sábado, 26 de mayo de 2012

Por causa de honor

"La racionalidad está grabada en la cabeza de todo hombre, aun la del más inculto, 
y, dadas las circunstancias, puede guiarlo, por entre las nubes dogmáticas que velen sus ojos 
o los prejuicios que empañen su vocabulario, a actuar en la dirección de la historia."

(La Guerra del Fin del Mundo, M.V.L., 1981)


 
 

Después de un montón de discusiones absurdas, aparentemente la Universidad de la República Oriental del Uruguay decidió otorgarle el Doctorado Honoris Causa a Mario Vargas Llosa. Primero hubo lío entre las autoridades de la UdelaR, pero fueron entrando en razón, no sin polémica y quebraderos de cabeza. Al final, los que quedaron tercamente en contra fueron los integrantes de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUU). Sus argumentos son, según su cabecilla, que Vargas Llosa criticó a Galeano y que es un "empresario político" que no representa las ideas de la Universidad.

Espero, por el bien de la UdelaR, que no todos los estudiantes piensen así. Y me alegra que haya triunfado la visión abierta y tolerante, la que reconoce el mérito de alguien sin importar de qué bando ideológico esté. Como lo hizo hace 4 años, curiosamente, la Universidad Simón Bolívar de Caracas, en plena Venezuela de Chávez. En su discurso de agradecimiento, Vargas Llosa criticó al gobierno chavista. ¿Y eso está mal? Por supuesto que no. Lo lindo de la libertad es el disenso. 

Pero en la UdelaR parece que algunos no quieren que se le reconozcan cosas a gente que no piensa parecido. Porque se creen que Vargas Llosa es un creído de la más radical ultraderecha, que apoya dictaduras, y otra sarta de cosas que me indican que esa gente, evidentemente, no leyó La Fiesta del Chivo. Porque creen que darle un Honoris Causa a alguien tiene que ver con aplaudirle la ideología. Y no es así. Porque entonces la Universidad de Columbia tal vez no le hubiera dado nada a Gabriel García Márquez en 1971. 

A Vargas Llosa, Columbia se lo dio en 2006. Harvard también le otorgó el doctorado. Y Oxford. Humboldt, la Sorbona, Granada, Burdeos, la Autónoma de México, y muchas más le reconocieron su méritos académicos y su testimonio social. Pero la UdelaR tiene que evaluarlo porque por ahí todos los demás se equivocaron. Después nos jactamos de ser plurales. Sólo vamos a ser abiertos el día que dejemos de ver el acto de otorgarle un premio a alguien que piensa diferente como una derrota. 

Lo más triste de todo es que con tantas idas y venidas salimos todos perdiendo. A Vargas Llosa no creo que le cambie mucho recibir o no esta distinción, pero no por eso la merece menos. A la Universidad, al final, le avivó muchos sinsabores latentes, y evidenció una falta de criterio bastante aguda en algunos de sus componentes. Y a los uruguayos en general no nos acercó más a sus libros. Esa es la parte que siento más, porque a mí sus libros me cambiaron la vida. Y los leí sin saber ni para qué partido militaba el autor. Los leí porque eran buenos. Los amé porque eran mágicos. 

Cualquiera que haga brotar reiteradamente en sus lectores ese tipo de admiración, merece un premio. Cualquiera que logre, en cada nuevo libro, mostrar un mundo coherente con todos sus detalles, merece un premio. Cualquiera que sólo usando letras pueda acercar otras realidades a alguien que nunca las vio, merece un premio. Cualquiera que haga pensar merece un premio. Cualquiera que se preocupe por contar las historias de su gente, o de personajes reales del pasado, o que invente seres que podrían haber existido de verdad, para denunciar su miseria o el olvido de su entorno, para exaltar su arte o recordar sus aventuras, para compartir su circunstancia y entender sus decisiones, merece un premio. Cualquiera que demuestre, luego de 60 años de trayectoria, con aciertos y errores, que sigue comprometido con la literatura y con la humanidad, merece un premio. 

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