lunes, 9 de enero de 2012

vuelvo a tener ruedas

Parece una broma, esto de sacar la libreta de conducir. Va a ser la tercera vez que voy a la intendencia municipal a solicitar un duplicado. La primera vez, no habían abierto las cajas donde se pagan los trámites. Hoy pude pagarlo pero no hacerlo, porque no quedaban números. Y si mañana lo logro va a ser casi utópico, porque a esta altura me parece que nunca voy a poder sacarla. Pero bueno, la experiencia demuestra que puedo atravesar el país sin que me la pidan. Fui de Artigas a Montevideo sin que pasara nada, y después fui a Punta del Este, por la ruta más vigilada por los chanchos en estos días, y tampoco me pararon, y eso que no soy de las que se amedrentan con las altas velocidades.

De hecho pensé que me iba a costar retornar al volante después de un año sin tocarlo, excepto por unos kilómetros en Portugal allá por mayo, cuando entré a Lisboa a través del gran puente colgante en un ford focus de alquiler que andaba lindo. Pero nada que ver. Me reencontré con el acelerador como si nunca hubiera dejado de pisarlo, y con una confianza renovada en mis habilidades de conductora. Mis amigas me han dicho que "manejo como hombre", diciéndolo como un cumplido (creo). Y me enorgullece.

Me siento libre otra vez, andando por el país y todos sus caminos. Los de tierra, los de piedras, los destrozados por los camiones, los de cruzar cañadas, los que invadió la maleza, y sobre todo por los que no existen, esos que voy haciendo al surcar los potreros a campo traviesa.

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