domingo, 28 de agosto de 2011

summary

no he abandonado el blog. no he escrito mucho porque por suerte tenía cosas que hacer. visitas, amigos, noches. noches espontáneas que resultan ser descollantes, y noches super planeadas que resultan bajón. amigos que hace tiempo no veía. visitas que me alegran y con las que me siento mejor de lo que esperaba. y mientras ocurren esas cosas buenas, sigue creciendo la urgencia latente del otro lado del océano, el ir y venir de mails, la falta de certezas, las mil y una opiniones distintas sobre qué hacer y dejar de hacer.

pero bueno, en conclusión ha sido un bello fin de semana y una semana intensa en general. sin contar el trabajo. trato de no tenerlo presente más que las horas que paso ahí, porque no hace que mi vida sea más feliz. no me gusta esa postura mía de casi empleada pública (ir, marcar tarjeta, cumplir el horario y escapar apenas sea posible), pero es lo que me sale sentir ahora hacia ese trabajo que de a poco me va drenando la energía y la motivación.

no han faltado las novedades. el viernes hice turismo como hacía tiempo no hacía por madrid. entré a la almudena y subí a la terraza del círculo de bellas artes, dos cosas que hasta ahora no había hecho, y me gustaron mucho, sobre todo ver la ciudad desde arriba, con sus azoteas y áticos y el encanto ese que tienen los tejados de europa. también estuve un rato largo en el retiro, conversando en uruguayo, que siempre me hace falta, y viendo pasar a la gente y los artistas callejeros, que es como una inhalación permanente de cosmopolitaneidad -o como se diga-. y descubrí un lugar donde venden el helado de dulce de leche más real de madrid, aparte de alguna parrillada, donde un tipo de gualeguaychú nos sirvió dos bolas a cada uno con buena onda, y encima no nos cobró, o se olvidó de cobrar, las lengüitas de gato que también compramos. todo un derroche de río de la plata de postre.

también tuve una experiencia de debut en otra área muy distinta y algo más polémica. por primera vez en mi vida (y de momento única) le di un par de pitadas a un porro. hay gente que se sorprende cuando le digo que nunca probé ni marihuana, y un poco yo también. y el otro día me ofrecieron, y como mi veta curiosa periodística hace tiempo que quería saber de qué iba tanta hierbita y humo, probé. tampoco había tenido muchas oportunidades, de hecho, las veces que alguien me ha ofrecido porro se cuentan con los dedos de una -o media- mano. igual no era marihuana, era hachís, que no huele tan mal como la marihuana (odio el olor ese a lenteja hervida que tiene), y no noté ni el más mínimo efecto. así que tampoco fue una cosa trascendental en mi vida que marcó un antes y un después. pero aprendí bastante preguntándole al que me convidó sobre sus hábitos y esas cosas. él se fuma dos por día. a un promedio de 3 euros cada uno. me parece que no es rentable drogarse, y como soy muy rata y ando en economía de guerra, dudo que aplique la costumbre de armarme porros de hachís de momento. o de cualquier otra cosa. y tampoco me proporcionó una situación alucinógena mágica e inigualable como para pensar en dedicarme a ello. había prometido que iba a probar un porro con papá o con alguien con quien compartí muchas cosas, al final no fue con ninguno de los dos, pero pensé mucho en ellos.

y otra cosa, linda, por lo menos a un nivel interno y muy personal, fue que pude entablar una conversación con un desconocido sin mayores inconvenientes. el desconocido en sí no resultó nada especial, y la situación tampoco prosperó, pero me alegré mucho de recuperar ese mínimo de confianza en mí misma, aunque fuera durante un ratito. en tiempos de autoestima por el sótano, esos pequeños relámpagos de lucidez y amor propio no pasan desapercibidos. es como tener un destello de volver a creer en lo que puedo ser capaz, y una de esas cosas es enamorar a alguien. empezando por mí.

lástima que al día siguiente ese feeling alegre se evaporara por completo. es increíble el poder que tiene un pantalón apretado o un espejo maligno. o las cien millones de vueltas que dan algunas personas antes de decidir un plan de acción de saturday night. se te van las ganas de todo y sólo querés quedarte en casa viendo tele y consolándote con un ben & jerry's de chocolate fudge brownie. pero algo me queda del destello así que me obligo aunque sea a caminar unas cuadras a algún bar de malasaña donde la gente hace que se divierte toda apretada adentro de un sucucho. poca emoción nocturna pero por lo menos no hemos claudicado. salir es existir, de alguna manera. y cada vez soy más consciente y estoy más en paz con la noción de que lo más divertido son los antros sin expectativas, y no las discotecas de 16 euros la entrada, donde por cierto me siento siempre un bicho desubicado.

y qué trae el domingo? charlas y más charlas sobre temas extraños, desde mocos secos, hasta amenazas de besos o fiestas de disfraces. un desayuno en la terraza con música uruguaya de fondo. piyama hasta las seis de la tarde. arroz de ayer, con choclo y una chuleta fea de secreto de cerdo -nunca más secreto de cerdo-. melón. toblerone que me regalaron. y una peli vieja, doce hombres en pugna. como para juntar fuerzas antes de dedicarme a limpiar la casa. mañana es lunes, pero eso no tiene que significar monotonía. i hope.







No hay comentarios:

Publicar un comentario