domingo, 8 de septiembre de 2013

Aplastada

Esperaba mucho menos del domingo y resulta que me pasó por encima como un bulldozer sonriente. O capaz fue el plato gigante de espagueti con pomarola. O sino fue culpa de la mejor siesta del mundo. O por ahí fue percatarme de que estoy bien, y de que no me asusta volcarme de lleno en vos. Porque ya es inevitable. 

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