jueves, 29 de marzo de 2012

ni azul ni príncipe

Estoy en un momento en el que necesito que ocurra algo. Y cuando digo algo digo alguien. Y cuando digo alguien digo prospecto de compañero de aventuras.

No estoy pidiendo algo eterno. Sólo un remedio contra la soledad del otoño. No precisa que dure más de una estación. O dos. Me alcanza con un alma afín con quien compartir una película y una manta y alguna cosa más. Un chivito para dos. Un paseo pedorro por el shopping. Una rambla de domingo de tarde con sol. Diecisietemil risas. Horas de auto en silencio. Mimos. Algún escape de fin de semana. Ocho o nueve siestas. Cuarenta y seis discusiones tontas. Una borrachera y una resaca. Diez o quince fotos juntos. Ciento setenta besos furtivos. Alguna boludez como ir al Parque Rodó. Varias charlas telefónicas. Un par de abrazos de los que te dejan tembleque. Muchos días de perfume ajeno en la ropa. Un souvenir que no sea un peluche. Cuatro días de no hacer nada. Ocho millones de piropos. Una mano firme y franca. Una voz para oír cuando me despierto. Noventa mensajes de texto del tipo no apto para diabéticos. Algún susurro a tiempo. Tres peleas. Dos reconciliaciones. Algún proyecto en común. Varios terrenos en los que discrepar a conciencia. Unas semanas de estupidez total. Un conjunto de recuerdos para después.

No sé qué estoy pidiendo. Todo eso ya lo tuve. Pero me vuelve a hacer falta. Aunque venga como una ráfaga y se haya ido antes de que me dé cuenta. Tiene que pasar algo que me demuestre que todavía queda algo querible en mí.

miércoles, 28 de marzo de 2012

autoestigma

"¿Me querés?", le preguntó al espejo.
Él le devolvió un reflejo mudo.

martes, 27 de marzo de 2012

lunes, 26 de marzo de 2012

indefensa

Me voy dando cuenta de cómo mi cuerpo comienza a decaer. Quizás empecé algunas cosas muy de golpe. Primero, un dolor aislado en las articulaciones de las manos. Después, aparecieron los herpes. Ahí estaba la primera pista de que se venía una especie de colapso. Bastó una noche de fresco en el campo para que se instalara el resfrío. Después, la garganta. Llagas. Tos. Y ahora mi estómago no aguantó tanto redoxon, klaricid, biogrip y dicloflex juntos. Lo que peor llevo es el encierro. El aburrimiento. Encima estoy sin computadora. Pero ahí voy, tratando de recuperarme a tiempo para Semana Santa.

domingo, 25 de marzo de 2012

de capa caída

Hay días como hoy en que me dan ganas de mandar a mis amigos a la mierda.

Bueno, para ser justa, a todos no. Pero a algunos sí, mandarlos a embadurnarse bien en bosta fresca.

¿Por qué tienen tanta dificultad para responder mails? ¿Mensajes? ¿Invitaciones? Al final parece que en vez de agasajarlos estás tratando de torturarlos maquiavélicamente, y ellos sólo desean escapar. Y no entiendo para qué me esfuerzo en planear las cosas con tiempo, total, van a aparecer para cancelar cuando ya tenés la organización en marcha. Y encima, les importa todo un bledo. No ven que medio te están clavando, a vos y a los demás que sí aceptaron la invitación y están ayudándote a armar la logística vehicular.

No sé. Veo que cada vez se complican más con las cosas más estúpidas. Capaz que soy yo la que estoy mal, y no entiendo las prioridades absolutas del universo. Para mí, está bueno irte unos días con amigos al campo. Y está bueno que te inviten. Y está bueno que lo hagan con tiempo, para poder organizarte y poder responder sí o no con antelación. Y para que los demás sepan si cuentan o no contigo para armar el paseo. Y capaz tener que salir 15 minutos antes del trabajo no es una cosa terriblemente complicada. No sé, por lo menos en mi mundo, donde la gente dialoga y es medio pierna, conseguir eso no es tan difícil.

Mi mundo debe estar errado. Es que algunas actitudes ponen patas para arriba todas mis nociones de lo que debería ser importante, y de cómo deben actuar las personas. Y me cansa. No entiendo. Parece que le arruinás la vida a tus amigos si los invitás al campo. Les jodés la existencia si esperás que te respondan más o menos antes de una semana o dos de hecho el convite. Y encima si les insistís para que te den una respuesta, no sólo porque querés organizarte, sino porque de verdad querés que vengan, quedás como una perseguidora imbécil. Ni que hablar si tanteás la posibilidad de que salgan unos minutos antes del trabajo un miércoles de semana santa. Es casi lo mismo que pedirles un riñón.

Sólo sé que me siento la más pelotuda. Primero por abrir mi casa, cuando evidentemente muy pocos se sienten cómodos en ella (valoro a esos pocos!). Segundo, por invitarlos a algo que evidentemente les causa más trastornos que alegría. Tercero, por pretender que me respondan; aparentemente no estoy al tanto de que hay prácticas sociales que están demodé, como el RSVP. Cuarto, soy la más idiota por hacer todo esto con tiempo, porque al final estoy más semanas haciendo y deshaciendo planes. Quinto, que por las formas, algo me dice que capaz soy demasiado insistente, una dictadora que los está obligando a hacer algo que no quieren, y por eso no se animan a decirme cosas a la cara.

Pensé que no le estaba pidiendo peras al olmo, pero parece que sí.

sábado, 24 de marzo de 2012

rehab

Un poco como en los viejos tiempos, un poco no. De mi parte percibo una especie de fragilidad que de a ratos se disipa y esfuma. No sé si existe o si sólo la veo yo, no sé si es mucho más grande y la disimulan bien. Es un ir y venir entre confianza y duda, pero que a lo largo de la nochecita se va afianzando, entre las papas chip, las hamburguesas, la sobremesa sin mirar el reloj, compartir la ropa, mirar la tele, planear, escucharnos. No quisiera perder a mis amigas por nada en el mundo.

Me gusta que estén. Me gusta haber vuelto.

viernes, 23 de marzo de 2012

no, no me morí

Sólo me escapé un par de días. Y ahora estoy muy resfriada.
Por eso las ausencias.

La que sí murió es la casa de al lado. 




martes, 20 de marzo de 2012

sueños

Anoche fue como cine gore, algo así como la película Hostel pero llevado a un pueblo uruguayo donde sucedía un casamiento (?). Había chicas asesinadas y hombres malos que las invitaban a la boda y las mataban, y yo trataba de escabullirme pero no podía, siempre terminaban atrapándome porque demoraba mucho en vestirme y prepararme para la fiesta (??). Y sino las chicas, arruinadas por el horror que veían -cadáveres por doquier y brazos y piernas sueltos-, se suicidaban tirándose desde la copa de un árbol que debía medir como mil metros de alto y le daba sombra a casi todo el pueblo. Y después había una cacería, y los malos me perseguían para matarme entre una especie de sabana rara, de pajonales y colinas, y yo para engañarlos (???) ponía un botón brillante para que reflejara el sol y pensaran que era yo (????).

Después me desperté y fui al baño, y me acosté más cómoda y mejor tapada, para dormir sin sobresaltos, pero la segunda parte de la noche -o de la mañana en realidad- soñé la segunda parte de la historia, que seguía igual de gore y reiterativa, con dos chicas que venían a la fiesta re contentas y yo trataba de alertarlas, pero no me creían, y claro, las mataban, y yo intentaba escaparme en un jeep (?????) que estaba lleno de tachos que contenían cuerpos desmembrados. Cuando me dí cuenta de eso abandoné el jeep, pero era como que había estado andando en círculos y justo donde abandoné el jeep era en frente a la casa de los malvados (??????). Obviamente me atrapaban y para no saber si me cortaban en pedacitos creo que me desperté.

Hay una serie de opciones para que en mi mente dormida estén pasando este tipo de cositas. Capaz que fue que cené mucho y me acosté demasiado tarde porque leí hasta las cuatro -pero un libro nada que ver con todo esto-. O sino, que el temita de los enfermeros asesinos me está afectando bastante más de lo aconsejable. Si me pongo a analizar el sueño creo que llegaría a conclusiones perturbadoras, y ahora no tengo ganas, porque estoy cansada -anoche no dormí muy bien-. Creo que prefiero soñar que vuelo o que me caigo irremediablemente de balcones sin baranda, o los típicos sueños catástrofe que se me da por tener cada tanto, tipo con un mega tsunami, o un cocodrilo gigante que ataca Punta del Este, o el ya clásico ladrones-atacan-casa-del-campo-dónde-esconderme que es muy recurrente.

Algunas veces, pocas, mis sueños son agradables. Tiernos. Cálidos. Me despierto sintiéndome acompañada. O querida. Adorada por alguien. Ahí lo malo es descubrir que no son tan ciertos.

Por lo menos, en los sueños gore despertar se vuelve lindo porque descubrís que no te rebanaron los brazos.


lunes, 19 de marzo de 2012

todo mal

Todo mal con la tendinitis.

Todo mal con el aviso de tiras depilatorias veet en el que la modelo esta rubia conocida descubre que cayó a la fiesta con el mismo vestido que otra mina, y claro, en el baño se arranca el sobrante de tela para quedar de mini (sin una hilacha visible), y se pone los collares de cinturón, y sale espléndida a la party porque claro, ahora está más diosa que antes.

Todo mal con todo tipo de sonido que emiten los edificios en construcción, o en demolición, como es el caso de la casona de al lado que está por volar para darle lugar al magnífico y esplendoroso Imperiale Rambla, que nos va a tener como dos años con dolor de cabeza. Ya vibran los cuadros y no se oye la tele a volumen normal, y ni siquiera empezaron a hacer el pozo.

Todo mal con mi gato, que hoy tuve que limpiarle un vómito.

Todo mal con el tráfico y la lluvia.

Todo mal con que repiten eternamente los capítulos de Grey's Anatomy.

Todo mal con la gente que no responde los correos electrónicos que funcionan como invitación a eventos o paseos.

Todo mal con no tener aún un sueldo que me sustente.

Todo mal con la gente que maneja como el culo cuando llueve a cántaros, aunque en realidad todo mal con la gente que maneja como el culo a secas, y con los acomodadores que te putean si les das cinco pesos.

Todo mal con el portero que te ve cargada con 56 bolsas y aún así no se mueve de la silla.

Todo mal con la pizza con poca muzzarela.

Todo mal con el desorden crónico que tengo en el cuarto, y con lo caros que salen los colchones y sommiers de dos plazas, y con las filtraciones del zócalo de la ducha que ya no sé dónde seguir metiéndoles silicona, y con mi laptop que sigue en el service.

Todo mal con el dulce de membrillo light de los nietitos que tiene gusto a infelicidad.

Todo mal con la Barraca Central que se mudó más lejos.

Todo mal con lo tarde que terminan mis lunes.


domingo, 18 de marzo de 2012

los contras

En realidad no me gusta casi nada de vos.

Tenés un aire bien cocky de creído que se sabe medio lindo, opinás de todos los temas como si tu verdad fuera la única, te hacés el langa, el cra, con tu núcleo de pibas alrededor, tu harén de boludas que se desviven por aplaudirte las gracias (cual focas), o te creés machito alfa con los nabos del grupo, porque claro, casi ninguno tiene tu pinta. Es como que naciste para hacerte rogar y actuar de interesante, para tener minas a tus pies, o no tenerlas pero actuar como si las tuvieras, y caminás con ese paso de inmortal, de yo-me-las-sé-todas, esa fachada de niño bueno y correcto y esos ojos de galán que me tengo que considerar bendecida si resulta que se alinean los planetas y me dirigen una mirada, aunque sea para pedirme que te sirva coca cola. Capaz no sos un adonis pero estás bastante bueno, entonces claro, el mundo complota para abrirte un sinfín de puertas (esas puertas que los simples mortales vemos siempre con cartelito de "closed"), encima trabajás de algo re respetable, tenés tu propia casa, tenés labia, que no es menor, y un halo de misterio que rodea tu existencia, una existencia, claro está, llena de viajes y aventuras y experiencias de lo más exóticas, inaccesibles casi, excepto cuando te dignás a contarnos un poquito, sólo para que entendamos cabalmente que estás mucho más allá de cualquier cosa a la que podamos aspirar, y que el mismo hecho de que nos relates algo de tus fantásticos devenires en exclusividad equivale a un placer cuasi orgásmico.

Lo gracioso es que me dan ganas de reventarte la cabeza. De muchas y variadas formas. Ganarte las discusiones. Ponerme, de alguna manera, a tu olímpica altura. No sé si elevándome yo (lo dudo) o bajándote de un hondazo a tierra (¿o de un flechazo?), y descubriendo lo que hay debajo de esa máscara de perfección inalcanzable. En una de esas, un buen loco.

Lo gracioso es que dedique tanto tiempo a ennumerarme a mí misma la cantidad de razones por las que no es conveniente que me caigas en gracia. Y a forzar mi indiferencia.

En realidad no es gracioso...

sábado, 17 de marzo de 2012

seven a side

Once horas y media de hockey después (en realidad no tantas jugando, pero todas en la cancha, al sol, en equipo y viendo partidos) tengo una insolación interesante y me duelen muchas cosas. Entre ellas el orgullo porque me clavaron cinco goles en el partido que me tocó ser arquera. Lo positivo es que nunca más me van a pedir que lo sea. También hubo algunos sinsabores, algunas actitudes raras, algunas luchas y algunas cosas lindas.

No sé, en el fondo me encanta casi no poder moverme porque mis piernas aúllan. Estar a full con el ratisalil gel en las muñecas. Tener quemadura de camionero en los brazos. Irme ya a dormir porque estoy reventada, golpeada, rota, sacudida. Es como haber vuelto de una especie de batalla de honor, con las señales en el cuerpo. Se siente importante, casi glorioso. Se siente rotundamente bien, a pesar de todo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

sí. pero no.

Bueno, eso. Un sí y un no y un millón de cosas contradictorias.
Pero sigo cruzando los dedos y esperando llegar a alguna parte.
Ganas tengo.

martes, 13 de marzo de 2012

father

Hace ya como 11 años que no está, pero nada va a borrar todo lo que sí estuvo antes.

Una de las mejores cosas de ir a visitar a mis abuelos era que él, cuando nos empezábamos a aburrir de las conversaciones de los grandes, nos llevaba a dar una vuelta a la manzana, a trepar el árbol, a tomar religiosamente un helado y a veces, pero como una excepción mágica, me compraba una ficha para el caballito que había en la Galería Roma.

Father era muy paciente con nosotras, por lo menos lo recuerdo así. Y le encantaban los perros, especialmente Bartolo, el golden retriever de los vecinos, que siempre se asomaba a la reja para que lo acariciara.

Me acuerdo que cuando caminábamos por las cuatro veredas perimetrales de su manzana, íbamos hablando todo el camino, muchas veces en inglés, y nos planteaba dilemas de todo tipo, que siempre empezaban así: "¿Qué preferirías..." y proponían, por ejemplo, diatribas tan polémicas como éstas: "¿Qué preferirías ser, un cocodrilo o una víbora?", "¿Qué preferirías comer, toda la vida dulce o toda la vida salado?", o sino, algo tipo "Where would you rather live, by the seaside or in the countryside?". No sé si a mis hermanas, pero a mí me hacía reflexionar como loca. Especialmente porque tenías que buscar la mejor forma de convencerlo. Él siempre iba a opinar lo contrario, y a debatir a conciencia las posibilidades.

Fue mi abuelo también el que nos enseñó a jugar al ajedrez, aunque en eso no fui una discípula demasiado aplicada. Me acuerdo que tenía una computadora, en las épocas en que las computadoras eran elementos de ciencia ficción, que sólo servía para jugar al ajedrez. Casi siempre le ganaba la máquina, pero alguna vez, cuando ganaba él, me lo contaba con un orgullo cómplice y juvenil.

El árbol de jacarandá siempre me va a traer su recuerdo, esperándome abajo, sonriendo paciente, mientras yo me colgaba y hamacaba de mi rama preferida. Después de un rato, yo saltaba hasta el suelo, él aplaudía, y pisábamos juntos las flores violetas hasta llegar a la casa, mientras me preguntaba si prefería hacer un viaje en nave espacial o en submarino.

Hoy habría cumplido 99 años. Me hubiera gustado invitarlo con el helado.

lunes, 12 de marzo de 2012

cuando la felicidad tiene forma de pelota






Otra de las piezas del puzzle encajó. Hay que pulir los bordes un poco, claro, pero encajó. Volví a agarrar un palo de hockey y a ser parte del equipo. A transpirar la camiseta, y a disfrutar cada paso que dí en la cancha. Lo mejor de todo, fue sentir que retomé casi donde lo había dejado. Que todavía puedo hacer algunas cosas con la bocha, aunque tenga bastante trabajo por delante. Descubrí que el hockey es un poco como andar en bicicleta. Mi cuerpo no se olvidó. Y todavía tengo pedal para rato.

Sigo profundamente enamorada de este deporte.

domingo, 11 de marzo de 2012

power out

No veo, no sé de qué escribir, me duelen los ojos, ya no sé lo que hago, quiero dejar de pensar un buen rato, un rato largo, que despacito se me vaya desagotando el cuerpo del cansancio, dejarme ir, reposarme, descansarme, empequeñecerme y sentir que floto, floto, exploto, morir de a poquito hasta llegar al sueño, lentamente, como una pluma que aterriza en el pasto, quiero ser esa pluma y aterrizar y que mi cuerpo esté flojo y suave, y que me envuelvan en algodón, estar recién bañada y envuelta en algodón, tangible, cálida, esplendorosa cama, que todo se vaya apagando como con un dimmer azul, hasta una semi penumbra hermosa, donde mis ojos no necesiten esforzarse, aniquilarse, exprimirse, cobrar vida en un sueño, no antes, y en ese sueño deshacerme en pétalos de margaritas, en olas de chocolate y música bien bajita, casi sorda, latente, para no escuchar los oídos zumbando, resquebrajados, y oler a jazmines, que todo huela a verano, así dejo de tener la humedad clavada en mi nariz, y hago las paces con el olfato, sumiéndome, consumiéndome, en un paseo plácido por perezosos páramos, elevándome hacia el fondo del dormir, hacia el inconsciete más absurdo y grato, donde todo es posible y donde todo es ridículo, en ese lago de inocencia que refleja las nubes, donde me mojo la cara, me lavo las manos, me enjuago la mugre del día, la desazón, me limpio toda y bebo para limpiar mis adentros, y me siento grácil, nívea, como un pompón de panadero flotando en el jardín, casi un corderito, una mariposa, floto, floto, exploro, y me apago frecuencia a frecuencia, hasta el off total, merecido, deseado, bendito game over del día, en el que todo se suspende por unas horas de acariciar la almohada que huele a mí, a shampoo y a rendención.

sábado, 10 de marzo de 2012

nada por aquí, nada por allá


Mis primos les escribieron a los reyes magos para que me trajeran un novio.
Los reyes dijeron que tan magos no eran...

viernes, 9 de marzo de 2012

un día a la vez

God, grant me the serenity to accept the things I cannot change,
Courage to change the things I can,
And wisdom to know the difference.

Volver es más difícil que irse. Es más doloroso creo. Porque en el regreso te das cuenta de que el mundo siguió sin vos, y siguió perfectamente bien.  A la ida sabés que allá va a ser difícil, así que te mentalizás para la soledad y un poco de sufrimiento, algún golpe, un par de malosentendidos. Pero a la vuelta pensás que vas a aterrizar en un colchón mullido de felicidad y afectos, y vas a retomar los hilos, y vas a encajar perfectamente en el lugar de antes. O no lo pensás tan así pero lo sentís en alguna parte.

Y no. Porque aparecen días como el de hoy, en los que te sentís outsider. Personas que te decían las cosas de entrada y con claridad, ya no te las dicen. Y medio que te ahogás en un vaso de agua, porque vos lo único que querés es pertenecer de nuevo. No sabés bien en qué le erraste, porque intentaste hacer lo que querían que hicieras. Los códigos cambiaron, y no está mal eso, pero nadie los explica del todo. Y al final sí, todo más o menos bien, pero ya es incómodo y ya empecé el día llorando. Por una pavada. Por algo solucionable y no tan grande como lo siento adentro mío, seguramente. Pero es eso, una especie de frialdad en el trato, algo que antes no estaba. Y que supongo que es lógico que esté después de un año de ausencia. Pero me hunde.

Tienen que pasar varias horas para que amanezca en mi ánimo. Y escribir sobre eso lo revive. Ya sé que no está todo perdido, y que va a pasar, y que no es el fin del mundo. Se reinstaurará el afecto y la calidez, supongo. No pretendo que esté todo intacto. No pretendo reclamar lugares que sé que perdí, o que si no los perdí, me corresponde volver a ganármelos de todas formas. Es lo que trato de hacer. Pero mientras, duele un poco.



jueves, 8 de marzo de 2012

"reiunion"

Lo que tiene reunirse con los amigos del colegio es eso, que son los amigos del colegio, y, en cierta forma, volvemos a ese oasis de bromas e inmadurez del que probablemente nunca salimos.

Entonces surgen las tonterías de antes pero llevadas a los veinticinco, es decir, con tragos de por medio, y trabajos, y vidas adultas, novios serios, casamientos en puerta y todo eso.

Pero a mí me sigue gustando preguntarles "De quién gustás?". Y me siento la misma pelotuda esperando que alguno de los nenes de la clase me dé bola. Sin éxito.

Hay cosas que están intactas. Círculos que están intactos. A simple vista no, pero en el fondo, somos los mismos peltudos que hace 15 años.

miércoles, 7 de marzo de 2012

stats

Estaba viendo el video de Kony 2012 , por irme a dormir en paz, cuando alguien me hizo percatar de que es hora de volver a intentar escribir todos los días en este espacio cibervital. Se acabaron las vacaciones, me parece que por mucho tiempo, porque ahora empieza la vida en serio, y creo que tengo ganas de volcarme en ella. Aunque obvio que voy a extrañar los días de inexpugnable vagancia y perpetuo disfrute. Y bueno, eso. Ando movilizándome por el mundillo laboral montevideano. Juntando ganas de hacer cosas. Viendo dónde aterrizar.

Iba a empezar este post con algún rumbo y lo perdí antes de largar las primeras palabras. El párrafo anterior fue bastante al pedo (pero con lo que me costó, no lo voy a borrar, y así entran también a ver lo de Kony). Cuesta la asociación libre también, porque me censuro cada media frase. No estoy consiguiendo decir lo que quisiera decir. Porque decir cosas acá tiene consecuencias. Cada vez tengo menos filtro en la vida real, y más en este cuadernillo de confesiones. No me gusta que sea así. A veces quiero soltar la rabia y no sé cómo hacerlo. A veces quiero llorar y melodramatizar, y siento que aburro. A veces, hablar de las cosas lindas que me pasan es repetirme eternamente. Entonces claro, el blog se monotoniza en el tiempo, y el lector se embola.

Cada tanto miro las estadísticas que me regala blogger, o las que inserté con googleanalytics. Últimamente me sorprenden los numeros. tengo más de 10 lectores diarios. Pueden pensar que es una caca, pero hace un año, los lectores diarios eran dos. Y una era yo misma. Por un lado me alegra que me lea alguien, por otro, no sé, me gustaría poder ofrecerles algo más revelador. Si por lo menos fuera una gurú de alguna cosa, y esparciera mi saber... Pero no. Si algo no abunda entre tanta verborragia chota es la verdad revelada.

Hoy por ejemplo, vinieron 15 personas (visitantes exclusivos). Estuvieron un promedio de 2 minutos leyéndome (gracias). Basándome en los números, que me dicen que el 50% son visitantes nuevos este mes, intuyo que muchos de ellos cayeron en mi blog buscando cosas más heavy. Tipo "tetasalaire", "fotos mias en la piscina muy linda", "moretón en el culo" y alguna barbaridad más que ahora por suerte analytics ya no me cuenta. Me encuentran en los buscadores por cosas más inocentes, como: "potrillo recién nacido" o "hamster lleno de comida" (?).

Me imagino a los lectores que repiten la visita. Por los países desde los que acceden, sé que en España tengo varios lectores. O sea que mis amigos españoles hacen fuerza, y probablemente también mi hermana.  Y los que hacen fuerza en Uruguay son más de cincuenta, así que además de mi abuela y algún otro familiar, se ve que también me lee gente que no se ve comprometida a hacerlo por lazos de sangre. Igual lo más curioso son, por ejemplo, las 26 visitas mensuales de México. También hay, aunque bastante menos, de Costa Rica, Canadá, Perú, Guatemala, Polonia, y varios lados más. Que esté también República Checa no me sorprende, aunque sí el número (18, eso es amistad!).

En fin. Me divertí un rato adivinando lectores. Ahora me voy a dormir, que mañana tengo que seguir movilizándome laboralmente. Definitivamente este post no está a la altura de nadie de los que tuvieron la bondad de visitarme y leerlo, y de verdad lo siento. Quiero y debo rendir más.







martes, 6 de marzo de 2012

inconclusa

Hace un tiempo escribí sobre las conclusiones de un trabajo, y eso en realidad me llevó a escribir sobre las conclusiones de mi estadía en España. Y en realidad no escribí de eso, porque descubrí que era demasiado temprano para sacar conclusiones de nada. Y sigue siéndolo.

Un amigo que está viviendo una experiencia parecida afuera (pero más radical en bastantes aspectos) me escribía diciéndome que no sabía cómo ordenar el contenido del mail, porque no se le ocurrían conclusiones. Porque se siente un "work in progress" en este asunto de crecer. O llamémosle descubrirse. Madurar. Vivir cosas que acá no había vivido.

Creo que la vida en sí es un constante work in progress, y no me animo a sacar conclusiones por ahora. Apenas me animo a sacar conclusiones de cómo fue mi infancia, estando a más de una década de su punto final (también debe ser que me gusta creer que nunca le puse el punto).

Últimamente me sorprendo pensando muchas veces en la muerte. En la suerte que he tenido de disfrutar tanto de mis abuelos. En lo horrible que sería morir joven. En qué significaría mi vida si mañana me llevara puesta una columna a 100 por hora. En disfrutar más de ciertas cosas que importan más que otras. En corresponder afectos y demostrar, si no me brota un abrazo, por lo menos con micro gestos, lo que aprecio a las personas. Y en reírme como si se acabara el mundo.

Creo que si me muriera, lo que más me gustaría es que algunos pensaran que los hice reír, y los acompañé. Y si me da el tiempo de escribir un bestseller o ganar algún león de Cannes con una idea genial, estaría lindo. Pero sería un anexo. La conclusión debería poder escribirse sin eso.

lunes, 5 de marzo de 2012

so much blue




 






 Olvidarme de todo por diez días. Excepto esa isla que somos. Una familia de náufragos en unas vacaciones idílicas. Convivencia a pleno, y arena y risas. Poco más que eso.

Es que poco más hace falta.