganas de hablar sobre cosas escandalosas o que la gente no quiere oír. por lo general logro contenerme bastante. a veces no puedo, y digo más de mí de lo que debería. a veces uso este blog como una especie de bulletin board, o como una carta dirigida a algún alguien (no siempre es el mismo alguien), o como un diario de desahogo y desparrame de desilusiones. a veces lo uso para cuestionarme cosas, para intentar ordenar mis ideas. muchas veces escribo para agradecer, no sé si a dios, a afrodita, a shiva, a buda o a la vida en general, porque no sé si las divinidades leen este blog. muchas veces escribo por el mero hecho de no dejar un día en blanco, por la simple necesidad de que no quede una fecha vacía.

hoy voy a escribir para desahogarme, para escandalizar, para dirigirme a alguien, para ordenar mis ideas, para agradecer, para llenar la fecha. hace unos días discutía con una amiga (en este paréntesis había insertado una descripción del contexto en que discutíamos, pero eso podría llevar a que la identificaran y quizás no lo desea así que lo borré) sobre el tema de los besos. en nuestra experiencia (no voy a decir ni magra, ni abundante, ni nada, para no fomentar la actividad de las malas lenguas, nunca mejor dicho. simplemente reunimos observaciones y elaboramos conjeturas), retomo, en nuestra experiencia, hay varios tipos de besos. mejor dicho, varios tipos de besantes o besadores.

digamos que en la acción del beso, llamémosle beso al beso propiamente dicho, al que involucra cierto contacto lingual y algún intercambio de saliva, por lo general no debería haber un besante y un besando, o un besador y un besado. en ese tipo de beso semi líquido pasional debería haber dos seres igualmente besadores, según la convención general académica que versa sobre el tema. sin embargo, aparentemente en la vida real, los hechos no siempre condicen con la norma y además se pueden incluso establecer tipificaciones de las distintas personalidades besantes. en nuestra fructífera discusión pudimos establecer algunas categorías de individuos, según su proceder a la hora del roce bucal. no digamos que somos expertas en el tema, porque seguramente nos faltan realizar muchas encuestas y observaciones de campo más, pero podemos llegar a conclusiones bastante acertadas.

tenemos al protagonista. es el que sólo besa él. básicamente da igual que estuviera besando a una muñeca inflable. no deja meter bocado, ni es muy necesaria la participación del otro.

también está el meta bucal. pretende ir más allá de la boca, armado únicamente con su lengua. es el que cree que cuánto más profundamente pueda recorrer la boca del otro, mejor. generalmente sin ritmo ni pausa. incluso puede llegar a ahogar porque no sería de extrañar que su lengua se encontrara con las amígdalas del besado.

hay un besador muy típico que es el fórmula 1. no sabe muy bien lo que hace pero parece que tiene que hacerlo antes de que se acabe el mundo. tiene una prisa loca y eso le resta performance. no se detiene a ver las reacciones del otro porque ya está en quinta y a fondo en la curva. no hay preámbulos y generalmente no se detiene ni a tomar aire.

cabe destacar que lo más común es que las tres prácticas anteriores se unan en un combo nefasto: un ser embebido en su propio quehacer, furiosamente desbocado y hurgador.

también está el grabber. se le van rápido las manos en todas direcciones y no se preocupa por lo que hace con la boca. quiere hacer todo a la vez, es un poco agresivo y no resulta agradable al fin y al cabo.

por otra parte está el soso. es como que no se anima mucho. su lengua es floja, anda medio perdida, como una veleta sin viento. no acompaña la acción labial con otro tipo de gesto. deja gusto a poco. dan ganas de decirle que mejor lo dejamos para otro día.

hay mucho inseguro también. esos son los que no cierran los ojos. están constantemente mirando y chequeándose de hacer bien las cosas. error. así las hacen peor. los ojos abiertos son pedorros.

está el indeseable. podrá besar bien pero necesita una menta o un lavado de dientes. consejo: huir.

después existen los piquito seco. muchas veces son novios de hace mucho tiempo. esos casi no dan besos de verdad. una lástima. necesitan reactivar la libido o algo.

hay otros que no se sabe bien por qué pero no besan bien. no es algo que hagan o algo que no. simplemente no engranan bien con el otro. será que son descordinados y punto.

también están los beso importante. son los del chupón y nada más. se olvidan del labio, del mordisqueo, del susurro. del foreplay del beso digamos. a estos sí les recomendamos el poder del pico y otras sutiles técnicas.

después está el torpe. no sabe muy bien qué hacer pero se nota que le pone empeño. da ternura y ganas de darle otra oportunidad. persevera y triunfarás.

también están los beso eterno. son los que besan y besan y besan, quizás bien, pero nunca pasan del beso. y todo bien con el beso pero por lo general es el medio para un fin, no sólo un fin en sí mismo (aunque eso depende del caso).

y por último, pero nunca menos importante, están los perfectos. a esos no hay que aconsejarlos mucho. saben qué hacer, cómo, dónde y cuántas veces. y hacen del beso un diálogo, en el que caben refutaciones, exclamaciones y hasta gemidos. tienen buen sabor y son osados sin ser irrespetuosos. cierran los ojos porque disfrutan. no están corriendo una maratón ni buceando. respiran porque hasta es sexy respirar. se pausan cuando corresponde. acarician, no irrumpen. y si irrumpen, es con calidad. y se dejan irrumpir. hacen y dejan hacer. no beben, degustan. no se olvidan del poder de los labios. saben acompasarse, liderar y dejarse llevar. van por grados, y saben cuándo acelerar. besan no sólo la boca. hacen interrupciones adecuadas. se preocupan por conocer las preferencias del otro. prueban, no son tímidos. miden, testean, exploran. se guian por las respuestas. no piensan tanto. sorprenden gratamente. bailan. se mecen. se animan a usar los dientes. hacen derretir las piernas. se sonríen en medio del beso. gozan. recorren. trabajan que da gusto.

claro que la práctica ayuda, y que siempre se puede mejorar. y que también depende del estado de ánimo, del contrincante y de la alineación de marte con la casa de capricornio. pero es un placer encontrarse con uno de los últimos. o tenerlo siempre a mano.

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