jueves, 23 de septiembre de 2010

elecciones


foto cortesía de mi prima a.v.

hoy tenía para elegir entre la paz y la calma, y el campo todo para mí, o el bullicio de una casa llena de primos, tíos y abuelos, donde todo se comparte. somos 19 hoy, mañana vienen más, hay ruido en todos los rincones del living, hay charlas por doquier, gente que lee, niños en computadoras, en el suelo, en los sofás, mucha comida y hasta demasiada actividad.

apenas llegamos, almorzamos, y salimos a andar a caballo. mi primo pipe me mostró su gallina marius 2 (hija de marius 1, la legendaria fundadora de la dinastía de marius), con sus cuatro pollos (cleopatra, cachumbero y no me acuerdo de los otros dos). mi prima y sus amigas anduvieron en tres petisos hasta el anochecer. con otras dos primas charlamos un montón en la vuelta a caballo (en morcilla, cachavacha y una innominada), y juntamos unas vacas con mi tío cowboy. después jugué al tenis con mi abuelo, otro tío y una prima, en la cancha de pasto que se fabricó mi abuelo, donde nunca se sabe cómo va a picar la pelota (le da su jeito divertido a la cosa). y después de charlar un rato en el alero, viendo la puesta de sol, mientras los primos chicos jugaban al fútbol, cenamos opíparamente, y ahora cada uno en la suya un rato, mientras de a poco vamos cayendo sobre las almohadas (muchas almohadas).

esto de convivir con la familia tiene su toque de gran hermano, su aire a hotel, y siempre, la libertad de la estancia (bajo los ojos disciplinadores de mis abuelos, claro). me alegro de mi elección, porque aunque también me gusta la paz, esta multitud de parientes, con el grado justo de hacinamiento y privacidad, es de lo más divertido que hay para las vacaciones de setiembre. y los voy a extrañar en mi exilio próximo.

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