lunes, 26 de julio de 2010

oda al hockey

no hay como sentir el dolor en los músculos al día siguiente de un partido. o el orgullo de ver ese moretón verde en medio de mi rodilla y saber que fue por intentar frenar un tiro peligroso. me gusta sentir que mis piernas están cansadas y saber que hay diez pares más que me acompañan en el cansancio. o mirar mis manos y lamentarme de las cicatrices de los nudillos, pero en el fondo creer que me hacen más fuerte, y definitivamente, mucho menos delicada.

me encanta el ritual de ponerme las medias, las canilleras, los zapatos con tapones. la camiseta es el símbolo de nuestro esfuerzo, y el número que llevo en la espalda me hace sentir importante. soy parte de un equipo, no es pavada. y por más intrascendente que a otros les resulte un encuentro deportivo un sábado a las cuatro de la tarde, para mí roza lo sagrado. y eso que no jugamos por dinero, ni por grandes trofeos, ni siquiera por el reconocimiento, porque el hockey es un deporte pequeño en este país. jugamos por amor al arte, por el placer de ver la victoria en las caras de las compañeras, por gritar un gol, por el honor de ser mejores que las demás en lo que tanto nos gusta. por la amistad y por el esfuerzo. por la gloria que nos inunda el pecho aunque afuera de la cancha sólo nos aplaudan tres personas. por saber que dimos todo y un poquito más también. por ganar, pero sobre todo, por jugar bien.

amo mi palo como si fuera mi mejor brazo. sólo con él le puedo imprimir una velocidad mortal a una bocha. he tenido varios, y trato de que se sientan orgullosos de mí. parece tonto y ridículo, y muy cursi, pero es así. cuando un palo que me fue muy fiel no da para más, lo quemo, y dejo que el fuego le rinda homenaje. es curioso como los objetos se convierten en símbolos. es que dejan de ser simples objetos, y son parte de uno, protagonistas de anécdotas deportivas que se asemejan a relatos de guerra.

voy a jugar al hockey hasta que la vejez me diga basta. espero no lesionarme gravemente. espero poder seguir corriendo bochas y marcando jugadoras durante muchos años más. espero que al equipo le quede mucha vida, porque recién tiene seis años. espero que sigamos siendo amigas aunque algunas abandonen las canchas. espero que sigamos sintiendo que un error es de todas y un gol también. quisiera ser mejor, más rápida, más ágil y tener más punteria. nunca voy a alcanzar un nivel profesional, ni de lejos. eso lo sé, por mucho que duela. no soy una gran deportista. por lo menos, no tengo el cuerpo ni el estado de una. pero espero tener el espíritu, y la dedicación. me esfuerzo en eso, y lo seguiré haciendo. me chillan los músculos de dolor de los dos partidos de este fin de semana. pero me voy a práctica.

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