Voy tan rápido y pasan tantas cosas que tengo miedo de estrellarme. En realidad, me quiero estrellar contra un colchón por una semana seguida. Pero mejor no. Mejor el sueño y las contracturas. El vértigo.
Y algún día sí, acostarme en el pasto un rato largo y ver pasar las nubes, mientras alguien me acaricia el pelo.
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