sábado, 22 de diciembre de 2012

Reunión

Hoy observé bien las caras de mi familia. Era la primera vez en casi un año que estábamos los cinco juntos. Y a veces me olvido de las caras. Tengo que estar cinco minutos para tratar de armarme un rostro convincente y reconocible en la mente. Se me difuminan rápido. Y tengo miedo de olvidarme de sus caras, de olvidarme de los momentos felices, o que se me escabullan, que no los pueda armar por completo. Tengo miedo de que envejezcamos todos. 

Entonces los observé. Los recorrí con la vista. Los guardé, así como estaban hoy, en la caja fuerte de mi memoria. Nadie me los va a poder robar. Las caras que tienen ahora mismo son mías para siempre.


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