sábado, 24 de julio de 2010

está pero ya no está

mi abuela A estuvo internada varios días. no entendí bien qué le pasó, pero la conclusión final es que tuvo un avance tremendo en su senilidad. ahora ya está en la casa, y hoy la fuimos a visitar.

es triste verla. si ya estaba olvidadiza y floja, ahora es diez veces peor. le tiemblan las manos, los pies caminan enclenques, y su cerebro se pierde en una especie de éter en el que se va ahogando. le cuesta concentrarse. en muchas cosas es como un bebé. "tengo frío, tengo hambre, tengo sueño, quiero ir al baño". lo demás ya no es trascendente. sabe quiénes somos, pero probablemente no tenga idea de en qué día vivimos. se limita a contestar con frases breves lo que le preguntamos, pero no tiene interés en iniciar una conversación. ni siquiera tiene fuerzas mentales y físicas para tejer o hacer puzzles o palabras cruzadas, las tres cosas en que absorbía su existencia hasta hace algún tiempo.

no sé si le alegra que vayamos. no sé si se siente acompañada. creo que está en una soledad mucha más allá de nosotros, una soledad de la que tampoco es muy consciente. lo único que la distrae es la televisión, pero como una serie de movimientos y sonidos, porque le da lo mismo que sea un documental sobre pájaros que una telenovela o dibujos animados. pasa el rato mirando la pantalla, no hace ni el intento de cambiar de canal. sus ojos están fijos en algo que es la nada. sus manos no paran de temblar, y hasta el mínimo gesto de abrocharse un botón es una odisea. no hace ningún esfuerzo por vestirse, hay que vigilar que coma, y hasta para ir al baño requiere de asistencia.

como dijo papá, ya no es la que era. de mi abuela A no queda casi nada. las pocas chispas de ser que le quedaban se están extinguiendo, se va apagando, y sólo queda el cuerpo que cumple las funciones básicas para existir. se me hace un nudo en la garganta cuando pienso en papá, y en cómo ve desaparecer a su madre. en lo duro que debe ser aceptar esta especie de muerte en vida. en la impotencia de ver cómo alguien pierde las ganas de vivir.

mi abuela A siempre tuvo debilidad por mí. y yo nunca se la correspondí bien. cuando era chica, me regaló para mi cumpleaños un sobre de dormir lindísimo, muy abrigado y con un dibujo de una niña. y yo me puse a llorar porque quería una barbie con vestido de novia. así de tonta y desagradecida fui con ella. y mi pobre abuela me acompañó a comprar la barbie. y en el momento en que tuve la muñeca nueva en mis manos supe que había sido una nieta horrible. y el sobre de dormir siempre fue muchísimo más lindo y útil que la barbie, y mi abuela probablemente se haya olvidado de mi pataleta, pero a mí me quedó grabada, y espero nunca más haber sido tan mala con ella, tan malcriada y tan idiota. perdón.

mi abuela A está pero ya no está. es un cuerpecito menudo y viejo que mira al vacío sentado en un sillón. y eso me causa mucha pena. qué fea es esta vejez que la aisla, que se la lleva sin llevársela, que la humilla, que la empequeñece. qué fea mirada sin brillo, sin luz, sin espíritu. y qué feo saber que sólo le espera una cosa, y que ella tampoco espera nada más.

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