lunes, 8 de noviembre de 2010

lo efímero del éxito

Estrés. Bueno, estreses varios.



La mañana de hoy la pasé en la universidad complutense, en el edificio de la facultad de ciencias de la información. Una especie de caja gris gigantesca y bastante gélida (hoy volvió el frío a la ciudad, y creo que ya no se va a ir hasta dentro de mucho tiempo), lleno de multilocos, de escaleras, de pasillos y carteles pegados en todas partes. Como la nuestra estaba cerrada (por un feriado interno de nuestra universidad), fuimos a la complu a reunirnos con mi equipo. Resulta que trabajamos precioso, armamos un proyecto hermoso y redactamos otro trabajo lleno de ideas fantásticas. Preparamos una presentación para el miércoles con el nombre de nuestra agencia de publicidad, su logotipo, etc, etc. Maravilloso todo. La verdad que mi grupo es genial.



Resulta que me volví a “mi casa” a almorzar. Tengo problemas con la comida. O sea, hago demasiados desastres cuando cocino sin supervisión. El otro día se me pegaron los fideos a la olla porque me olvidé de ellos. Hoy resulta que hice unos huevos duros para tener a futuro para sándwiches o ensaladas o lo que sea. Pero me quemé cuando agarré la olla y volqué la mitad del agua hirviendo arriba de las hornallas. También me hice una sopa pero me quedó re aguachenta. Cuestión que acompañé la sopa con un sándwich, y de postre una manzana verde. Y mañana sándwiches y pasado sándwiches hasta que se me acaben todos los ingredientes (salame, queso, aceitunas, tomate y huevo duro. Ah y margarina que le robo a mi compañera de piso, o ketchup).




Cuestión que dejé la cocina inundada de agua hirviendo para que se enfriara, lavé ropa (se me cayó una de las prendas lavadas blancas en el suelo del patio, por lo que la tendré q lavar nuevamente en el futuro próximo (esta fue la tanda de los colores claros, y con ella casi toda mi ropa está limpia). Y después de colgar la ropa, me dediqué a la maldita cama. Maldita. La putée con todas mis fuerzas. Resulta que los tornillos que compré en la ferretería del corte inglés no servían porque no eran lo suficientemente largos (desmitifico esa idea de que el corte inglés tiene todo. No tiene tornillos de más de 5 cm de largo). Así que atornillé, desatornillé, martillé, desarmé, hice un ruido bárbaro y al final descubrí que medio clavando unos clavos estratégicos sobre la rajadura (a lo bestia y del lado que no se ve) lograba algo así como pegar la rajadura y que no se note (mucho). Y para completar el tema de la rajadura, inserté un tornillo del corte inglés desde abajo, o sea, que es bastante sutil también (aunque nada es sutil si lo mirás bien). Resulta que el tornillo maldito no ingresaba su cabeza en la madera y salía para afuera. Y no veía manera de ajustar la pata de la cama (la que constaba de UN tornillo en vez de los tres que requiere), y el único tornillo largo que tenía (el de la cama) no se podía relacionar con los destornilladores en mi posesión (tenia otro tipo de agujerito). Entonces salí al frío a comprar tornillos más largos. Resulta que en la ferretería de confianza encontré unos de 7 cm de largo!!! Una cosa imponente, ideales para mi objetivo. Con ellos en mis manos regresé a mis tareas carpinteriles, y en un santiamén (sí, mismo, me sentía gepetto), logré ajustar la pata a la perfección. Armé toda la cama de nuevo, la tendí primorosamente, y mañana cuando venga el dueño a mirar unos caños no tiene ni porqué darse cuenta de nada. Y lo mejor de todo va a ser que me voy a poder mover cuando duerma sin peligro de derrumbe.



Pero quedé muy agotada con esto de la cama. Y entonces me llama el chico de mi grupo (somos un varón y tres mujeres) y me dice que el profe querido, al que le mandamos el nombre de nuestra agencia por mail el viernes, decidió que no le parece bien y que tenemos que usar uno alternativo. Es decir, tenemos que hacer TODO OTRA VEZ. Nos reunimos no sé cuántas horas para esta cosa y encima nos quedó bien, estábamos conformes y contentos, y ahora se le ocurrió (hoy lunes puente sin clases, mañana martes feriado y todo cerrado) que tenemos que reelaborar nuestra imagen de marca. Y eso implica reunirnos mañana de nuevo, hacer todo de nuevo, e imprimir el archivo quién sabe dónde, porque claro, las repro (reprografías se llaman las casas de fotocopias) están closed.



Me duele la espalda y la cabeza me explota. Maldito profesor. Maldita cama, más vale que me acunes un poco hoy que lo necesito bastante.

1 comentario:

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