jueves, 26 de julio de 2012

La Cama

Tengo cama nueva, toda robusta ella, toda maderosa oscura y con sus seis cajones para seis pares de zapatos cada uno, toda imposición en el medio de mi cuarto, que recién ahora parece del tamaño adecuado.
Tengo cama nueva, con respaldo tapizado con arabescos raros y maciza y que huele a eucalipto o a lustre o a algo rico que evoca importancia, y me invita a desplomarme encima y a envolverme toda en su suave solidez.
Tengo cama nueva, con colchón casi nuevo y sábanas casi nuevas puestas por mi mamá y el acolchado chico de antes hasta que me compre uno todo inflado y de plumas o símil, y una almohada gorda y una serie de cosas que me griten que tengo que sumergirme en su esponjosidad. 
Tengo cama nueva pero los sueños son los mismos viejos sueños de siempre y sigo teniendo ganas de que haya alguien de quien abrazarme antes de cerrar los ojos. 


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