viernes, 27 de septiembre de 2013

Él

Es inexplicable lo especial que te hace sentir que un gato atorrante y desamorado elija tu cama para echarse, estirar sus patitas de terciopelo, extender su cuerpo brillante y hundir la cabeza en la frazada en un gesto de inequívoco desdén, demostrando de una misteriosa e indiscutible manera que su presencia sedosa y gris no sólo tiene personalidad, también tiene alma. 

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