Ya moriste. Ahora procurá revivir y pateá al arco. Mordé. Gritá. Hacé ruido y asustá a la defensa. Clavala en el ángulo, o al menos, que entre medio boba entre los caños del golero. Cabeceá, tirate en palomita. Pescá el rebote. No sé, lo que quieras. Pero hacé algo. Es ahora, nena.
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