viernes, 18 de mayo de 2012

Ameba


Cada tanto se cuela por una rendija y entra. Pasás unas horas (24 exactamente) de piyama y sin moverte a más de 10 metros de la cama, rindiendo el mínimo, siendo el mínimo, y refugiándote en galletitas quacker y vascolet. Después, se hace viernes de noche y un amigo te convida a un programa, te bañás, te vestís, y lo barrés para afuera todo, chau desencanto y hola posibilidades otra vez. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario