Hoy quise sacar una foto pero no tenía la cámara. Era un conjunto de azoteas grises y despintadas, y en una de ellas, una cuerda llena de ropa tendida. Las prendas variaban entre el amarillo y el verde, pasando por ocres y mostazas. Le daban vida a los techos. Se movían con el viento fresco desubicado de noviembre.
No existe la foto. No sé si existió la ropa. Y mañana ya no va a estar ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario