miércoles, 27 de junio de 2012

A toda máquina

El listado de tareas es tan grande que quisiera que los días tuvieran 72 horas de duración. El viernes viajo a Buenos Aires, de ahí a Madrid. El domingo vuelo a París. El miércoles de vuelta a Madrid, el viernes a Segovia, el sábado a Madrid y el sábado de noche, avión a Montevideo. No tengo claro qué voy a llevar en la valija. Sólo sé que no puede faltar el vestido para el casamiento, chancletas y ropa de mucho calor para España, y ropa de media estación para Francia. Y regalos para los que voy a ver. Y los boarding passes de los aviones ya impresos. Y depilarme. Y antigripales. Y protector solar. Y euros. Y el pasaporte recién renovado. Y el chip del celular español. Y todas las emociones de volver a donde viví más de un año. Más todo lo que tengo que hacer antes de irme, en estas 48 horas de acá, que me quedan chicas.

El tiempo viene como un tren a toda máquina. Tengo miedo de no aprovechar cada minuto. Es momento de no pensar, y de correr, porque voy a estar de vuelta en un suspiro. Pausar lo justo para absorber la nostalgia, y correr para que no me atropelle el tren. 

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