sábado, 9 de marzo de 2013

El sapo

Los vi que jugaban con algo, pensé que era un petardo o algo así. Eran varios, vestidos al mejor estilo plancha. Uno tenía una cosa en las manos que depositó en medio de la rambla antes de volver a la vereda. Era un sapo. Los autos le pasaban por encima y por al lado y los pibes se reían y deseaban que lo aplastara una rueda. Toda mi compasión se concentró en el sapo que, de a saltos, iba moviéndose sobre el cemento. Los autos lo rozaban y lo esquivaban. Logró llegar al cantero central, no sé si con todas sus patitas puestas. La desilusión de los muchachos era tremenda, pero seguían festejando el chiste. No miré más, porque creo que fueron a buscarlo y supongo que a esta altura el bichito debe ser un puré desparramado sobre el asfalto. 

Volví a casa un poco desolada. 


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