miércoles, 23 de marzo de 2011

volvé

dónde estás? dónde estás? creo que en una pradera o en dos o en el taj mahal o en el mc donald's de montevideo shopping. o quizás cuentes ovejas con papá o veas caer la lluvia en alguna parte. o te estés quemando en una hornalla donde se cocinan sopas de mariscos. capaz que te diste un paseo por los libros, por las líneas de los marios, entre los diez negritos, junto a la sombra del viento o bajo un baobab, viendo pasar los zorros, las rosas y los asteroides. puede que estés en las pestañas oscuras de lisbeth salander o navegando con sandokan. no sé dónde viajas, dónde te has escondido hoy, dónde encontrarte y hacerte volver a mí otra vez. no sé si te metiste por el escote de frida kahlo o si andás bailando en las cortes de napoleón. me gustaría que volvieras, que me invadieras otra vez. sin tí no sé qué hacer, no sirvo, no me gusto. pero te escabulliste por el pelo de la diosa isis, o entre los peces del acuario de miami, o por los caminos de algún lugar de la mancha. te fuiste, te tomaste vacaciones de mí, y te ocultaste entre las amatistas de artigas, entre los huevos de un lagarto y el sueño de un peregrino. me hiciste extrañarte, porque estabas con quién sabe quién, revolcándote en una piscina de sugus, haciendo bungee en panamá y susurrando poemas en el oído de una jirafa. te fuiste y me dejaste sola. sola con mi vacío carnal mental total abismal. te llevaste todas mis buenas ideas y un par de las malas, mi olor a tierra mojada y a nubes rosadas y macachines y agua helada con patitos negros. te llevaste las tortugas de mis ojos y las hormigas de mis manos secas. te fuiste con todo, con mi energía nuclear, con mi sol de marzo, con mi comienzo de primavera que anunciaba borboteante un cambio del color del aire. me arrancaste la utopía de un par de zapatos nuevos, de un elevado sonido a corazón contento, el eco del chapoteo de una rana en un nenúfar, el canto de un pichón de águila al borde de una cornisa. te metiste en algún rincón de una azotea, en el peinado de una gorda de la ópera, en el colmillo de un elefante asiático. te calentaste las manos en la estufa de un rico mientras comías sopa de letras mirando un documental sobre calaveras incas. fumaste un puro y un porro y una shisha con sabor a menta. dormiste en las ramas de un sequoia, colgado de una hamaca paraguaya a cuadros. mientras yo estaba sola con mi hueco, con mi falta de, con mis debilidades. mi agujero en la panza se hacía cada vez más grande y me tragaba, se comía cada semilla de pensamiento que lograba formar, bloqueaba mis proyectos, los derrumbaba, los destrozaba en mil proyectiles proyectados proyectantes, distantes, ambiguos e inverosímiles. cosas sin esencia que se perdían en la nada. ni el chocolate me salvó de tu pérdida. espero que mañana vuelvas, con todo tu equipaje, porque hoy te necesité mucho. no te vuelvas a ir, encanto. necesito estar enamorada de lo que tengo que hacer, para no sentir que muero haciéndolo. para no sentir que me arrastro, desencantada, por el barro de la no creatividad. necesito que vuelvas, encanto, y traé contigo a la inspiración y a la locura. quiero volar con tus ideas. con mis ideas. no quiero ser una fábrica vacía. movéme. hacéme latir. no te vuelvas a escapar, encanto, que mi alma es una casa acogedora.

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