lunes, 26 de marzo de 2012

indefensa

Me voy dando cuenta de cómo mi cuerpo comienza a decaer. Quizás empecé algunas cosas muy de golpe. Primero, un dolor aislado en las articulaciones de las manos. Después, aparecieron los herpes. Ahí estaba la primera pista de que se venía una especie de colapso. Bastó una noche de fresco en el campo para que se instalara el resfrío. Después, la garganta. Llagas. Tos. Y ahora mi estómago no aguantó tanto redoxon, klaricid, biogrip y dicloflex juntos. Lo que peor llevo es el encierro. El aburrimiento. Encima estoy sin computadora. Pero ahí voy, tratando de recuperarme a tiempo para Semana Santa.

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