miércoles, 24 de agosto de 2011

inepta

yo ya sabía que ser ama de casa no era lo mío. ni siquiera hace falta ser ama, simplemente hacer cosas de la casa. pero cada vez lo confirmo más contundente e inapelablemente.

resulta que me preparé el almuerzo (la proteína de esta semana es secreto de cerdo). no sé si alguna vez expliqué pero mis proteínas se repiten invariablemente hasta que se acabe toda la bandeja-paquete-envoltorio, porque sino se vencen. y en economía de guerra no se puede tirar comida. así que esta semana fue secreto de cerdo (toda una novedad), la pasada fue pollo y creo que la próxima será hamburguesa y huevos. igual no viene al caso.

resulta que me comí el secreto a la plancha (chamuscadito por un lado, pero no le hago asco), con una ensalada súper original que me hice de tomate y lechuga (la originalidad va en el aderezo. a veces nada, a veces aceite y sal, a veces una salsa de yogur, y hoy tocó un poco del pote de "césar" de heinz). la ensalada llega al súmum de la creatividad cuando además contiene choclo, arvejas, o hasta, alguna extraña vez, atún. pero ahí va sin proteína extra. hay todo otro capítulo de supervivencia titulado: "enlatados y congelados. último recurso".

pero resulta que en el último carrito de vieja que me traje lleno del supermercado también metí como un kilo de zanahorias. como llevan una preparación extra (hervir), me da mucha pereza hacerlas, pero la idea es tenerlas cocinadas en un tupper para coronar las ensaladas con ese ingrediente fuera de serie. decidí que hoy era el día para hervirlas (antes las pelaba -terrible preparación y suplicio- antes de hervirlas, y alguien me hizo el favor de decirme que no era necesario si las hervía). entonces las puse a todas, enjuagadita mediante, en una olla considerable, y las puse a hervir mientras degustaba el almuerzo.

cuestión que como llevan unos 15 o más minutos de cocinado, las dejé ahí pensando en apagarlo después. cuestión que después nunca existió, porque me fui a dormir la siesta. y cuando tres horas más tarde me desperté por un timbre estrepitoso -mi rodilla apoyada cómodamente sobre la llave de timbre que hay al lado de mi cama, vaya a saberse por qué-, nunca me acordé de las zanahorias. por suerte se ve que mi compañera de hogar se dio cuenta de que soy el ser más patético en la cocina y apagó la hornalla. pero las zanahorias...

es como que hubieran tomado mucho sol, pero mucho mucho sol. se encogieron y ablandaron y arrugaron. están hiper tristes pobrecitas. y la olla estaba seca por completo. pero al tupper marcharon de todas formas. en economía de guerra no se puede tirar comida.

ojo, si fuera sólo un kilo de zanahorias marchitas cada tanto, no me preocuparía. o comer directo de la olla porque es muy poco lo que no se pegó al fondo. o no poder ver a causa del humo que genera mi churrasco. o un poco de aceite hirviendo disparado hacia alguna indefensa parte de mi cuerpo. el tema es que voy a incendiar la casa cualquier día de estos (el otro día no apagué bien una hornalla y quedó durante una hora y media prendida sin nada arriba. me di cuenta porque estaba roja -es eléctrica- y porque hacía mucho más calor en la cocina). y también, que me voy a morir dentro del incendio, porque ni el timbre escucho, y eso que soy yo misma la que lo estoy tocando. no sé por qué pero las siestas son mucho más apacibles que las noches, y a veces duermo casi la misma cantidad de horas en cada una.

en fin. son sólo reflexiones de por qué soy un peligro para la sociedad y para mí misma. si un día desaparezco del blog por mucho tiempo, no crean que me atropelló un bus. seguro que fue un incendio.


2 comentarios:

  1. Llegue a tu blog por accidente, buscando una foto de soledad, y de pronto me veo leyendo tus notas, pase del enojo al asombro en segundos y casi que me rei muchisimo. Despues me quede con ganas de enseñarte cocina pero como segui adelante me di cuenta de que sos un ser transoceanico, bueno no puedo explicarme como llegue ni porque estoy escribiendo esta nota pero me causaron tanta tristeza las zanahorias que no pude soportarlo, creo y no estoy seguro de ponerlo en favoritos y seguir leyendo, quiero saber si las comiste al final. un saludos Pablo de Bs As

    pablopaletta@hotmail.com

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  2. hola pablo. no sé cómo llegaste ni si me gusta la palabra por la que llegaste, pero me alegro de que llegaras. las zanahorias están en un tupper en la heladera, y creo que las voy a tirar, porque no me dio el coraje para comer más de tres o cuatro, y la verdad es que ricas no estaban.
    las clases de cocina serían bienvenidas, aunque creo que estoy condenada a seguir haciendo desastres y sería invertir tiempo en una causa perdida.
    gracias por escribirme, porque que alguien me lea es siempre como una especie de piropo, y una forma de achicar la soledad.
    saludos desde madrid,
    -magda-

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